
Jorge Castañeda Gutman es un mexicano privilegiado. A lo largo de su vida ha ocupado distintas posiciones que le permiten observar, desde un lugar de lujo, el desarrollo de México durante la segunda parte del Siglo XX y los albores del Siglo XXI.
Es por ello que en un brutal ejercicio personal, decidió confrontarse consigo mismo y sus recuerdos para escribir “Amarres Perros”, una autobiografía que ha sido recibida con gran éxito entre los lectores nacionales.
En entrevista con Hora Cero, Castañeda Gutman analiza la realidad que vive la frontera mexicana con peligros como el racismo que ha encontrado en la figura de Donald Trump, el rostro que necesitaba para tomar por asalto la opinión pública mundial.
Al mismo tiempo analiza el fenómeno de los candidatos independientes quienes, infiere, tienen mucho que agradecerle pues fue él, en el año 2006, quien inició un litigio internacional que permitió que la figura de estos aspirantes a un cargo de elección popular fuera reconocido en la legislación mexicana.
> ¿Cómo ve la frontera?
Es un ejemplo de los problemas que enfrenta el país en materia de seguridad. Han pasado 10 años de una enorme cantidad de recursos, muchos muertos, muchos desaparecidos, tanto en la frontera norte como sur y la verdad no se ven resultados a la altura del esfuerzo. Si uno se enfoca sólo en Tijuana y Ciudad Juárez que es cierto, son las dos ciudades más grandes de la frontera, ha bajado mucho el nivel de la violencia, pero sigue estando muy por encima de la situación de antes del inicio de la guerra de Calderón.
Es difícil saber esos casos de éxito a qué atribuírselos. O bien a lo que se hizo o bien a que finalmente ya uno de los cárteles se adueñó de la plaza nuevamente e impuso una paz. En toda la zona del valle quizás sí hay un poco menos de violencia, pero siempre hay que contabilizar estas cosas a la luz del esfuerzo y del costo y la verdad yo no siento que haya una simetría entre ese costo, ese esfuerzo y estos resultados.
> La relación con Estados Unidos siempre ha sido muy complicada y pareciera que México ha intentado de todo para conciliar desde la posición fuerte, confrontadora, hasta la más pacífica ¿Porqué estos altibajos?
No se trata de que nosotros intentemos todas las posturas y a ver cuál pega, se trata, en mi opinión, de escoger la adecuada al momento de la relación y al momento de la situación política en Estados Unidos.
No es en abstracto que hay que ir seleccionando cuál nos gusta a ver si pega, no. Yo creo que hay momentos en que podemos llevar la fiesta muy en paz porque hay un gobierno o una sociedad norteamericana que está en una muy buena disposición con México y nosotros también y hay momentos donde hay que ser más proactivos, no más duros o menos duros, más proactivos, más presentes, más claros en lo que decimos que otros y yo creo que hoy estamos pasando por un momento así.
Jorge Ramos lo dice en Reforma, que no entiende el silencio del gobierno de Peña Nieto, yo no iría tan lejos, pero sí me parece que hay un déficit porque el gobierno y la cancillería lo que han estado haciendo es -con una o dos excepciones en periódicos menores de Estados Unidos-, que están hablando para la taquilla en México, no hablando a y en Estados Unidos, cuando la pelea o el diálogo, como se le quiera llamar, el enfrentamiento con Trump, no es en México, no es en los medios mexicanos, es en los medios norteamericanos y eso es lo que el gobierno no está haciendo, no está respondiendo ni con anuncios, ni con spots, ni con participación de gente del gobierno de México en los grandes programas de televisión de las cadenas en Estados Unidos, ni en los principales diarios y ahí uno sí se pregunta si no ha llegado el momento de hablar de manera más didáctica en México, explicarle a la sociedad mexicana qué está pasando, porque no lo entiende y responderle a Trump en Estados Unidos y también empezar a exigirle a los otros candidatos republicanos y a todos los norteamericanos que se decidan: con México o con Trump. Es un poco drástico, yo lo entiendo, pero bueno ¿hasta dónde queremos llegar?
> El problema de Trump no es tanto el personaje, es lo que representa ¿Estaría de acuerdo con lo que menciona Jorge Ramos de que debemos de tomar muy en serio a Trump?
Por supuesto hay que tomarlo en serio, muchos lo hemos dicho ya desde hace tiempo, que no quiere decir que no nos sorprendió. A mí por lo menos me sorprendió enormemente su éxito, yo no lo esperaba y no lo vaticiné, no lo previne, ni mucho menos, no sé quién lo haya previsto, yo no.
Dicho esto, hay que tomarlo en serio hoy, hay que responderle y con claridad, yo creo que Ramos lo hizo muy bien, Trump por cierto, no salió mal librado del incidente, porque después de la primera reacción virulenta de echarlo, lo mandó traer, le tomó una pregunta, le respondió, tuvieron un debate, pasó a otro, luego volvió a intervenir Ramos, luego volvió a darse el diálogo, cosa que ya nos gustaría para un día de fiesta en México, que lo hiciera algún candidato o presidente o la propia Hilary Clinton que se niega a hacer eso, entonces yo creo que los dos salieron muy bien librados, Ramos en su papel, pero ya ahorita tenemos que pasar a una etapa superior, me parece a mí.
> Usted fue el primer candidato independiente, ahorita parece que es la moda en la política mexicana ¿Cómo ve en éste momento las candidaturas independientes?
En primer lugar no sale sobrando subrayar que lo que hay, es el resultado de un proceso que empieza en el 2003 y que lo arranco yo, que sigue distintos momentos y etapas en el proceso judicial mexicano en la Suprema Corte en México, en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, luego por parte de otros en el 2009 que también intentan esta vía jurídica como Eliza de Anda y otros, y algunos partidos como entonces Convergencia ahora Movimiento Ciudadano y que finalmente desemboca en la iniciativa de ley de Calderón del 2009 que es en realidad de Gómez Mont y finalmente en su aprobación en el 2012 gracias a Beltrones. “El Bronco”, Clouthier, Kumamoto y Alfonso Martínez son el resultado de todo eso. Sin ellos no habría este resultado, sin todo el proceso anterior tampoco.
Creo que es muy importante entender esto pues hay quienes pueden pensar que esto es por obra y gracia del Espíritu Santo, no es así.
A mí me parece que es algo muy positivo para el país, porque una de dos: O bien, en muchos casos, los independientes le ganan a los partidos, lo cual creo es bueno. O bien, obligan a los partidos a tener mejores candidatos, mejores prácticas, más transparencia, más honestidad, más rendición de cuentas y eso los va a llevar a presentar mejores candidatos y a recuperar la confianza de la gente que han perdido. Entonces, por los dos lados se gana, la sociedad mexicana gana, por tanto me parece un movimiento y un proceso muy positivo para el país.
> ¿Cuál es el futuro que les ve a los independientes considerando este momento que vive México, no que en la gente hay más inconformidad, sino que su voz se escucha más gracias a las redes sociales y toda esta comunicación?
Yo creo que es un conjunto de factores: Primero, hay un desencanto real con la clase política, con la partidocracia, la gente los detesta, con bastante razón. La gente tiene algunos otros canales de expresión de su hastío, que son las redes, pero no nos hagamos ilusiones, no son sustitutivas de los medios masivos de comunicación, las redes no tienen ese papel y no alcanzan para eso, aunque en ciertos momentos y en ciertas localidades puedan alcanzar.
Segundo, ya hay ese cause que son las candidaturas independientes, yo creo que también permite que la sociedad civil pueda. Y tercero, se ha empezado a organizar un poquito más la sociedad civil mexicana, que sigue siendo una de las menos organizadas de América Latina ni hablemos de Europa, Estados Unidos o Canadá. Dentro de América Latina, somos de las menos organizadas, pero empezamos a avanzar, entonces es este conjunto de factores y es cierto que la gente en México está pudiendo opinar un poco más sobre qué pasa en el proceso político.
> Usted ha visto muchos momentos de México y ahorita que habla de la sociedad mexicana, decía que este proceso vive picos, podemos recordar el 68 y el 85, ahora están las redes ¿Serán las redes el pegamento que se necesita para organizar a la sociedad civil?
Yo no creo, las redes son un conjunto de expresiones individuales, eso no equivale a una sociedad civil organizada, la sociedad civil organizada es la sociedad civil incorporada a distintas formas de asociaciones, religiosas, sindicales, de estudiantes, de filantropía, de ayuda a los niños, a migrantes, de defensores de derechos humanos, de derechos indígenas, etcétera. No es sustitutiva una cosa por la otra, las redes pueden ayudar a eso, pero no lo sustituyen y pensar que sí puede, llegaría a ser muy peligroso por lo mismo que tú dices, volver a esos picos y valles que conocimos en el pasado.
> Hablemos un poco de su libro, usted ha estado a lo largo de su vida con la oportunidad de estar en ciertas colinas donde le permiten ver a México un poco más en el plano general. La película general que le ha tocado ver de México ¿Le gusta?
Me gusta porque éste es un país mejor, mucho mejor que el país de los años 60 que mucha gente recuerda con una especie de edad de oro o con añoranza, es absurdo, el país de los años 60 era un país donde 70 por ciento de la población vivía en condiciones de extrema pobreza, no de pobreza, de extrema pobreza. Hoy un 15 por ciento del país vive en extrema pobreza y un 40 y pico en pobreza, lo que representa casi 60 por ciento de no pobreza en México, lo cual quiere decir que la clase media mexicana se ha ensanchado, se ha duplicado digamos en términos relativos, en absolutos ni se diga, en estos treinta o
cuarenta años.
Además de eso, es un país democrático, que no lo era, era un país donde se violaban sistemáticamente los derechos humanos, donde no había una democracia representativa, donde no había medios de comunicación libres, no es cierto, es puro cuento.
Todo eso yo creo que son cambios enormes a lo largo de estos cuarenta años, el problema es que eso se tiene que cotejar con dos cosas: Con las esperanzas y las expectativas que todos teníamos entonces y que seguimos teniendo, sobre todo ahora los jóvenes que dicen: Pues sí, pero a mí no me sirve de nada que me compares con la situación de hace 40 años porque yo tengo 20 o 25, yo no estaba, y a mí me da enteramente lo mismo como eran las cosas, lo que veo es que ahora no me gusta.
También nos tenemos que comparar con otros países semejantes en América Latina en Asia, en Europa del Este y llegamos a la conclusión, yo creo bastante de consenso, de que la verdad no hemos avanzado tanto como otros países en otros aspectos.
Tomo el ejemplo hoy más visible de la lucha contra la corrupción en Brasil o en Guatemala o sea el más grande y uno de los más chicos, el más avanzado y uno de los más atrasados, en los dos países hay una organización de la sociedad civil luchando contra la corrupción y tumbando altos funcionarios, incluso tal vez a los presidentes de una manera que en México no existe. Entonces, pues sí vamos mucho mejor que antes, estamos mejor que antes sí, pero comparado con las expectativas no y comparado con el resto por lo menos de América Latina, tampoco.
> Mucho éxito, que continúe el éxito en este libro, en este ejercicio, yo se que ya se lo han preguntado ¿Qué tan complicado fue abrirse de esa manera?
Es muy difícil, es un ejercicio complicado, en ocasiones desgarrador, pero al final muy gratificante porque uno finalmente procede a una especie de ajuste de cuentas con uno mismo y es algo yo creo muy saludable, se lo recomiendo a los escritores, no sé si a los lectores, pero a los escritores sí.