
Durante la pandemia de Covid-19 la pequeña comunidad de Sierra Blanca se convirtió en un sitio desolado, la población se redujo considerablemente y la plusvalía por la tenencia de la tierra disminuyó en exceso. En consecuencia, un grupo de inversionistas ha encontrado la razón perfecta para hacerse de propiedades baratas muy cerca de México (pagando sólo seis mil dólares por cada cuatro hectáreas), pero ¿por qué tal interés?
Camino de El Paso, Texas. A una hora al oriente de esa ciudad fronteriza existen lotes rústicos que han sido puestos a la venta a precios de remate. El polvoriento poblado de Sierra Blanca, que tiene ayuntamiento, un hotel, una iglesia, un presidio, un par de estaciones de gasolina y una escuela está en medio de la nada. ¿Por qué debería coger un inusitado interés para los inversores?
A más de cuatro años del estallido de la pandemia de Coronavirus, que provocó un éxodo de personas de este territorio, aún puede percibirse la inactividad y el abandono, pero lo que no muchos saben es que tras bambalinas se ha movido un ambicioso plan de un grupo de empresarios del sector productivo y energético de ver vida donde prácticamente no la hay.
Eso sí, los días aquí son muy tranquilos que puede escucharse el sonido de las abejas y hasta los cascabeles de las serpientes. Con excepción de la Autopista Interestatal número 10 no pasan muchos autos. Tan alejado está el pueblo de las grandes urbes texanas que se encuentra más cerca Albuquerque, Nuevo México, que Dallas.
Sin embargo, existe un potencial negocio que en pocos años podría cambiar la fisonomía de esta árida región: más allá de que pareciera locación de una película postapocalíptica (por los carcomidos locales en desuso, anuncios derribados por las fuertes ventiscas y sus agrestes y arenosos caminos), gracias a la tecnología de siembra por goteo estas tierras podrían ser útiles para producir más comida y medicamentos para una población nacional en franco crecimiento, además de los planes con vocación energética.
Un camionero revisa los neumáticos de su unidad. En español dice no ser nativo de ese lugar, aunque reconoce que la mayoría de las construcciones se miran afectadas por la corrosión. Los muros derruidos hacen juego con las desvencijadas lámparas en el paradero de descanso para los traileros que van de paso.
Saliendo del pueblo todo es prácticamente un desierto. Ni los pocos habitantes imaginan que este punto, que apenas aparece en el mapa geográfico, esté cobrando notoriedad, luego de que los grupos de inversionistas Nuveen y Manulife Investment incrementaron la compra de predios.
A la fecha ambos han adquirido 1.65 millones de acres, lo que son alrededor de 670 mil hectáreas, pagando seis mil dólares por cada cuatro de éstas, de acuerdo con información del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
¿AGRICULTURA
O LOGÍSTICA ENERGÉTICA?
Los expertos consideran que se está apostando al desarrollo de las ciencias tecnológicas aplicadas a la agricultura, como los sistemas por goteo, la robótica y la inteligencia artificial, en la edificación de nuevas zonas industriales para construir un emporio donde no lo hay, para crear una cadena de suministros en una zona estratégica cercana a la franja limítrofe con México.
Aunque la compra acelerada de terrenos también podría tener que ver con la construcción de infraestructura petrolera, con una estación y un gasoducto transnacional que será construido en el año 2032.
En el futuro el tren, que ya no se detiene en Sierra Blanca, podría hacer nuevas paradas y, si las previsiones son certeras, se generarán también miles de empleos. Por ahora algunas son meras suposiciones.
Pero ¿a quién no le gustaría tener un pedacito de Texas por 100 mil pesos?, es la pregunta que se formulan analistas en la materia en los diarios de circulación nacional.
Recientemente empleados del condado de Hudspeth admitieron que a no ser por la redada de indocumentados, el presidio local no tendría razón de ser.
“Simplemente esperaríamos a que el borracho de la ciudad apareciera de vez en cuando”, declaró el juez, Mike Doyal.
El calor abrazador en el verano hacen inhóspita la vida en este sitio. A pesar de eso a Sierra Blanca se le conoce como punto de tránsito de inmigrantes y de drogas. Los empleados del condado dependen de los dólares del gobierno federal para procesar como primera escala los delitos en la oficina del Alguacil, pero los recursos aportados resultan insuficientes, ya que también son una carga pública para los contribuyentes locales.
Desde los años setenta operar el puesto de control de Sierra Blanca, situado a unos 25 kilómetros de la frontera mexicana, también ha sido costoso para la pequeña población. El campo petrolero de Texas Eagle Ford Shale, con tierras millonarias por los yacimientos de gas y aceite, se encuentran retirados de esta circunscripción y el flujo de dinero también.
La construcción de un gasoducto para la exportación de gas aún queda lejos. Se prevé que hasta 2032 se edifique un depósito con una capacidad de 2 mil 834 mil millones de pies cúbicos diarios para transportar gas natural licuado a México, que será llevado a una planta en el municipio de Libertad, Sonora, de acuerdo con datos de la Comisión Federal Reguladora de Energía (FERC, por sus siglas en inglés).
Sin tanto comercio la economía del Condado está devastada, por lo cual las autoridades han tenido que recurrir a otras opciones para poder garantizar la supervivencia. Al parecer la venta de terrenos baratos supone un paliativo, pero aún faltará por determinar a qué costo.