
Ya estoy cansado luego de concretar, organizar y apoyar en la logística de los recientes contratos de la compañía Hora Cero Encuestas; de seguir -a como Dios me lo permitió- las campañas de los candidatos de Nuevo León, uno que otro de Tamaulipas y a nivel nacional de pilón. Masoquismo puro. Ya merezco unas vacaciones familiares en una isla solitaria y sin WiFi del Pacífico oriental.
Quiero reconocer y aplaudir el trabajo de una cincuentena de encuestadores, además de diseñadores, personal administrativo y captura de datos, que no han parado desde mediados de 2020 con todos los riesgos por la pandemia que implicaba salir a las calles a recabar la preferencia de candidatos.
En los últimos seis años, como director general en sociedad de la naciente compañía Hora Cero Encuestas, estoy acostumbrado a la crítica y a la denostación cada vez que publicamos resultados que no le gustan a algunos, sobre todo los desfavorecidos con los resultados.
Algunas actitudes emocionales del ser humano político -no todos, aclaro, que deberían tener la piel dura porque ya deben estar acostumbrados a comer popó sin hacer gestos (cualidad que distingue a la clase política según sus propias palabras)-, créanme que las disfruto y no me amargan el café matutino.
Pocas, muy pocas veces hemos errado en nuestros pronósticos desde noviembre de 1998 cuando hicimos la primera encuesta como periódico, no como empresa. De eso ya hace casi 23 años en Reynosa.
Equivocarse, porque somos seres humanos y podemos presentar resultados que no se reflejaron en las urnas, sí es posible, pero JAMÁS -así en mayúsculas- de mala fe y menos habiendo dinero de por medio. Millones podría imaginar.
En 2021 cumplimos un número elevado de contratos privados cuyas estadísticas sirvieron para que un partido eligiera a sus mejores gallos; para que particulares invirtieran sin error su dinero, y para candidatos que querían saber dónde iban a estar parados al empezar las campañas: si en un hormiguero o en un césped de intenso verde recién cortado.
En estos últimos tres meses nuestros clientes, con las encuestas de Hora Cero, tomaron decisiones claves en los cuartos de guerra: para sostener el ritmo como punteros, para rectificar la narrativa de un candidato, relanzar campañas o replegarse a tiempo antes de caer en bancarrota.
Pero nadie, absolutamente nadie, se atreve a ofrecer una grosera y fuerte suma de dinero para modificar números. Sale lo que sale. Se alegran o sufren con la estadística.
De nuevo me pregunto y me respondo: ¿podemos equivocarnos porque algo pasó en el levantamiento de las muestras? Sí. Pero el porcentaje ha sido muy mínimo, comparado con cientos de encuestas que hemos hecho y publicado a lo largo de nuestra historia.
Hasta la fecha algunos quisquillosos me recuerdan 2018 en Monterrey y Guadalupe. Nosotros pronosticamos que Adrián de la Garza y Cristina Díaz ganarían. Ambos juraron como alcaldes ¿o no? Porque tampoco operamos electoralmente con alquimia el Día D donde se cometen todo tipo de actos ilícitos para ganar.
En 2009 anticipamos que Rodrigo Medina ganaría la gubernatura de Nuevo León, y así fue. Mejor nos fue en 2015 cuando muchos del círculo rojo nos tacharon de todo, lo menos era de vendidos, cuando publicamos cuatro encuestas donde las preferencias metían en la contienda y otras favorecían con amplio margen a Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”. ¿Y quién ganó por más de 15 puntos?
Hemos sido exactos o casi desde 1998 en Tamaulipas, en Coahuila, en Chihuahua, en Puebla, en Nayarit, en Durango, en San Luis Potosí, entre otras campañas de gobernador donde hemos levantado la intención de voto, así como en la presidencial de AMLO en 2018 donde la compañía hizo un levantamiento con más de 5 mil electores en 100 ciudades del país.
Por eso mismo ¡gracias por confiar, pero sobre todo respetar a Hora Cero Encuestas! No somos como otros. Nos vemos el 7 de junio.
twitter: @hhjimenez