
La competencia a ver quién tira más basura, promesas y mentiras en la radio, la TV, las redes sociales, revistas, diarios y panorámicos ya comenzó hace algunos días.
Muchos candidatos de todos lo niveles se resisten a dejar pasar la oportunidad de seguir prendidos de la ubre gubernamental y hasta los de los partidos de “oposición” se creen su discurso mentiroso.
Cuestionan al PRI y el descarado amasiato que sostiene con el PAN y sus hijos putativos verdes, naranjas, rojos, amarillos y turquesas.
Es bastante absurdo que un partido, el que me digas, cuestione corrupción oficial –el PT, el PAN, el PRD, Movimiento Ciudadano, Encuentro Social, Nueva Alianza o el que quieras– si ellos mismos viven de las prerrogativas y recursos oficiales que les da el gobierno por el solo hecho de existir, sean tiempos electorales o no.
Lo que ya es de risa loca es que hagan una ley electoral, los partidos la violen cuantas veces deseen y luego sean “multados” y paguen esas “multas” con los recursos que el mismo gobierno les regala.
Una cosa es que quienes manejen los asuntos electorales sean imbéciles y otra que piensen que el resto de los ciudadanos también lo son.
Dentro de esa basura que arrojan algunos seguidores de los candidatos hay muchísimas mentiras.
Vaya, el solo hecho de que el Bronco, también conocido como Jaime Rodríguez Calderón sea candidato a la presidencia de la República habiendo sido descubierto violando la ley, te habla de la seriedad de esta contienda.
Un candidato que presenta el 58% de las firmas apócrifas, más de 810 mil firmas no encontradas en la lista nominal, más de 158 mil simulaciones de firmas y más de 173 millones de pesos de financiamiento sospechoso y aún así le abren la puerta para ser presidente de este país… ¿de qué se trata?… ¿a qué estamos jugando?
El mismo que admite que mentir es una forma de corrupción, a los pocos minutos se le olvida y dice que hay que mocharles las manos a los corruptos.
Pero este señor no es más que un peón en el ajedrez político priista, revolucionario e institucional.
Nadie le cree que es “independiente”; en Nuevo León más de un millón de personas le creyó en 2015. Hoy, el más ingenuo sabe que su papel en este escenario, como Margarita, es de árbol 1.
Otro caso, peón útil del sistema: Dante Delgado, ex gobernador de Veracruz, encarcelado y luego liberado, que ha sido senador gran parte de su vida y ahora quiere ser diputado plurinominal, pero bajo los colores del movimiento naranja.
El colmo de los colmos es que un tipo como Jorge Emilio González, “El Niño Verde” ahora vaya a ser diputado otra vez. Lleva 30 años de legislador, pese a que tiene investigaciones y acusaciones severas por despojos, robos, tráfico de influencias, sobornos, corrupción y homicidio.
Ellos son los que se quejan de la corrupción oficial y son parte de la misma.
Un candidato como Ricardo Anaya, que primero aprueba y habla maravillas de la reforma educativa y energética y luego ya como candidato las repruebba; primero dice que va a encarcelar a Peña Nieto y luego busca una alianza con el presidente –dando por hecho que Peña dirige el PRI tan bien como dirige el país– para derrotar a López Obrador.
Un candidato como Meade que, como el chamaco tímido en la secundaria, quedó dentro de la pista de baile porque lo empujaron, ¡pero no sabe bailar!… se le nota a leguas.
Y ya van varias piezas que suenan y él sigue haciendo el esfuerzo, tropezándose con sus propios pasos, pero los espectadores ya están volteando para otro lado, lo están ignorando, dejando solo y éste cabeceado un día sí y otro también para el lado del golpe.
Sus estrategas no saben qué hacer ya. No se le ve posibilidad alguna de remontar las encuestas a estas alturas del partido, digo, del baile.
La señora con nombre de coctel, –se pudo conseguir una mejor esposa Felipe Calderón?— (salud!) no tiene nada que hacer ahí. No tiene la menor idea de qué se trata, pero ahí anda en el mitote.
Y Andrés Manuel, dicen las encuestas que va a obtener más votos que los demás.
Que vaya a ser presidente, quien sabe.
Si desde ahorita el INE te amenaza, perdón, te advierte que no van a tener resultados del PREP durante las primeras 24 horas posteriores al cierre de las casillas, te habla de que elaborar un fraude les podría llevar un poquito más de tiempo.
¿Va ser presidente AMLO?, no lo sabemos. Se pueden jugar el riesgo de incendiar el país si se la vuelven a robar otra vez. Como en 2006, como le pasó a Cárdenas el siglo pasado frente a Salinas, cuando Bartlett era secretario de Gobernación.
Los obstáculos que tendrá que sortear es haberse allegado personajes de dudosa reputación como el mismo Manuel Bartlett, Napoléon Gómez Urrutia, Félix Salgado Macedonio o pasarse el chicle con Beto Anaya, director general de la empresa disfrazada de partido político llamada Partido del Trabajo y ahora van de la manita por la presidencia.
¿Sabe López Obrador quién es Anaya?… por supuesto.
Sabe que el PT es una carreta que con cualquier güey jala, claro, habiendo lana de por medio.
Mucha gente, millones, ciegos fans del Peje no ven ese tipo de prietitos en el arroz.
La figura del tabasqueño les nubla el entendimiento y eso haría que López Obrador obtuviera más votos que nadie en la contienda presidencial y que gane.
Habrá que ver, reiteramos, si el gobierno federal, es decir, el sistema de donde depende el INE, permiten que esto pase. Pueden repetir la fórmula de Estado de México donde ocurrió un atraco en despoblado o dejar que el agua corra y que suceda lo que tenga que suceder.
El sistema, vía PRI y PAN, se nota desesperado, angustiado, asustado. Sabe que no podrán, una vez más, con el hartazgo de la gente, pero pueden intentarlo de nuevo.
Además robar una elección, hacer trampa, es parte de su naturaleza, lo traen en el ADN.
Lo pueden hacer de nuevo si quieren y atenerse a las consecuencias.