
Sebastián cursa el quinto grado de primaria y a sus diez años pesa ya 67 kilos. Sus compañeros le hacen burlas constantemente por su aspecto físico, algo que lo desanima, pero no lo sorprende.
Sabe que ese peso no es el ideal para su edad y estatura (1.50 metros), por eso el estudiante ya no desea comer más cosas que le hagan daño, pero los antojos lo terminan dominando.
En la cooperativa de su escuela, un conjunto de refrescos, malvaviscos, frituras y caramelos lo esperan a la hora del almuerzo. Los 20 pesos que le dan al día para gastar no son suficientes para saciar su apetito.
Como él, en Reynosa existen 31 mil niños que padecen algún grado de obesidad, muchos de los cuales se encuentran en peligro de contraer enfermedades derivadas del sobrepeso, como la diabetes y la hipertensión arterial.
El problema es tan grave, que en algunas instituciones educativas de esta frontera, como la escuela primaria “Rafael Ramírez Castañeda” de la colonia López Portillo, se ha detectado que el 70 por ciento de sus estudiantes padecen de sobrepeso.
Este problema se ha profundizado preocupantemente durante la última década, en la que México escaló hasta el primer lugar entre los países con mayor número de “gorditos”, incluso, por encima de Estados Unidos, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Mientras tanto, Sebastián confesó que no sabía que estar excedido de peso puede originarle una grave enfermedad.
El niño, quien fue entrevistado respetando su anonimato, manifestó que su madre le informó hace poco que llevaba unos kilos de más (10, para ser exactos).
Por tal motivo relató que con regularidad es blanco de las mofas de sus compañeros de clase.
“Todos me molestan y me dicen que soy un ‘cebo’, una ‘bola de manteca’ y eso me duele mucho. Me hacen sentir mal porque como ellos están flacos”, refirió visiblemente dolido.
Admitió que ese peso que le sobra hace que se canse y le duelan “los pies y rodillas”.
NO ES POSIBLE TAPAR
EL SOL CON UN DEDO
El propio presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, admitió que la obesidad es un asunto de importancia nacional, pues tan sólo en el año 2009 la Secretaría de Salud Federal erogó 42 mil millones de pesos para atender enfermedades que de ésta se desprenden.
Reynosa es el municipio que ocupa el primer sitio con más personas afectadas por el sobrepeso es Tamaulipas, de acuerdo con Dora Lilia Ruiz Treviño, subdirectora del área de Asistencia Social y Salud del Sistema DIF (Desarrollo Integral de la Familia).
La funcionaria explicó que frente a ese escenario –de malnutrición–, el alcalde, Oscar Luebbert Gutiérrez, decidió poner en marcha un programa en las escuelas primarias de la ciudad para buscar que los menores se alimenten sanamente.
“Comenzamos el año pasado midiendo y pesando a cada uno de los niños en las 255 primarias existentes. De los más de 81 mil alumnos que conforman estas escuelas actualmente estamos trabajando con 31 mil de ellos (el 37 por ciento), pues presentaron algún grado de sobrepeso y de obesidad”, especificó.
La doctora cirujana por la Universidad del Noreste de Tampico (UNE), mencionó que la “gordura” es clasificada cuando una persona supera en un 20 por ciento su peso corporal. Eso, dijo, también depende de la talla.
“Estamos abarcando planteles en colonias como La Joya, Arco iris, Satélite, Benito Juárez y Mano con Mano, entre otras. El programa lo que hace es concientizar a los padres de que hay que cambiar el estilo de alimentación en sus hijos”, comentó.
EL NEGOCIO DE LAS FRITANGAS
Pero aunque las autoridades municipales van hasta las primarias para hacer campañas contra la nutrición desordenada, los directores y maestros, tal parece, no desean mudar a comidas más saludables para su población estudiantil.
Una de las razones por las cuales desoyen los programas de salud es que tanto las cooperativas como los puestos de comida ambulantes representan una suma considerable en ganancias para todas las escuelas.
Diariamente los proveedores de botanas, bebidas gaseosas, jugos sintéticos, golosinas y frituras, tienen que surtir los anaqueles que se quedan vacíos por el ejército de niños consumidores que arrasan con todos los productos: chicharrones, papas fritas, nachos, churros, cacahuates, mazapanes, chocolates, panes, pastelillos, paletas y tamarindos (sin contar otros antojos como los tacos de harina, las tortas y las sincronizadas) por los cuales se genera una venta que supera varios miles de pesos semanales. En pocas palabras, el negocio son los niños.
En tanto que los “vendedores de triciclo” pagan una cuota semanal a los colegios de gobierno para poder inclusive, trabajar dentro de estos.
Elotes en vaso con mantequilla, mayonesa y queso; nieves y raspados, son la clase de productos que les producen mejores ganancias.
UN PELIGRO PARA LA SALUD
Buscando conocer el tipo de alimentos que están consumiendo los niños en las escuelas de la ciudad, Hora Cero realizó un ejercicio de nutrición para saber de qué manera perjudica a los niños esta clase de alimentos.
Para ello se acudió a la tiendita de la primaria “Eladio Zavala” de la colonia La Joya, para investigar cuáles son los alimentos más populares entre los estudiantes.
Bastaron 85 pesos para hacerse de cinco bolsas de frituras de harina enchiladas, tres refrescos de soda, cuatro chocolates, una bolsa de cacahuates, tres pulpas de tamarindo, cuatro paletas, seis caramelos, un bombón, tres polvos de chile, una oblea de cajeta y un chicle. Cabe señalar que estos son los únicos alimentos que la cooperativa ofrece a los niños de la escuela primaria “Eladio Zavala”.
Posteriormente la bolsa con todas estas golosinas fue analizada por María de los Angeles Zavala Díaz, jefa del Departamento de Dietoterapéutica del Instituto Mexicano del Seguro Social y presidenta del Colegio de Nutriólogos de Reynosa, quien fue contundente con su diagnóstico: todo es comida chatarra.
Indicó que cada uno de estos productos tiene elevadas cantidades de harinas, grasas y azúcares que no sólo no brindan ningún nutriente al cuerpo de los niños, sino que representan un riesgo para su salud.
Explicó que los refrescos tienen altas concentraciones de azúcar que luego se convierten en energía en el cuerpo de los menores, pero que al no ser quemada de manera adecuada por medio del ejercicio, se convierte en grasa provocando la obesidad.
En el caso de las frituras, estas son perjudiciales por las altas concentraciones de grasa y harinas que contienen y que también son un riesgo de obesidad.
“Ese tipo de productos tienen mucha harina pero lo que es peor, contienen ingredientes irritantes para el sistema digestivo que pueden provocar problemas de colitis o gastritis”, precisó.
Zavala Díaz indicó que en su experiencia en el IMSS ha visto cómo niños tan pequeños como de tres años de edad han llegado al instituto buscando atención médica pues tienen problemas de gastritis.
Agregó que el consumo de estos productos en lugar de una dieta balanceada puede traer consecuencias tan graves en el desarrollo de los niños como lo es una desnutrición severa, problemas de crecimiento, desarrollo de la piel, vista e incluso la aparición de enfermedades vesiculares, hepáticas, gota, ovario poliquístico, daño renal, diabetes mellitus.
“Todo esto viene a significar un impresionante descenso en la esperanza de vida de estos niños para cuando sean adultos”, explicó.
Otros trastornos que se han identificado en niños y adolescentes con sobrepeso, son molestias a nivel de la columna, defectos de la postura, problemas en pies, piernas y rodillas, entre otras.
Zavala Díaz agregó que de acuerdo con expedientes del IMMS, los niños obesos tienen tres veces más posibilidades de mantenerse con exceso de peso en la etapa adulta con el riesgo de llegar a presentar obesidad extrema.
Para la nutrióloga, la labor de los padres de familia es fundamental para acabar con este problema, por lo que les recomendó que se aseguren que sus hijos desayunen, coman despacio, establezcan horarios para la comida, evitar la “comida rápida”, tomar mucha agua y realizar, al menos, 30 minutos diarios de actividad física.
PROBLEMA DE SALUD PUBLICA
Azalia Cepeda Vela, médico general con un diplomado en nutrición clínica, mencionó que la obesidad infantil ha ido en aumento durante los últimos años al grado de llegar a convertirse en un problema de salud pública.
La médico explicó que el niño llega a ser obeso por el aumento en el consumo de alimentos chatarra, un problema que es responsabilidad de los padres, quienes no supervisan la alimentación de sus hijos.
Además, está el problema de que los niños llevan una vida sedentaria, pasando horas frente al televisor, videojuegos y computadoras.
Enrique Márquez Pérez, médico pediatra, mencionó que los niños que sufren de obesidad pueden experimentar dificultades para respirar, problemas ortopédicos, trastornos cutáneos, hinchazón de los pies y tobillos, además de estar en riesgo de sufrir enfermedades coronarias, asma, cáncer, enfermedades de la vesícula biliar y diabetes.
Por su parte, Rosa Elena Eguía Lis Núñez, nutrióloga, recomendó evitar ciertos alimentos que debido a su composición favorecen el aumento de peso, como lo son los refrescos que contienen una alta cantidad de azúcar, la cual se transforma en grasa, especialmente en triglicéridos.
Explicó que una lata de refresco contiene aproximadamente cuarenta gramos de azúcar y puede ser suplida por aguas naturales que además de carecer de conservadores, aportan altos valores nutricionales a quien las consume, debido a sus vitaminas.
La nutrióloga consideró importante enseñar a los niños a consumir frutas y verduras y para ello se pueden aderezar con salsas o chile en polvo que las hagan más atractivas para los menores de edad.
El ejercicio es otro aspecto que debe formar parte de la vida de cualquier persona y en los niños no es la excepción.
Incluso caminar es una alternativa que aporta grandes beneficios, además de que es un ejercicio completo no representa costo alguno. En este caso el apoyo de los padres es fundamental porque son ellos quienes motivan a sus hijos a hacer ejercicio.
Lis Núñez mencionó que el desayuno es el alimento más importante, pues aporta los nutrientes necesarios para que el niño comience bien su día. Lo más recomendable es una fruta o cereal acompañado de algún lácteo.
Horas más tarde el niño puede consumir un sándwich preparado con pan integral, queso amarillo y jamón de pavo o pierna, que puede contener mayonesa light y no causa ningún efecto negativo en los niños.
Además, puede ir acompañado con una fruta y unos cacahuates o almendras, o si lo prefiere, una barrita de granola.
Para las comidas, los especialistas recomiendan dividir el plato en tres secciones: la primera con vegetales, la segunda con carne roja o blanca y la tercera con algún grano como arroz o frijoles.
Por la tarde el pequeño puede consumir una merienda consistente en un licuado, fruta, galletas con leche o cualquier botana nutritiva, teniendo en cuenta que deben consumir por lo menos, tres frutas al día.
A la hora de la cena pueden consumir lo que acostumbren en la familia, pero de preferencia que sean alimentos “ligeros”.
DULCE VENENO
Aun con el riesgo que implica deglutir alimentos chatarra, los niños deciden por los que mayor destrucción les causa a su organismo.
Tal es el caso de Ana Hernández, alumna de la escuela primaria “Eladio Zavala”, quien hizo patente su gusto por las paletas, los bombones, los cacahuates, las obleas y los “duvalines”.
Su amiga Joana Ceballos, mencionó que prefiere las paletas, los chicles y los “pintalabios”. La menor de robusta figura definió que a la hora del recreo come “Sabritas y una Coca”.
José Ruiz, otro de los niños que curiosos se acercaron para la foto, aclaró que le gustan todos los dulces, los “Cheetos” y las tortas.
Sin empacho delató que su madre no le pone comida para el almuerzo
“A mí me dan dinero. A mí no me ponen lonche, porque no somos bebés, sólo a los niños de primero les dan”, expresó categórico el estudiante de aproximadamente nueve años de edad.
SENTENCIA MORTAL
Dora Lilia Ruiz Treviño manifestó que existe un signo característico en los niños que están propensos a desarrollar diabetes.
“La acantosis nigricans se localiza en la parte posterior e inferior del cuello. Tiene forma de sombreado oscuro. Cuando esa seña aparece lo más seguro es que el menor vaya a enfermar de azúcar.
Por eso, lo que hacemos es contactamos con el director y pedirle que haga una reunión con los padres en las cuales vamos un grupo de especialistas: un médico, una nutrióloga y un dentista para informarles en lo que puede desembocar tal obesidad.
Se le aconseja a la madre sobre la ‘lonchera saludable’, que tiene que ver con lo que le pone al alumno de comer desde la casa; se les deja abierta la invitación para acudir al programa ‘Crece sano’ y se lleva un control de peso que algunas veces alcanza a toda la familia, pues si un niño presenta esta problemática es porque el papá, la mamá o ambos están en la misma condición de sobrepeso”, afirmó la encargada del área de Asistencia Social y Salud del Sistema DIF.
Aunque la funcionaria no quiso revelar cuales escuelas primarias resultaron con mayor número de niños “gorditos”, Hora Cero detectó que la escuela “Rafael Ramírez Castañeda” de la colonia López Portillo y la “Eladio Zavala” de La Joya son las que más adolecen de este problema.
CON LOS FRITANGuEROS DENTRO
Fue precisamente en ese plantel donde el presidente municipal se reunió la tercera semana de febrero con todo su aparato de gobierno para dar oficialmente el banderazo al programa “Por una niñez sana”.
Ahí dijo que se hizo una detección por nombre y apellido de los niños que arriba de peso y se comprometió a atenderlos y darles seguimiento.
Sin embargo, mientras se desarrollaba la ceremonia los “fritangueros” estaban vendiendo dentro de las instalaciones educativas los alimentos que se busca erradicar.
Al ser cuestionado sobre este tan contradictorio asunto Martín Guevara Márquez, el director de la escuela, dijo no poder intervenir para que sus alumnos coman saludable (Hora Cero, 288), por lo cual los vendedores ambulantes están facultados para trabajar al interior de las instalaciones docentes.
“Hay una propuesta en el Congreso del Estado para legislar sobre los alimentos que se deben vender y los que no se deben vender. Todos sabemos que las frituras son perjudiciales para los niños y sabemos que quienes no almuerzan en su casa y se vienen sin desayunar muchas veces consumen comida chatarra.
Nosotros sabemos que está mal, pero si los padres de familia no nos ayudan en casa a crear una cultura específica sobre la alimentación nosotros no podemos hacer nada. No podemos andar atrás de los niños pidiéndoles que no lo consuman fritangas”, esgrimió el profesor.
–Pero ¿por qué entonces vemos que dentro de la escuela se permite vender esta clase de alimentos?
“En ese sentido nosotros hacemos un contrato con los vendedores y desde ese punto de vista no le podríamos exigir que vendan tal o cual alimento. Ellos pagan una cooperación directa a la mesa directiva y ellos venden lo que creen que deben vender”.
–Quiere decir que ¿van a continuar ofreciéndose alimentos chatarra?
“Por lo pronto van a seguir mientras no haya una legislación que no nos dé a nosotros un argumento legal para erradicar esta actividad. No tenemos un argumento legal para decir ya no se vende”.
En el mismo evento Víctor Aguilar Orta, secretario de Salud municipal, definió: “Esto está fuera de la norma que manejamos nosotros. Se le pide a la dirección de las escuelas hablar con los encargados de las cooperativas para mudar la clase de alimentos que venden a comidas más nutritivas para los niños”, argumentó.
Días posteriores, al volver a la escuela donde el alcalde puso en funcionamiento el programa que hace frente a la obesidad, Hora Cero comprobó que los vendedores de comida chatarra continúan en el lugar con la misma clase de productos nocivos para la salud. Esta ocasión el director no quiso hacer ningún comentario.
SE ENCIENDEN LAS ALERTAS
En el mismo contexto Gilberto Martínez Lucero, director de la escuela “Rafael Ramírez Castañeda” de la colonia López Portillo, donde se detectó que 380 de los 540 niños que ahí estudian tienen problemas de sobrepeso; aceptó que ésta es una llamada de atención para las primarias de Reynosa y para los padres de familia.
“Sí es preocupante para todos nosotros que la obesidad esté afectando cada vez más a los niños, por eso tenemos que disminuir los índices de sobrepeso de manera urgente.
Sin importar el color de la próxima administración creo que se debe continuar con este programa y darles seguimiento a los alumnos que presentan ese problema, quienes generalmente no trabajan al mismo nivel académico de sus demás compañeritos”, comentó.
No obstante, la escuela primaria “Rafael Ramírez Castañeda”, que pertenece a la zona escolar 168, también consiente que se vendan frituras y refrescos dentro de sus instalaciones.
En ese sentido los empleados se comprometieron a ofrecerles a un corto plazo mejores alimentos a sus estudiantes.
“El programa (‘Por una niñez sana’) pretende llevar una alimentación balanceada a base de licuados y yogures de diferentes sabores, para lo cual todas las cooperativas escolares se van a vigilar de cerca.
“Hay que ir cambiando los chicharrones y cosas chatarras que no tienen un grado de alimentación nutritiva, por alimentos saludables.
“En cuestión de los vendedores ambulantes vamos a hablar con esas personas para que ofrezcan un producto más higiénico y nutriente”, dijo Martínez Lucero.
Acerca del alarmante número de menores que registraron obesidad en este plantel –de acuerdo a datos oficiales del gobierno municipal– el director señaló que “no fueron tantos, solamente 33”.
Lo cierto es que la escuela que dirige es todavía el Edén de los dulces y las fritangas.
DESINTERES FAMILIAR
Pero no toda la culpa del sobrepeso en la niñez de Reynosa le pertenece a los planteles educativos. Dora Lilia Ruiz Treviño reprochó que las madres de familia tampoco les están prestando suficiente atención a lo que consumen sus hijos, pues muchas ni siquiera les dan desayuno argumentando que éstos no tienen hambre.
“Lo peor es que el menor se expone a un tiempo prolongado sin alimento por lo cual la primer comida va a entrar íntegra al cuerpo; en cambio, si come a la hora adecuada el organismo lo que hace es seleccionar lo que le sirve y lo que no lo desecha, por eso es muy dañino pasar por alto el desayuno”, ilustró.
En la otra cara de la moneda el agudo consumo de refrescos pone en un estado crítico la salud de los niños, que cada vez toman menos agua natural.
“Los mexicanos hemos cambiado nuestros hábitos de alimentación a las sodas, las pizzas y las hamburguesas. Antes éramos más del maíz y de las legumbres”, señaló.
No obstante, la doctora, quien cursó su especialidad en el Centro Médico Siglo XXI de la Ciudad de México, recalcó lo perjudicial que resulta que las escuelas sean el paraíso de las frituras, los pasteles, los bizcochos y toda clase comida elaborada a base de grasas que difícilmente desecha el cuerpo de los niños.
“Tal vez las cooperativas las tienen por lo rápido y lo fácil que le resulta a los alumnos comprarlas, pero sería todavía más económico si éstas emplearan frutas, porque tendrían mayor provecho para los estudiantes, en vez de ponerles algo rico que no los nutre sino que los está engordando”, comparó.
NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO
La encargada del programa contra la obesidad echó abajo la hipótesis de que un niño gordo es un niño sano, pues puede incluso estar anémico.
“Los chicos con sobrepeso tienen además mucha dificultad para hacer ejercicio, pues si corren se cansan fácilmente, les dan calambres o hasta dolor en el área hepática, porque el hígado se fricciona con las costillas.
También reflejan complicaciones en la columna vertebral, las piernas y las rodillas, que comienzan a desviarse. Para colmo, los niños gorditos tienden a deprimirse por baja autoestima, ya que son el centro de muchas bromas”, indicó.
Según Ruiz Treviño una encuesta nacional de nutrición demuestra que si un menor llega con sobrepeso a los 11 años, lo más seguro es que toda su vida se quede así, porque es en la adolescencia cuando se recrudecen las burlas, entran en depresión y buscan otras salidas.
“Hemos detectado una cantidad significativa de niños con acantosis nigricans. En una escuela con 540 niños 187 resultaron obesos y allí descubrimos que 42 tenían el sombreado oscuro en el cuello. Estos fueron enviados con sus médicos familiares al Seguro Popular, al IMSS y sus derivados
“Ahora, se está viendo que la diabetes de los adultos ya la padecen los niños de siete años, por eso debemos tomar una acción urgente”, exhortó.
Actualmente México es un país cuya población en un 77 por ciento tiene un grado de sobrepeso u obesidad.
“Estamos hablando que dentro de ocho o nueve años este inconveniente alcanzará al 90 por ciento de los habitantes. Si estamos diciendo que ya las enfermedades de adultos se están presentando en los niños quiere decir que en poco tiempo van a debutar con diabetes muchísimos adolecentes que ahorita están cruzando con obesidad”, pronosticó la empleada del DIF, quien en el otro lado de la balanza hizo énfasis en que los padres de familia volteen a ver la salud de sus hijos.
“La Sociedad Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) recomienda que se limite a una a dos horas diarias el uso de la televisión en menores, pero nosotros les permitimos también la computadora y los videojuegos hasta cuatro horas al día.
“Por eso se les pide a los padres que convivan con sus niños y una manera de hacerlo es salir a hacer ejercicio con ellos”, remarcó la doctora, quien trabaja con un equipo de 15 personas.
Mientras tanto, Sebastián, que padece en carne propia las consecuencias de la obesidad infantil, pidió que otros niños que están atravesando su mismo problema “se cuiden, hagan ejercicio y no coman mucho”.
“Yo deseo bajar, porque no quiero seguir así de gordo”, dijo antes de dejar la dirección de la escuela y volver a su salón de clases. v
Con información de
Beatriz Flores y Gerardo Ramos
“Los mandamos con lonche”: mamás
Para María del Rosario Piña, madre de familia, una de las causas por las cuales los niños de hoy comen erróneamente es que sus progenitores laboran y no tienen el tiempo para guisarles ni ponerles lonche, aunque reconoció que no es su caso.
“Yo tengo tres hijos y sinceramente nunca les he dado dinero para que gasten, yo siempre les pongo desayuno. Quizá es porque tengo la oportunidad de hacerlo y no trabajo.
Sí me parece bien que exista un programa que les enseñe lo que tienen que comer y lo que no”, aseguró.
Margarito Rodríguez, vendedor de frituras dijo que sí estaría dispuesto a dejar de vender tales productos y sustituirlos por otros más saludables si así se lo piden en la escuela donde trabaja.
“Las fritangas sí son malas. Es posible que solamente les traiga fruta a los niños”, acotó.
Aún con todo el mecanismo municipal que busca mitigar los problemas de malnutrición infantil, personas como Laura Ibarra, encargada de una cooperativa escolar consideró que los menores siempre buscan las papitas, los refrescos y los dulces antes de nutrirse con responsabilidad.
“Yo pienso que la obesidad sí está mal en los niños, pero que ellos ya vienen con el mal hábito de alimentación desde su casa, porque yo vendo yogur, licuados y fruta picada.
Las maestras lo piden y de hecho, hay madres que se preocupan por sus hijos, pero hay otras que no lo hacen y por eso los niños optan por la fritura”, examinó.