• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar a la barra lateral primaria
  • Saltar al pie de página

Edición Impresa

Hora Cero Tamaulipas

Hora Cero Tamaulipas

Periódico con las noticias mas relevantes de los sucesos en Tamaulipas

  • Local
  • Regional
  • Nacional
  • Internacional
  • Deportes
  • Espectáculos

El gran mundo del deporte más mexicano

7 de julio de 2009 por José Manuel Meza

El cerrojo está suelto, el portón rechina, las manos se aferran a la soga y como relámpago un potro irrumpe al lienzo. En sus lomos el envalentonado jinete lo contiene. Los segundos recorren lentos sobre la bestia que desbocada brinca y patalea al asombro de los asistentes. Dos vueltas al circuito, es suficiente. Los aplausos estruendosos premian al participante.
Divertida –aunque también riesgosa–, el jineteo de las yeguas es sólo una de las suertes de un deporte en el que la intrepidez y el coraje deben llevarse juntos: la charrería.
Fue en los albores del siglo XX, tras consumarse la Reforma Agraria, cuando las habilidades ecuestres cobraron celebridad en las fiestas y ferias de provincia mexicanas.
El orgullo de los rancheros, imperioso, se fundió bajo el atuendo –que prevalece hasta hoy– de un sombrero de ornamentos, botines, pantalones a rayas, hebilla vistosa, un lazo, una corbata en moño de seda y por supuesto un caballo que representa la personalidad de su amo.
Esta pronto se convirtió en una actividad para ganarse la vida. Llegaron otras suertes y con ellas el grado de dificultad creció.
Ante el exceso de trabajo en las comunidades rurales y la falta de espectáculos en sus primeros años, la charrería fue atrayendo a notables cantidades de personas. La derrama económica empezó a darse también en las ciudades. Más tarde el llamado “deporte más mexicano” se organizó y popularizó en todo el país, agregándosele directa e indirectamente prestadores de servicios:
Fabricantes de monturas, de sombreros, calzado; sastres, médicos veterinarios, herreros, artesanos, carniceros, banqueteros, músicos y hasta periodistas especializados. Toda una atmósfera de colorido en la que al final los protagonistas son los jinetes, las bestias y el público.

UN GRANITO DE ARENA
Don Miguel Martínez Morales forma parte del engranaje de la charrería y lo vive con orgullo.
Originario de Irapuato, Guanajuato, cada año este talabartero se interna en la frontera tamaulipeca para comercializar sus productos entre los ganaderos de la zona.
También le dan a reparar monturas y otros objetos que al cabo de un año regresan como nuevos.
Sillas de montar, chaparreras, cinturones, fundas para navaja, taloneras, polainas y correones, entre otros, son la clase de accesorios que desde 1959 elabora.
“Llegué a esto por la necesidad, pero luego le fui agarrando gusto. Cuatro de mis cinco hijos son talabarteros. Como este oficio es muy noble me da para mantener a mi familia. Eso me produce mucha satisfacción”, indicó emocionado.
Dijo que su taller lo tiene en Irapuato, pero desde hace dos décadas viene a servirles a los señores charros que le hacen el favor de invitarlo.
Sobre la calidad de sus artículos don Miguel mencionó que ésta radica en que no trabaja el volumen, sino la artesanía.
“Eso te da un lugar más especial y lógicamente duran más las cosas. Es bonito que te lo reconozcan. Todo lo que entra a la charrería lo hacemos de cabo a rabo”, comentó.
Este talabartero de larga barba blanca y sombrero explicó que relativamente una silla de montar es elaborada en una semana. Agregó que las fabrica de vaqueta y “casi siempre se lleva una res entera”.
Ya en el mercado las monturas en acabado básico las vende entre siete y ocho mil 500 pesos.

VERDADEROS RETOS
Y es que existen mil y una cosas que encajan en este deporte, como sus jugadas.
Jesús Flores Cárdenas, quien es uno de los 40 jueces de la Federación Mexicana de Charrería que participan dentro y fuera del país, explicó que esta actividad cuenta con 10 principales pruebas, llamadas “suertes”.
“La primera, el desfile de los equipos al compás de la marcha de Zacatecas. Continúa con la ‘cala’ del caballo, que es demostrar la mansedumbre y educación del animal con una serie de ejercicios de precisión. Le siguen los ‘peales’ en el lienzo –uno de los números más peligrosos–, porque consiste en detener la carrera de la yegua que pasa a toda velocidad lazándola de las patas traseras. Luego viene la suerte más lucida que es el ‘coleadero’ y se trata de derribar a los toros amarrándolos de la cola. En quinto orden está el ‘jineteo’ del toro, que radica en domarle sus ‘reparos’; se supone que es la suerte madre de la charrería, porque de ella nacen las demás.
La séptima ‘suerte’ es el ‘jineteo’ de la yegua, que es parte de dominar un animal ‘en bruto’ el cual ‘repara’ para después continuar con su proceso de educación de silla. Posteriormente sigue la reina de las ‘suertes’, que son las ‘manganas’ a pie y que es la única en la que no se utiliza la cabalgadura; haciendo arte de sus ‘floreos’ el participante laza a la yegua de las manos y la derriba. Enseguida vienen las ‘manganas’, pero ahora sobre el caballo.
Ya por último se encuentra la ‘suerte’ más espectacular que es ‘el paso de la muerte’ que consiste en que un charro a toda carrera brinque sobre un animal ‘en bruto’ y domine sus ‘reparos’ por completo”, detalló el especialista oriundo de Coahuila.

DEPORTE OLVIDADO
En el marco del campeonato Regional celebrado en Reynosa (para acceder al Nacional), Flores Cárdenas agregó que la charrería es un medio principalmente para hacer grandes amigos, pero lamentó que no se le dé la difusión que merece.
“Es muy triste que todavía no se aprecie el ‘deporte nacional por excelencia’. La Federación recientemente obtuvo un acuerdo en la Cámara de Diputados para que el próximo ciclo escolar los libros gratuitos de primaria incluyan un capítulo para dar a conocer la charrería a la niñez mexicana, la cual cuenta con 75 años de manera organizada en la República”, indicó.
Este juez cuyos ancestros son los pioneros de las charreadas en el norte de México, ilustró que el mecanismo para llegar a la “fiesta grande” es mediante competiciones estatales y regionales, de donde salen los mejores equipos.
“El próximo Campeonato Nacional Charro 2009 va a ser a finales de octubre y principios de noviembre en el lienzo Tres Potrillos (del cantante Vicente Fernández) en Guadalajara”, citó Flores Cárdenas.
Explicó que los premios van desde remolques, camionetas y monturas, hasta hebillas. También refirió que existen otras competiciones con grandes sumas de dinero de por medio.
El experto del deporte ecuestre elogió las instalaciones del lienzo charro “Los Tamaulipecos de Reynosa”, de las que dijo, son de las mejores en el país.
“Es un lugar muy cómodo y climatizado, pero lo mejor que tiene es su gente, con una gran calidez humana, grandes anfitriones y amigos”, subrayó.

CUESTION DE ARRAIGO
Y es que para algunos la charrería no sólo es un deporte, sino también un estilo de vida con el cual el mexicano se ha dado a conocer alrededor del mundo; en películas, libros y presentaciones.
Diversos son los artistas que han pregonado esta bandera como Vicente Fernández, Antonio Aguilar y Javier Solís.
En un ámbito menos estelar Jorge Cantú, padre del beisbolista de los Marlins de Florida en las Ligas Mayores, es uno de los grandes aficionados a las charreadas, en las cuales, afirma, su familia tiene mayor arraigo que en el “juego de la pelota caliente”.
Su amor por este pasatiempo aseguró que comenzó en los años 50 con sus padres y tíos.
“Es por eso que ya lo traemos desde niños. Nosotros siempre hemos sido coleadores”, comentó Jorge, quien reconoce que una mala caída puede ser mortal.
“Afortunadamente no nos ha tocado sufrir ningún accidente, porque como todo la charrería tiene su riesgo”, añadió.
Pese a que su equipo “La Norteña” de Reynosa aún no ha calificado al Campeonato Nacional, dijo que lo importante es “participar y pasársela bien”.
Jorge Cantú pidió difundir la charrería con mayor énfasis, porque es un símbolo de mexicanidad.
Por su lado, Miguel Huerta Torres, jinete del equipo “Santa Elena” de Monterrey (de los punteros en la clasificación del Regional), manifestó que para poner un caballo a punto debe educársele durante un año y medio.
Mencionó que la labor es “ardua” y que detrás hay hasta 10 personas participando por equipo.
Ataviado en su traje de media gala (los restantes son gala, gran gala y faena), Miguel señaló junto a su caballo “el lobo” que para él la suerte más complicada son “los peales” y la más peligrosa “el paso de la muerte”.
Dijo que al salir de su casa su esposa e hijos le dan la “bendición” esperando que no sufra ningún percance a la hora de entrar al lienzo.
Por último, un papel importante en esta clase de eventos lo desempeñan “las escaramuzas”, que son una clase de evoluciones coreográficas, a galope, o a trote ligero ejecutadas por mujeres, quienes ataviadas con traje de “Adelitas” compiten en equipos. Sin duda, el mundo de la charrería es grande y espectacular. Quien no ha estado en torneos de esta envergadura, o simplemente en llano abierto, se pierde de un ramillete de espontaneidad, valor, destreza y suerte.

Busca más noticias

Síguenos en:

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
  • Youtube

Infonavit 2.0

Martha Teresa Reséndez

Destaca México en el G7

Fortino Cisneros Calzada

Los riesgos de la democracia judicial

Neptuno

¡En esta esquinaaa…!

El Apuntador

Archivado bajo: Deportes Etiquetado con: Sin Subclasificación

Barra lateral primaria

Footer

Sitios de Interés

  • El Universal
  • Diario Milenio
  • El Mañana de Nuevo Laredo
  • El Diario de Laredo
  • El Norte
  • La Jornada
  • En Río Bravo
  • La Prensa

Nuestros Sitios

  • Hora Cero Web
  • Hora Cero Tamaulipas
  • Hora Cero Encuestas
  • Hora Cero Nuevo León
  • Revista TOP
  • Revista Doctors

Hora Cero Tamaulipas · Derechos Reservados 2020 ©

Síguenos en:

  • Facebook
  • Instagram
  • Pinterest
  • Twitter
  • Youtube

Periódico líder en información y noticias de hoy: política, cultura, espectáculos y más del Estado de Tamaulipas

  • Local
  • Regional
  • Nacional
  • Internacional
  • Deportes
  • Espectáculos
  • Vida y Cultura