El reciente involucramiento de los artistas Kate del Castillo y Sean Penn con el jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera por parte de la Procuraduría General de la República no es nada nuevo y esas relaciones amistosas, comerciales o profesionales, han existido desde siempre.
La novela “Kate-El Chapo” esta en boca de todos, pero las relaciones entre artistas y delincuentes se han dado a través de los años. Por ejemplo en 1989 varios fueron inmiscuidos con Adolfo de Jesús Constanzo “El Padrino”, líder de “Los Narcosatánicos” y recientemente 2009 algunos gruperos de la frontera se les involucró con el texano Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”.
Los mensajes de texto entre el jefe del Cártel de Sinaloa y la protagonista de la Reina del Sur vía BBM de la compañía Black Berry, mismo que según algunos políticos tamaulipecos era el sistema más seguro para mensajear, son más que comprometedores.
En el caso de “Los Narcosatánicos”, la Policía Federal descubrió en el departamento de Constanzo una agenda con direcciones y teléfonos de artistas de la talla de Juan Gabriel, Lucía Mendez, Yuri, Oscar Athié, Irma Serrano “La Tigresa” y el peinador de las estrellas Alfredo Palacios.
Las indagatorias policiacas dejaron al descubierto relaciones de tipo personal y profesional, pues se decía que Constanzo practicaba el Palo Mayombe, un ritual cubano para alejar las envidias y el mal.
En pocas palabras Constanzo era un santero y por lo tanto muchos cantantes acudían con “El Padrino” y aunque la Policía Federal nunca estableció los delitos que presuntamente cometieron estos famosos, fueron exhibidos por sus nexos con la secta.
En Diciembre del 2009 los cantantes gruperos, Ramón Ayala de Los Bravos del Norte y Lupe Tijerina de Los Cadetes de Linares, además de los integrantes del grupo Torrente, también se vieron inmiscuidos con el narcotraficante Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”.
Durante un operativo la Policía Federal “reventó” una narcoposada en una lujosa quinta en Cuernavaca donde fueron detenidos “El Rey del Acordeón” y los demás gruperos, quienes fueron llevados ante la Procuraduría General de la República (PGR).
Los cantantes quedaron bajo investigación y su presunto delito fue haber cantado para el jefe de sicarios del Cartel de los Beltrán Leyva: el sanguinario Valdez Villarreal.
Tras ser liberados, Ramón Ayala y Lupe Tijerina se exiliaron en los Estados Unidos y tuvo que pasar mucho tiempo para que regresaran a sus tocadas y bailes en diferentes ciudades del México.
La quemada que les puso la PGR no se la quitan con nada y quedaron marcados como los narcogruperos.
Una año después, en el 2010, también una ex integrante del programa “Big Brother”: Silvia Irabién “La Chiva”, se vio envuelta con un narquillo de poca monta a quien apodaban “El JJ” pero que se hizo famoso por balear en la cabeza al futbolista del club América Salvador Cabañas en el antro “Bar Bar”.
Fue la propia ex Big Brother quien confesó que fue novia de José Jorge Balderas Garza y durante su amasiato procreo a una niña, pero que “El JJ” jamás tuvo contacto con su hija y desapareció de su vida.
Cuando la Policía Federal dio a conocer la captura de “El JJ” de inmediato Silvia Irabién lo identificó y declaró que era el padre de su hija pero que lo conocía por otro nombre.
La historia de los artistas y los capos de la droga no es nada nuevo en nuestro país, así es que no hay que espantarse por los comprometedores mensajes de texto entre Kate del Castillo y “El Chapo”.