
Damián González, originario de Reynosa, es un artista que puso en práctica su creatividad desde joven, comenzando a expresarse a través de garabatos que identificó como su medio de expresión.
Como cualquier niño en su infancia, Damián González trazaba garabatos en las paredes de su casa, sin imaginar que aquellos trazos y dibujos que ponían su creatividad a flote se convertirían en el primer acercamiento que tendría hacia el arte, y motivo por el que despertaría un interés peculiar en él.
Damián González es originario de Reynosa, Tamaulipas, detalla que siempre tuvo un interés hacia la escritura y pintura mientras cursaba la carrera de Físico Matemático en la Universidad México Americana del Norte (UMAN), lugar donde comenzaría a desarrollar su pasión por las artes tras visitar constantemente la biblioteca universitaria.
“Yo creo que a través de los garabatos todo niño o niña inicia pintando alguna pared de la casa, usando crayones, y es cuando descubrimos el arte. El garabato es una línea indefinida que aparentemente no va hacia ningún lado pero que puede contar algo”, resaltó.
En su relato, el reynosense contó que aunque siempre tuvo gusto por las letras (que descubrió sumergiéndose en la lectura de cómics), resaltó que nunca recibió un encaminamiento dentro de su núcleo familiar para seguir su pasión por el arte, pues al ser el tercer varón de su familia, su educación fue similar al resto de sus hermanos, quienes no desarrollaron este gusto.
“Creo que mi mamá estaba acostumbrada a educar varones. No le echo la culpa, pero fue hasta años después que profesores en forma notaron que escribía y me motivaron a no dejarlo”, mencionó.
Agregó que fue a partir de la universidad cuando sus profesores se acercaron a él y le hicieron ver que era buen escritor. “Ellos me decían: ‘se ve que te gusta escribir’”, recordó el entrevistado.
Sin embargo, el factor que marcó una diferencia significativa en su camino, fue el bibliotecario Gustavo Salazar, quien se acercó a él tras notar que concurría muy seguido a este espacio para leer y realizar ensayos universitarios.
Damián explica que el bibliotecario Salazar se acercó a él cuestionando su gusto por la escritura. “En ese momento me preguntó por autores literarios que no conocía”, añadió.
La recomendación del bibliotecario fue una obra de Charles Bukowski, una lectura que marcó una pauta significativa en su carrera artística, pues despertó su interés por la literatura. Gracias a Salazar, el joven universitario fue dirigido con Fernando Caballero, quien en ese momento era director de difusión de la UMAN y se convirtió en su primer mentor.
Fue a partir de ahí que a Damián se le abrió un abanico de oportunidades para comenzar a formar su carrera dentro del mundo artístico, participando en círculos de lectura, talleres de literatura y clases de expresión corporal en teatro.
Encaminado hacia lo literario, comenzó a escribir cuentos y poemas que en ese momento no compartía con nadie.
En 2017 comenzó con su proyecto “Garabatos”, el cual surgió de su inspiración de cuando rayaba con crayolas las paredes de su casa. Fue así que su formación en la plástica lo llevó a tener una exposición individual y colectiva en museos del Estado de Nuevo León.
El entrevistado, explica que en ese entonces cuando era estudiante de universidad, fue descubriendo su pasión paulatinamente. “Yo en ese momento pensaba que si era escritor, ya no podía ser fotógrafo, que tenía que dedicarme a una sola disciplina”, compartió.
SUS OBRAS
El oriundo de Reynosa, escribe poesía, cuento, novela y ensayo, y es autor de los libros Garabatos, de la editorial Regia Cartonera, que incluye una colección de sus primeros garabatos en un formato de libro en lámina (con hojas sueltas); Crímenes en miniatura, que fue editorializado por Poetazos, un ejemplar adaptado en tamaño miniatura; el Garabestinario, por la editorial El Astillero, una novela gráfica escrita en homenaje a tres grandes escritores: Juan José Arreola, Jorge Luis Borges y Julio Cortázar; Alicia en el edén y otras mentiras, por La Tinta del Silencio en la Ciudad de México, que son adaptaciones de cuentos clásicos como Caperucita Roja o Alicia en el País de las Maravillas, adaptadas a circunstancias de los últimos años en Reynosa.
Damián es fundador de la Sala de Lecturas Carlos Plaza, Club de Lectura virtual y co-fundador de la Casa Comunitaria del Libro Víctor Gonzáles.
PROCESO CREATIVO
Damián González agregó que conforme se adentraba a las nuevas disciplinas que ponía en práctica tomaba pausas para aterrizar correctamente sus conocimientos dentro de cada área, como fue el caso de la fotografía.
“Yo me considero un fotógrafo accidental”, señaló el reynosense, explicando que su pasión por la fotografía lo llevó a participar en 45 exposiciones en colectivo y siete individuales.
En su relato, señaló que la fotografía es una pasión que describe como “accidental”, pues captura los momentos que ante sus ojos parecen dignos de atesorar en una imagen.
-¿Qué consejo le darías a aquellas personas que buscan desarrollar su voz artística y literaria?
“Yo el consejo que les puedo dar es que continúen, que confíen en su intuición de crear. Hay gente que sabe cantar y le da pena hacerlo. Es eso, que escuchen su voz interior, que no dejen de crear, que se acerquen a las instituciones de cultura como el Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes (IRCA), la Casa de la Cultura o espacios alternativos a los que también pueden acudir como el Parque Cultural de Reynosa. Yo digo que no dejen de hacerlo, que el papá, mamá o maestro que ve que un niño tiene talento, lo acerque a talleres para que mejore y no deje de hacerlo”, señaló.