
Los Medici fueron una de las familias de Florencia más influyentes del periodo conocido como el Renacimiento. Comenzaron como banqueros y trasladaron su influencia a la política. En 1478, la familia Pazzi orquestó un complot para asesinar a Giuliano de Medici y a Lorenzo “El Magnífico”, aunque fallaron con este último. Todo parecía indicar que sería el fin de la familia, pero la firmeza, inteligencia y astucia de Lorenzo consiguieron consolidar aún más su poder.
En 1494, los Medici fueron expulsados de Florencia. Sin embargo, una serie de maniobras estratégicas y alianzas importantes les permitieron regresar triunfantes en 1512, con el apoyo de León X, un Papa perteneciente a la familia. Este regreso les permitió expandir su influencia hasta Roma. Para ellos, cada desafío era una oportunidad de empoderarse. Las conspiraciones, el exilio y los atentados que sufrieron, lejos de hundirlos, los fortalecieron.
Su influencia no sólo fue política, sino también cultural. Como mecenas, impulsaron a muchos artistas y científicos, entre ellos Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Galileo Galilei.
Cuatro Papas y dos reinas se cuentan entre sus miembros más destacados. Su poder político se extendió durante cerca de tres siglos. Su ascenso estuvo marcado por traiciones, intrigas y persecuciones, de las cuales, por cierto, siempre salieron avante.
En la parte más alejada del estado se encuentra Nuevo Laredo, un municipio estratégico para la economía de todo el país, ya que representa el primer puerto comercial terrestre. Su localización geográfica y su importancia en el comercio, conectando directamente con más de 50 países que exportan sus productos a Estados Unidos, lo hacen crucial. Aunque su territorio representa poco más del 2 por ciento de la superficie del Estado, su relevancia es inmensa. Allí gobierna Carmen, una mujer perteneciente a una dinastía marcada por la lucha y los ataques orquestados desde el poder. Acoso, persecuciones y fabricación de expedientes son sólo parte de lo que ha enfrentado.
Carmen es ahora dos veces alcaldesa de su municipio. En su primer periodo alcanzó la presidencia municipal resistiendo los embates del cabecismo, que no podía permitir que una Canturosas llegara al poder. Su hermano Carlos también había sido alcalde y, siendo un personaje querido, fue igualmente perseguido por el poder estatal panista. Carmen enfrentó todo tipo de ataques: desde el acoso de la policía, hasta de la fiscalía, orquestados por la ex priista Yahleel Abdalá. Frente a toda la presión ejercida, Carmen tuvo un primer mandato limpio, sobrio, y se destacó por sus obras y por no caer en la soberbia que caracterizó a otros alcaldes fronterizos.
La elección de su segundo periodo ha sido uno de los capítulos más “interesantes” de la política estatal. La oposición presentó a la misma candidata, con las mismas trampas y las mismas mañas, pero esta vez más subiditas de tono. Hicieron hasta lo imposible por ganarle, a la buena, a la mala y a la peor.
Así como Lorenzo, Carmen, con firmeza, inteligencia y astucia, resistió los embates en su contra. Ganó la elección y se ha dedicado a gobernar sin protagonismos. Hoy se posiciona como una mujer clave en la política del Estado. La dinastía que representa no tiene nada de qué avergonzarse, al contrario, ha seguido fielmente el legado de resiliencia que inició su padre.
Carmen y los suyos han tomado cada desafío como una oportunidad. Todas las conspiraciones que han sufrido, lejos de hundirlos, los han fortalecido cada vez más.
En Italia y el mundo, los Medici tienen una historia y un legado cultural y político que hoy se aplaude.
En Tamaulipas, si alguien tiene una historia qué contar de un legado de lucha y resistencia es Carmen y los Canturosas.
¿A poco no?
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“El poder no se trata sólo de riqueza o influencia, se trata de conocimiento y comprensión, de saber cómo utilizar lo que se tiene”.
-Paul Strathern