
Amediados de diciembre una usuaria de Facebook de nombre Giselle compartió un impactante ‘post’ en el Canal del Exilio Cubano (un espacio en las redes sociales donde interactúan extranjeros del Caribe que desde México esperan una oportunidad para poder obtener un asilo de los Estados Unidos).
El mensaje era claro: avisar que al albergue Senda de Vida de Reynosa, en la localidad fronteriza de Tamaulipas, acababa de llegar un joven que se hacía llamar Rubén Sosa Pérez, de nacionalidad cubana, originario de la provincia de Holguín y se encontraba completamente desquiciado.
De acuerdo con testimonios había quedado desnudo y varios desconocidos lo atacaron a golpes.
Con un estado de salud mental muy diferente al que tenía cuando en mayo pasado arribó a la ciudad, tuvo que ser sometido por varios voluntarios intentando tranquilizarlo y lo ataron con sogas.
Posteriormente, debido a su condición descontrolada, fue trasladado a un hospital psiquiátrico.
La noticia se divulgó con rapidez y llegó hasta los oídos de su madre Lourdes en Cuba, que desde hacía varios meses no sabía del paradero de su primogénito.
Desesperada pudo comunicarse con Eduardo, su otro hijo para pedirle que fuera en auxilio de su hermano, quien no sabía de él desde hacía varios meses, cuando intentaron extorsionarlo.
LAS VERSIONES
Presumiblemente Rubén habría sido secuestrado y desde entonces perdieron su contacto.
“Me comuniqué al hospital, llamo tres o cuatro veces en el día y lo que me dijeron es que él estaba lleno de golpes, de que lo maltrataron, de que lo golpearon. Me da mucho a pensar porque el coyote iba hasta allá a la frontera y llevaba gente y tampoco quiere decir qué le pasó, lo único que dice es que por favor que yo vaya a buscarlo”, mencionó vía telefónica su hermano.
No obstante, la versión que el paciente dio al director de la clínica, el doctor Ricardo Cantú, fue que estuvo expuesto de manera accidental y prolongada a sustancias volátiles, que provocaron el trastorno por el cual le fueron suministrados fuertes medicamentos como Zyprexa, Sinogan, Haloperidol, Biperideno y Valproato de magnesio.
Mientras tanto, desde el exilio en el sur de México, la familia confesó que temió lo peor hasta que providencialmente sonó la llamada con noticias suyas, pero no todas fueron positivas, porque Rubén no era el mismo que se despidió de Eduardo cuando salió en busca del ‘sueño americano’.
“Hace como dos o tres meses yo perdí comunicación con él, porque el tema fue que un coyote a mí me estafó con tres mil dólares (cerca de 60 mil pesos mexicanos), entonces le estaba llamando, lo estaba amenazando, pidiéndole dinero y que le dijera dónde nosotros estábamos”, relató.
EL PARTE MÉDICO
De acuerdo con el personal de la clínica, Rubén presentó inicialmente un diagnóstico de esquizofrenia, que posteriormente fue clasificado como trastorno psicótico secundario, por lo cual requiere de un tratamiento especializado, así como de la atención y cuidados.
“De hecho él llegó muy mal, diciendo incoherencias horribles, queriendo golpear a todo mundo y estuvo sujetado de día y de noche. Él necesita tratamiento definitivamente. Lo mantenemos medicado, hasta el momento está controlado”, declaró en días pasados Graciela González, jefa de enfermería en la institución.
La única familia que el paciente cubano tiene en México son su hermano, Eduardo; su cuñada, Diana Milagro y su pequeño sobrino, Christopher, quienes así como él abandonaron Cuba en busca de llegar a la Unión Americana.
Pero no han podido viajar por los cambios protocolarios que establecieron las autoridades y se mantienen en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, al sur de la nación, separados de frontera a frontera.
¿UN NÚMERO MÁS?
Diversos organismos en derechos humanos, del Canal del Exilio Cubano, del Grupo Beta de apoyo a migrantes y activistas sociales están interviniendo en las gestiones para que esta familia, por razones humanitarias, obtenga el permiso para viajar al norte de México y reencontrarse con Rubén.
Para eso se espera un aval de la Dirección de Resoluciones Migratorias del INM, así como de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), dependiente de la Secretaría de Gobernación (Segob), para que ellos puedan completar su proceso en Reynosa.
Sin embargo, la respuesta se ha tardado en un departamento que atiende miles de migrantes que se encuentran dentro de la República Mexicana, sin considerar que solamente entre la frontera con Estados Unidos hay alrededor de 21 mil ciudadanos cubanos.
En tanto, Rubén seguía hospitalizado. La clínica solicitó que sus parientes se hicieran cargo de sus cuidados, así como de vigilar que se tomara sus medicamentos.
“Cuando él llegó aquí se le estuvo aplicando Zyprexa, porque estaba muy mal, muy agresivo, alterado… es una esquizofrenia. También se le hicieron unos laboratorios”, manifestó la enfermera.
En la Casa de Psiquiatría era visitado por la señora Flor González, la mujer mexicana que le dio posada en Reynosa mientras esperaba su proceso migratorio con Estados Unidos, país con el que ya se había presentado a su segunda corte antes de quedar en un estado incierto.
Ella le llevó comida y artículos de aseo personal hasta que –en la segunda semana de enero– fue trasladado nuevamente a la casa del migrante Senda de Vida.
Las pertenencias de Rubén fueron recogidas por una vecina de la zona Centro de la ciudad donde él se alojaba. La documentación y el teléfono celular que llevaba antes de perder la razón.
SE VIRALIZÓ
Tras haber sida compartida su historia en Facebook en más de 260 ocasiones este caso dio un giro en los medios de comunicación. La Televisión Martí, uno de los medios de habla hispana más importantes en Florida y que también transmite hacia Cuba financiada por los Estados Unidos, le dedicó un reportaje especial.
En redes sociales se lanzó también una campaña para ayudar a Rubén, donde sus compatriotas en el extranjero y en México hicieron donaciones para comprarle medicamentos, ropa y alimentos.
Durante la entrega el joven pudo recibir la llamada de sus padres desde Cuba en un momento de emotividad.
Llorando aseguró que seguirá su tratamiento y, a diferencia de cuando ingresó, ha evolucionado con mejoría.
En la Casa de Psiquiatría –situada en la colonia Luis Donaldo Colosio, en lo que antes era el cuartel del antiguo centro de Comando, Control, Comunicación y Cómputo (C4)– Rubén convivió con otros enfermos mentales, tanto en las áreas de comedor, dormitorios y patio.
Los días posteriores fueron cruciales para que este emigrante cubano se fuera mejorando. Actualmente se encuentra en Senda de Vida, a la espera de recibir su alta médica (ya que todavía tiene consultas pendientes), de alcanzar sus sueños y dejar en el pasado el terrible momento en el que su vida y su mente estuvieron al límite.
Recientemente participó en una reunión de cubanos por la paz y fue quien tuvo la brillante idea de marchar con una bandera blanca para demostrar que su pueblo es gente de bien y trabajadora.
Su tiempo libre lo emplea ayudando a los servicios sociales del centro migratorio, acudiendo a los cultos bíblicos, componiendo canciones y compartiendo su testimonio. Después de pasar por un manicomio, ahora disfruta de su vida y de una nueva oportunidad. v