Las voces del miedo se hicieron presentes el domingo 25 de marzo cuando pistoleros y elementos de la Policía Estatal se enfrentaron a balazos en plena carretera Reynosa-Monterrey casi frente a la colonia Condado del Norte, donde una mujer murió y sus dos hijos resultaron heridos al quedar en medio del fuego cruzado.
Miles de usuarios lanzaron alertas y durante el intenso tiroteo el miedo se apoderó de ellos a tal grado que las redes sociales fueron su paño de lágrimas y el único lugar donde podían descargar su impotencia, muchos fueron presa de la angustia, pues sus familiares quedaron varados en los centros comerciales, otros más le sacaron la vuelta a la zona de peligro pero tardaron horas en llegar a sus hogares.
“Se escucha horrible”, “parece una guerra”, “llevan horas disparándose”, “pobre Reynosa otra vez bajo el fuego”, “mis hijos andan en la calle, ojalá no les pase nada”, “balacera en la carretera a Monterrey, se escucha muy feo”, “disparos muy fuertes por la colonia Condado del Norte”, “abran paso a los vehículos oficiales que van a brindar apoyo”, “ya sacaron los helicópteros, ahora sobrevuelan el área”, “la balacera lleva dos horas y mis hijos no llegan”, “que Dios cuide a todos los reynosenses”, fueron algunas de las voces que se dejaron escuchar aquel fátidico domingo 25 de marzo.
Lo que parecía un domingo tranquilo y en familia de un momento a otro se convirtió en una tarde de horror para los reynosenses quienes alzaron las voces del miedo principalmente en las redes sociales, únicos lugares donde se advierte sobre Situaciones de Riesgo (#SDR) y cuyos usuarios lanzan las alertas en tiempo real ante el silencio de las autoridades.
El saldo de esa tarde de miedo fue de cuatro pistoleros ejecutados, una madre que murió en el fuego cruzado y sus dos pequeños hijos heridos que por fortuna fueron protegidos por unos policías estatales que casi ofrendaron sus vidas con tal de salvar a los infantes, imagen que le dio la vuelta al país en cuestión de minutos.
Eran las 19:45 horas de aquel domingo sangriento y las primeras voces se hicieron escuchar, “Se oye horrible el tableteo de las cuernos de chivo”, otros más lanzaban la alerta “#SDR en carretera Reynosa-Monterrey a la altura de materiales Blanquita”, todos se mostraban preocupados.
Esa zona de Reynosa se convirtió en cuestión de minutos en un campo de batalla, miles de tuiteros lanzaron al unísono el llamado de “peligro”, el ulular de las sirenas, el rechinar de las llantas, y el accionar de las armas de asalto rompieron la calma que se respiraba en la ciudad.
El caos, el miedo y la incertidumbre se hizo presente y los tuiteros comenzaron a hacer su trabajo, informar en tiempo real lo que estaba ocurriendo en ese punto de la ciudad y miles de usuarios interactuaron, la mayoría sintió miedo, otros más advertían de los riesgos de circular por esa carretera.
Fueron miles de mensajes y tuits los que se mandaron en torno a este estrujante caso, mientras que las autoridades hicieron oídos sordos a esta suplica de la ciudadanía que se mostró cansada de tanta inseguridad y de las continuas balaceras que azotan a cualquier hora del día.
Por ejemplo la alcaldesa Maki Ortiz Domínguez, en su cuenta oficial de Twitter ni siquiera tocó el tema de la balacera, en cambio si tuiteó sobre las obras que puso en marcha en la colonia Francisco Villa y en la calle Guanajuato.
AUTORIDADES ENMUDECIERON
La cuenta oficial del ayuntamiento de Reynosa ese día de plano enmudeció, ni siquiera advirtieron sobre el peligro que representaba circular por esa avenida cuya balacera duró más de dos horas.
La Vocería de Seguridad de Tamaulipas (@VoceriaSegTAM) tampoco hizo eco de la terrible balacera y ni una linea le dedicó, pese a que elementos de la Policía Estatal arriesgaron sus vidas para salvar a los niños.
La vocería en cambio sí lanzó un tuit sobre Nuevo Laredo en donde señalaba que no hay denuncias, ni evidencia física de amenazas a políticos de aquella ciudad fronteriza, mientras los reynosenses se mordían las uñas de miedo al escuchar el resonar de las armas de grueso calibre que resonaban por varias partes de la ciudad.
Las autoridades en todo momento omitieron los hechos donde cuatro pistoleros fueron abatidos y una mujer murió en el fuego cruzado y sus dos hijos resultaron lesionados.
Twitter y Facebook fueron los únicos que abrieron sus espacios para dar a conocer el horror y el miedo que desatan las balaceras en esta frontera tamaulipeca.
VECINOS ATERRADOS
Vecinos de la zona poniente de la ciudad relatan el temor que experimentaron con el enfrentamiento en el que una madre de familia fue alcanzada por las balas y luego se accidentó con sus hijos en Reynosa.
Berenice es el nombre ficticio que eligió para poder hablar, a condición del anonimato, sobre la fatídica tarde de domingo que puso en vilo la seguridad de los habitantes de Reynosa.
El día 25 de marzo esta ama de casa vivió los días más angustiosos de su vida, cuando su esposo y su hijo habían ido de compras al centro comercial de Sendero Periférico y al desatarse una balacera no regresaban.
Ella estaba tendiendo una ropa en su domicilio de la colonia Loma Bonita cuando de pronto escuchó una ráfaga y luego, lo más parecido al estallido de una guerra, muchas detonaciones.
Lo primero que cruzó por su mente fueron sus seres queridos. Dejó lo que estaba haciendo y corrió a buscar su teléfono celular.
Su esposo sabía que le llamaría. Él ya iba de vuelta a casa cuando se quedó atascado en medio del tráfico, le avisó.
La carretera Reynosa–Monterrey fue bloqueada en ambos sentidos debido a un desafortunado suceso: Policías estatales y delincuentes se enfrentaron a balazos.
En el fuego cruzado quedó una familia en la que viajaban una mujer y sus dos hijos. Ella perdió el control de la unidad y chocó.
Uno de sus bebés resultó herido, el otro ileso y ella murió de manera trágica.
La ciudad volvía a ser escenario de otro sangriento episodio en el que balas perdidas le quitaban la vida nuevamente a personas inocentes.
Cuatro civiles armados habrían sido abatidos, pero lo que más puso en pánico a la población fue el tiroteo en sí y la muerte de personas ajenas a las condiciones violentas que predominan en la frontera de Tamaulipas.
En su casa Berenice estaba hecha un manojo de nervios. No solamente no soltó el teléfono por ningún motivo, sino que también se puso a elevar plegarias.
Su cónyuge intentaba tranquilizarla. Él y su hijo estaban bien, aunque horrorizados por la terrible situación, al igual que miles de automovilistas que debieron esperar a que las autoridades ministeriales tomaran conocimiento de los hechos y los paramédicos hicieran sus labores de rescate.
El tiempo transcurrió y ambos no retornaban. Fueron los minutos y las horas más largas de sus vidas. Sumida en desesperación Berenice cuenta que se tiró al suelo y pidió oración por su familia, así como por las personas inocentes que habían muerto esa tarde, ya casi noche.
Ya estaban por dar casi las 23:30 horas cuando finalmente vio llegar el coche con su marido y su hijo. Ambos estaban anonadados, conmovidos, exhaustos de tan larga espera. Lloró, los abrazó y mientras platicaban de los hechos estuvieron reflexionando de las condiciones en las que aquí se vive. Separada por las circunstancias esta familia se mantuvo al tanto de la situación por los reportes que los usuarios publicaron en las redes sociales.
UN VIAJE DE OCHO HORAS
Y así también el miedo se apoderó de muchos habitantes de Reynosa, que sigue siendo un sitio inseguro.
La señora Ángela había ido a Monterrey para visitar a su hija. Es otro de los muchos testimonios que vivieron de cerca el caos que se provocó por la balacera del domingo.
Ella dice estar agradecida con Dios por no haber pasado justo en el momento en el que se registró el tiroteo entre la Policía Estatal y los delincuentes.
Sin embargo, al mismo tiempo dijo sentirse molesta por las implicaciones que un suceso de esta naturaleza tiene.
Más allá de haber esperado ocho horas, desde que salió de Monterrey para llegar a su casa, lo que a ella le preocupa es que la ciudad sigue siendo el punto más álgido de violencia en la región.
Las personas, asegura, no pueden hacer su vida cotidiana de manera normal. “Salen de sus casas, pero no saben si van a regresar. Es lo que le pasó a esta señora que perdió la vida.
Para todos es injusto que esos niños se hayan quedado huérfanos y lo peor es que nadie puede reparar esta pérdida”, expresa.
Ángela trabaja en una tienda de abarrotes. Mientras se apura para acomodar los productos en los anaqueles, porque el local cerrará temprano, se queda callada y después hace malos gestos.
“No quiero ser negativa, pero ya tienen diciendo desde hace mucho que trabajan por nuestra seguridad y no se compone.
Nomás nos queda encomendarnos a Dios, aunque no creo que esa madre que murió y esos niños que aún no tienen consciencia hayan merecido eso. Es frustrante”, consideró.
Al igual que Reynosa, los enfrentamientos en otras ciudades de Tamaulipas, como Nuevo Laredo, mantienen tensa a la población civil.
Algunos negocios ya no quieren abrir sus puertas en horarios nocturnos. Y cada vez hay menos que prefieren salir a la calle, porque ya ni siquiera los domingos familiares son seguros.