
Las imágenes de colonias inundadas, la autopista Reynosa-Matamoros rota o las instalaciones de la Aduana anegadas ya no deberían de sorprender a nadie. Se repiten desde hace más de 10 años y no ha habido una autoridad que haga algo para, por lo menos, intentar solucionar esta situación.
Pareciera que en Reynosa el tiempo no pasa… al menos en lo que se refiere a los problemas.
Hace 10 años tras el paso de los huracanes “Alex”, “Hermane” y “Karl”, importantes obras de infraestructura como las instalaciones de la Aduana y la autopista Reynosa-Matamoros, quedaron bajo el agua debido a la cantidad de precipitaciones que se registraron.
A esto hay que sumarle las más de 40 colonias de todos los niveles que presentaron serias inundaciones dejando a sus residentes prácticamente en la calle.
Hoy, una década después de estos fenómenos, la tormenta tropical “Hanna” demostró que en Reynosa las autoridades de los tres niveles de gobierno no aprenden de los errores y no han aprovechado el tiempo para solucionar los problemas que provocaron, otra vez, la crecida del agua en la Aduana, la destrucción de un tramo de la autopista y el desastre en las colonias populares.
120 meses no fueron suficientes para ejecutar las acciones que pudieron haber impedido que imágenes como las de la Aduana de Reynosa anegada y maquinaria pesada rompiendo la autopista ya no se repitieran.
‘MODELO’ INÚTIL
Realmente nunca se informó con exactitud cuánto se gastó el gobierno federal en construir lo que en su tiempo llamó la “Aduana Modelo” de Reynosa.
Lo que si es real que bastó el paso de algunos huracanes y tormentas tropicales para demostrar las fallas y errores que se cometieron en la edificación de esta obra, que fue levantada en lo que era el bordo de protección del río Bravo.
En octubre del 2010 quedó demostrado que este lugar de modelo sólo tiene el nombre. Pues a dos semanas de las lluvias torrenciales, las instalaciones de la Aduana de Reynosa, que se suponía iban a ser el ejemplo para la construcción de futuras instalaciones fiscales en la frontera, seguían bajo el agua.
Un nota publicada por Hora Cero revela que, incluso, el nivel del agua había crecido y alcanzó los patios fiscales.
Tuvieron que pasar 140 días para que se pudieran activar los carriles del Puente Internacional Reynosa-Hidalgo que fueron inundados.
Alberto González Karam, quien en ese entonces era subdelegado de Operaciones de Caminos y Puentes Federales, informó que con la entrada del huracán “Alex”, “Hermane” y “Karl”, se registraron graves inundaciones se mantuvieron cerrados los accesos a Estados Unidos.
“Las presas La Amistad en el Estado de Coahuila, en Nuevo León las presas El Cuchillo y Cerro Prieto y en Tamaulipas Marte R. Gómez y la Falcón presentaron un nivel máximo en sus capacidades por lo que fue necesario realizar escurrimientos para evitar una consecuencia mayor”, mencionó.
Se informó que en ese entonces el río Bravo llegó a registrar una crecida por arriba de los 31 metros.
Una década después, debido a la crecida del río por el paso de la tormenta tropical “Hanna”, las imágenes de las instalaciones fiscales inundadas se repitieron.
AUTOPISTA ROTA
El 29 de junio pasado un gurpo de ejidatarios rompieron la autopista Reynosa-Matamoros, para que el agua que salió del Río Bravo no afectará sus ranchos y la zona rural aledaña.
Las operaciones fueron realizadas con la ayuda de una retroexcavadora para que el agua fluyera al otro extremo de la carpeta asfáltica.
Con esta medida, explicaron, buscaron evitar que se repitiera una inundación como la de hace 10 años, cuando en esa área el agua llegó a sus casas y ranchos.
El tramo afectado fue del kilómetro 052+800 de la vía Matamoros- Reynosa, en el tramo Río Bravo-Reynosa en Tamaulipas”, confirmó la Guardia Nacional de Tramos Carreteros mediante su cuenta de Twitter.
La inundación que los ejidatarios recordaron fue la que se registró en julio de 2010, cuando el gobierno del Estado aceptó romper un tramo de la autopista que estaba bloqueando el paso de las aguas anegadas en los ranchos por las lluvias.
Sabás Campos Almodóvar, en ese entonces titular de la Comisión Nacional del Agua en Tamaulipas, informó que fueron 200 metros lineales de autopista los que se rompieron, para permitir el desfogue del agua que estaba en los ranchos ubicados en las partes bajas de la zona.
Explicó que el diseño de esta autopista la convertía en un obstáculo natural para el paso del agua que se concentra con las lluvias, lo que representa un daño a las tierras.
“El problema es que en todos los cálculos hidráulicos que se tenían, no se contempló la autopista Reynosa-Matamoros, pues cuando se hizo la construcción del cauce, hace más de 40 años, se determinó que era libre y sin obstrucciones”, dijo el funcionario.
Una década después, los problemas siguen siendo los mismos… y las soluciones también.