Cada vez que leo comentarios en Facebook -muy pero muy pocas veces- que Cabeza de Vaca es menos delincuente que Tomás Yarrington, me sorprende tanta ignorancia, ceguera y pérdida de memoria.
En 2004 Cabeza de Vaca ganó la alcaldía de Reynosa porque Yarrington hizo perder a su candidato del PRI; el entonces gobernador traicionó a su propio partido para estar bien con Vicente Fox Quesada.
Cabeza de Vaca astutamente le hizo creer a Yarrington que Fox, a dos años de terminar el primer sexenio presidencial del PAN en México, lo apoyaría cuando el tamaulipeco tenía el proyecto de llegar a Los Pinos.
Otra traición dentro del PRI podría estar padeciendo Baltazar Hinojosa Ochoa. Sucedió el año pasado en Nuevo León con Ivonne Alvarez García, y ¿por qué no podría tener su segunda parte al estilo de la serie House of Cards?
Hay tanta indignación por la inseguridad, la violencia y las víctimas -muertos, heridos, desaparecidos, secuestrados y extorsionados-, que se olvida que Tamaulipas estaba en paz hasta que lo descompuso Fox y Felipe Calderón con su estúpida y fallida guerra contra el crimen organizado.
Al gobernador Egidio Torre Cantú le restan seis meses en el gobierno y no tiene las mismas aspiraciones que Yarrington.
Sin embargo, dejará Tamaulipas con asignaturas pendientes que están en el discurso de un candidato, mismo que le agradecerá eternamente haberle salvado sus corruptas cuentas públicas cuando fue alcalde de Reynosa.
Eso, cuando restan cuatro semanas reales de campaña, todavía pesa en la campaña de Baltazar donde sobran dudas… y falta dinero.