
En 1937 Anáhuac, Tamaulipas, se convirtió en la primera colonia agrícola de Valle Hermoso, luego que el presidente Lázaro Cárdenas ordenó la creación de distritos de riego para usufructuar el agua del río Bravo.
Caminos de Anáhuac, Tamaulipas, noreste de México. En plena canícula una capa tan blanca como la nieve se extiende por sus tierras de cultivo.
Es el ‘oro’ del algodón que quiere ponerse de auge en esta parte del país, a la usanza de cuando llegaron sus primeros moradores.
De ser una región inestable
–anegada constantemente por el delta del río Bravo durante las fuertes temporadas de lluvia–, se convirtió en uno de los mayores graneros de la entidad, gracias a la visión de las personas que lo vinieron a cambiar todo.
Cuenta en uno de sus libros el profesor, historiador, escritor y periodista, Agustín Ávila Gaviña, que en junio de 1934, cuando el general Lázaro Cárdenas visitó Matamoros en su gira como candidato presidencial, todavía se padecían las inundaciones, plagas y enfermedades por el huracán del 33.
“Un maestro de escuela de nombre Guadalupe Galván le explicó que a pesar de tener tierras de magnifica calidad y un río caudaloso como el Bravo no se producían alimentos en la zona”, reseñó el cronista municipal.
Pero un año más tarde por órdenes de Cárdenas, ya como mandatario, el entonces secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, Francisco J. Mujica, comisionó al ingeniero civil Eduardo Chávez Ramírez para construir un bordo de defensa y canalizar los cauces naturales, con el objeto de desfogar al mar los caudales extraordinarios de agua, pero también embalsarla.
“Chávez era ya un reconocido erudito en materia hidráulica y estaría ligado al destino de la región hasta el día de su muerte. Tuvo la tarea de reforzar el costado del río Bravo para evitar inundaciones, pues las pérdidas de las cosechas representaban un duro golpe para la economía nacional”, agregó.
Desde una avioneta el ingeniero observó que el delta del río Bravo se formaba a 100 kilómetros de la desembocadura y que el agua salía en dirección sureste hasta la Laguna Madre.
También notó que las inundaciones formaban dos grandes vasos lacustres, alrededor del poblado conocido actualmente como El Empalme. Fue entonces que ordenó la creación de un distrito de riego por gravedad de unas 5 mil hectáreas.
Se planearon y edificaron bordos para canalizar las avenidas de agua hacia el Golfo de México con tres sistemas de desfogue llamados Control 1, 2 y 3.
Describe Ávila Gaviña en su libro “18 de marzo” (la fecha que alude a la elevación de ciudad de Valle Hermoso, la cabecera municipal de Anáhuac), que cuando el presidente Cárdenas regresó a la región se convenció de las bondades del proyecto. Estaba muy contento.
CHÁVEZ UN MODERNO COLONIZADOR
El cronista del pueblo pone en relieve la destreza y velocidad con la que en los años 30 el ingeniero mexicano y su equipo de trabajo echó a andar las obras que le dieron progreso a la región noreste de Tamaulipas.
“Una vez que se construyó en seis meses el sistema de protección contra las grandes avenidas se pensó en el aprovechamiento del agua del río Bravo. Eso dio surgimiento a la construcción de presas, distritos de riego y comunidades agrícolas”, mencionó.
A comienzos de los años treinta Matamoros, por ejemplo, tenía alrededor de 25 mil habitantes, muchos de los cuales vivían en ranchos.
Se dedicaban a la ganadería y sembraban para el autoconsumo. Era muy difícil transportar grandes cantidades de productos agrícolas.
Para ir a Valle Hermoso había que montarse más de ocho horas en un caballo. Los agricultores que sembraban algodón y otros cultivos eran los que estaban cerca del río, pero la superficie no superaba las 5 mil hectáreas.
“El visionario proyecto del ingeniero Chávez requería de agua y tierras, lo cual había en abundancia, pero también se necesitaba mucha gente para poblar toda la región.
“Se invitó a los mexicanos de otras zonas como de Lampazos y Anáhuac, Nuevo León, así como de La Laguna en Coahuila y de Texas a venir a Tamaulipas. Los de Estados Unidos habían aprendido técnicas más modernas en el cultivo de algodón por haber trabajado en ranchos de ese país”, añadió el historiador.
Relató que a todos se les ofreció parcelas y ayuda para desmontarlas, además de facilidades para construir sus viviendas.
“La primera población agrícola que se estableció fue la colonia de Anáhuac, que se fundó el 10 de diciembre de 1937 con familias que llegaron de Anáhuac, Nuevo León, en donde había fracasado el distrito de riego construido alrededor de la presa Don Martín de Coahuila.
“Con el tiempo la localidad creció con rapidez y se establecieron comercios de todo tipo, médicos, boticas, cines, hieleras, restaurantes y hospedajes”, señaló el profesor.
LA CONFIGURACIÓN
La Comisión del Bravo, a cargo del ingeniero Chávez tenía facultades integrales de todos los ramos de la administración federal para poblar no solamente Anáhuac, sino las otras colonias agrícolas de Valle Hermoso, El Realito, El Empalme, Ignacio Manuel Atamirano, Ensenada y Magueyes.
“El sub secretario de Relaciones Exteriores, Ramón Beteta, hizo las gestiones para que muchos mexicanos que vivían en Estados Unidos llegaran a la región.
“Los primeros meses de 1939 empezaron a cruzar para México por el antiguo puente ferroviario internacional de Matamoros, pero antes Chávez ya había dado acomodo a los campesinos provenientes de la región de Anáhuac, Nuevo León. Muchos migraron atraídos por la fama de este lugar como un gran emporio algodonero”, aseguró.
Era tanta la prosperidad de la zona que en los años cincuenta ya se contaba con escuelas primarias, secundarias, energía eléctrica, teléfono, planta de agua potable y un comercio bien establecido.
LLEGAN LOS FRANCECES
Transcurrieron varias décadas para que la historia de Anáhuac, Tamaulipas, un pueblo dedicado básicamente a la agricultura, tuviera un giro diferente, cuando a finales de los años noventa se otorgó un permiso a una compañía de origen galo para construir aquí una planta generadora de electricidad.
“Fue en 1999 cuando estaba de presidente Juan José Chapa. Vinieron los europeos, porque se les permitió construir la central termoeléctrica que funciona por medio de gas natural. Como muy cerca de Anáhuac pasa un oleoducto el proyecto era viable, ya que necesitaban 500 mil kilos de combustible.
“En 2015 fue inaugurada por el presidente Vicente Fox y quedó concesionada a 25 años. Aunque la compañía fue construida con capital francés, años después fue vendida a inversionistas japoneses”, destacó el periodista Agustín Ávila Gaviña, propietario del periódico El Sol de Valle Hermoso, medio que está por cumplir 60 años documentando el acontecer de la comunidad.
Según manifestó, se calcula que llegaron alrededor de 300 extranjeros e ingenieros también de otras partes del país, que son los que regresan cada año a darle mantenimiento a la empresa de Falcon Group, que opera varias plantas en México.
El impacto social por la estancia de ciudadanos de otro país se limitó únicamente a la derrama económica en algunos comercios de Anáhuac, donde se sitúa la planta generadora de energía, más no así en el aspecto cultural ni demográfico,
pues los empleados se encontraban destacamentados en campamentos o residían en la parte texana de la frontera.
Don Pánfilo Santillán Jasso, quien tiene 20 años trabajando en el servicio recolector de basura, asegura que muy esporádicamente se dejaban mirar algunos franceses manejando sus vehículos por el rumbo.
Aunque Anáhuac es una población con alrededor de seis mil habitantes –con todo y sus áreas rurales– casi todos se conocen. El 97 por ciento son descendientes de las familias de campesinos que arribaron de Nuevo León y su linaje se ha mantenido sólido hasta la fecha.
Los años pasan y hacen estragos en las nuevas generaciones como la de Jonathan, un adolescente de 14 años que se refresca con un raspado de sabor naranja.
Sentado sobre un triciclo se carcajea de manera graciosa mientras mata el tiempo y se extraña cuando se le pregunta de forasteros.
La termoeléctrica fue vendida en el año 2015 a una empresa japonesa y del mismo modo sus extranjeros, por cuestión de seguridad, se encuentran aislados.
ANÁHUAC HOY
Actualmente este poblado dispone de dos escuelas secundarias, una primaria y dos jardines de niños en su casco urbano. Situada a 15 kilómetros de Valle Hermoso, la mancha urbana sigue creciendo.
Su mayor desarrollo en el ámbito industrial es su central energética, pero la agricultura sigue siendo el fuerte de la tranquila localidad como actividad económica.
A pesar de la sequía que ha imperado en los últimos meses, sus canales van cargados de agua para irrigar los cultivos de algodón, de maíz y sorgo. Todo esto es posible gracias al ingenio de un hombre que permitió hacer Anáhuac y sus alrededores habitables.
“El ingeniero Eduardo Chávez Ramírez falleció el 28 de mayo de 1982 en la Ciudad de México, pero su última voluntad fue ser sepultado en estas tierras.
“Su sepulcro es una sencilla tumba que tiene por adornos unos caracoles y un florero. Junto a la de él hay suntuosos mausoleos de agricultores comerciantes de Valle Hermoso y sus colonias (entre ellas Anáhuac) que hicieron grandes fortunas gracias a la visión del ingeniero de crear un sitio de riego”, compara el cronista del pueblo.
Es por eso que muy pocos imaginan cómo es que una aldea de migrantes que apenas aparece en el mapa geográfico haya producido tanto, siga dando y que sus tierras y canales sean parte de una importante historia.