Por Alfonso Ibarra Alanís.
La tierra parió al hombre
y el hombre está matando a la tierra.
El hombre le da a su madre veneno, desamor…
el planeta le devuelve ira, destrucción…
Dijo Nervo:
“…veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino…”
Del mar, fuente de vida,
llegó un huracán con muerte.
Gran Arquitecto del Universo:
A usted que construyó lo sublime,
hoy le pido que haga sensible al hombre
para que construya esperanzas con las manos,
y las coloque en los surcos
de la huerta de su hermano;
le pido que lo inspire a marchar
con abrazos y faenas, fuerza y sabiduría,
hacia el rumbo de Acapulco.