Internet es una herramienta maravillosa, no hay duda. Gracias a este avance tecnológico la sociedad ya no es como la conocíamos, hemos tenido que cambiar nuestros códigos de conducta, cómo nos relacionamos y la forma en la que nos informamos.
Si le agregas las redes sociales a la mezcla, el resultado es uno de los más importantes cambios en la historia de la humanidad.
Sin embargo, cuando tienes algo tan grande como estas dos herramientas, es inevitable que algunas personas las utilicen para hacer el mal.
Linchamientos cibernéticos, bullying y otros vicios que han llegado a extremos como costarle la vida a personas que no han podido soportar el acoso en plataformas como Twitter, Facebook, WhatsApp y YouTube, son consecuencia de la libertad con la que se puede operar en este universo virtual.
Uno de los fenómenos con mayor crecimiento en esto de las redes sociales es la difusión de noticias falsas.
El tema no es menor. En los Estados Unidos hay quienes han demostrado que la propagación de este tipo de reportes pudo haber influido en la victoria de Donald Trump para la presidencia de la Unión Americana. Las cifras que presentan ponen a pensar a más de dos.
En México tampoco cantamos mal las rancheras. Pues este fenómeno va mucho más allá de la sorpresa de despertarnos con la noticia de que personajes como Carmen Aristegui, Vicente Fernández o Chabelo han muerto.
En nuestro país la difusión de noticias falsas ha provocado verdaderas reacciones de pánico en algunos sectores de la sociedad, como hace un par de meses, cuando se registraron las protestas por el incremento del
precio de la gasolina.
En esa ocasión la violencia que se vivió en algunas ciudades del país fue magnificada a niveles monstruosos y hubo comunidades completas donde sus comercios cerraron temprano, asustados porque “los saqueadores estaban en camino”.
La frontera no es ajena a esta psicosis. Cuántas veces no nos ha llegado a nuestro WhatsApp la alerta de que esta noche no debemos de salir de nuestras casas pues los grupos delincuenciales han decretado “un toque de queda” donde matarán a todos los que encuentren en la calle después de las 10 de la noche.
En los primeros días de la violencia hace más de 10 años, las redes sociales fueron una herramienta fundamental para alertar a los ciudadanos sobre las zonas en donde había enfrentamientos para que así pudieran evitarlas.
Pero nunca falta el “vivo” que sabe sacarle provecho a cualquier situación y de pronto, las redes sociales se vieron inundadas con cuentas de Twitter y Facebook de personas que se dedicaban a esparcir todo tipo de reportes sobre la actividad delincuencial.
Lo que nunca dijeron estos “paladines de la libertad de expresión”, es que transmitir noticias sensacionalistas (qué importa si sean reales o no), es un gran negocio que les representa considerables ingresos económicos.
Es bien sencillo: Si YouTube o Facebook detecta que un perfil tiene 10, 15 u 80 mil seguidores, va a encargarse de pasarle publicidad que no es gratuita.
Por eso si en verdad deseas “hacerla” en esto de las redes, tienes que asegurarte de tener miles de seguidores y la vía más sencilla es transmitiendo noticias que llamen la atención… de ahí a lanzar un reporte falso pero que “jala” a muchas personas hay solo un paso.
Generalmente estos “paladines de la libertad de expresión” y sus seguidores son muy buenos para denostar a los verdaderos periodistas, a quienes no dudan de acusar de “vendidos”, “chayoteros”, “entregados con el sistema” y cuanta babosada más se les ocurre.
Lo que no dicen es que lo que ellos hacen es muchísimo peor, pues no solo están desinformando a la gente con rumores y mentiras, sino que en el 95 por ciento de las ocasiones lo hacen para servir a los intereses de un grupo político en particular.
Estamos a nada de entrar otra vez a un proceso electoral, temporada perfecta para que estos perfiles de Twitter y Facebook comiencen a surgir como hongos en el bosque tras una noche de lluvia.
Lo único que podemos hacer para evitar seguir cayendo en el lodo es usar nuestro sentido común cuando nos encontramos con encabezados como: “AMLO desayuna huevos de tortuga en peligro de extinción” o “EPN promulgó una ley que autoriza al Ejército a disparar contra manifestantes”.
Vivimos tiempos delicados, “el horno no está para bollos”, y seguir difundiendo este tipo de noticias lo único que provoca es que nuestra sociedad se siga cayendo a pedazos.
¿En verdad quieres mucho a México? ¿Estás tan orgulloso de tu nación que no dudas en poner la bandera tricolor en tus estados? Deja de difundir noticias falsas, infórmate, y no creas a la primera todo lo que lees en el Facebook.