
A pesar de que la cultura de la donación de sangre es muy inferior o casi nula en América Latina, en países como México incongruentemente existen infinidad de trabas para que las personas altruistas otorguen esta valiosa sustancia, la cual permite salvar vidas por medio de una transfusión.
Los donantes, que de por sí son pocos, terminan desanimados ante una larga lista de requisitos que deben reunir, tanto en centros hospitalarios, como en organizaciones de acopio de sangre.
Uno de los ejemplos más notables se presenta en el Instituto Mexicano del Seguro Social, donde encontrar un donador apropiado es como hallar una aguja en un pajar y no tanto porque la gente no quiera colaborar, sino porque la mayoría de los voluntarios son rechazados por no ser “aptos”.
La razón está concatenada con las siguientes condiciones obligatorias, de acuerdo con la hoja informativa proporcionada en el laboratorio del Hospital de Zona No. 15, de la Delegación Regional en Tamaulipas en Reynosa:
En primer lugar se debe contar con identificación oficial vigente (que puede ser una credencial de elector, cartilla militar, pasaporte mexicano, cédula profesional, credencial verde del IMSS con fotografía) y si el candidato es estadounidense la visa americana o pasaporte. Hasta ahí no parece haber gran problema.
Los hombres y mujeres deben estar entre el rango de los 18 y 65 años de edad, así como tener un peso mayor a los 50 kilogramos, mientras en Estados Unidos se pueden ejercer transfusiones de donantes más jóvenes.
Si alguien se encuentra en etapa de menstruación, lactando o en menopausia ya quedó descartada.
MAS TRABAS
Para el IMSS otro punto que se necesita para donar sangre, principalmente en madres de familia, es haber transcurrido mínimo seis meses después de un parto y un año si hubo cesárea.
Ingerir medicamentos durante los últimos siete días o el reciente sometimiento a una inyección es un impedimento más.
Tampoco deben tomarse bebidas alcohólicas en por lo menos cinco días antes de la donación sanguínea.
Si la persona está enferma de gripa, alergias, anginas, dolor de muelas o diarrea, está completamente descartada para dar su sangre.
De ninguna manera se aceptan a quienes recibieron una transfusión o hemoderivados en los últimos 24 meses. Si sufrieron hepatitis mucho menos son considerados por las enfermeras del Seguro Social.
Aquel hombre o mujer que se realizó un tatuaje, perforación o tratamiento de acupuntura con agujas, o se colocó “piercings” tampoco podrá donar en por lo menos cinco años.
Si se ha padecido de convulsiones o epilepsia la donación no es opción, así como para quienes se encuentran en tratamiento médico por presión arterial alta o baja.
Otro obstáculo es tener diabetes mellitus, como de igual manera estar bajo antidepresivos.
Por si las dudas no se debe haber deglutido antes ningún medicamento para poder practicar esta labor y hay que informar si se es o no derechohabiente del IMSS.
Según la explicación que dan en ventanilla el procedimiento es presentarse a las 7:00 de la mañana en ayunas al laboratorio. El proceso se termina hasta las 10:00 u 11:00 si es que se requiere esperar a otras personas que necesitan sacarse estudios.
Los horarios son de lunes a viernes y no en fin de semana, cuando la mayoría de la gente descansa.
La donación se hace en el Banco de Sangre localizado en la planta baja del Hospital, en el área de Laboratorio de Análisis Clínicos.
Antes de donar los candidatos necesitan presentarse a una valoración y llenar un cuestionario sin tachaduras o borrones para ser recibido por el médico, porque de lo contrario hay que volver a llenar las formas.
Si existe un paciente o familiar con cirugía inminente, ésta puede suspenderse porque no se tramitó una cita para la donación o no se presentó el comprobante de donación obligatorio.
Esto último parece más a un asunto burocrático.
CON UN MISMO CRITERIO
Si se pensaba que el cúmulo de requisitos para donar sangre sólo se circunscribía a las instituciones médicas en México, también es así con las organizaciones humanitarias y laboratorios privados, al menos en esta ciudad de la frontera.
En el Centro de Hematología y Banco de Sangre del Noreste, localizado sobre la calle San Luis, de la colonia Rodríguez en Reynosa, la lista de trámites es similar a la del IMSS y aún va más allá. Lo mismo ocurre en hospitales privados de renombre.
Si bien algunas cláusulas suenan bastante lógicas, otras parecen ser exageradas, según piensan quienes alguna vez han querido sumarse a la causa de donar su sangre, como el caso de una profesionista que a finales de mayo se encontraba en el Hospital Christus Muguerza en Reynosa, donde tuvo una mala experiencia.
La joven madre de familia –quien prefirió omitir su nombre– relató a este medio que “se presentó una urgencia en la que era necesario un donador”; sin embargo, fue inmediatamente rechazada porque dijeron que sus venas “son muy delgadas”, sin siquiera tener a una valoración formal.
LA OTRA LISTA
Otros requisitos para poder dar una unidad de sangre son que el voluntario no padezca VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana); que no sea portador de Hepatitis B o C; que la persona no sea o fue sexoservidora ni que se haya allegado a una en el último año.
Los puntos anteriores suenan ecuánimes, pero también hay otras condiciones que son muy difíciles de comprobar, como nunca haberse inyectado drogas, haber tenido una relación sexual con un hombre que asimismo intimó con otro varón, recibir factores de coagulación e ir a Africa en el último año.
El Centro de Hematología y Banco de Sangre del Noreste recalca que la “sangre humana sólo podrá obtenerse de voluntarios que la proporcionen gratuitamente y que en ningún caso podrá ser objeto de actos de comercio”, según lo establece el Artículo 332 de la Ley General de Salud.
¿ASUNTO DISFRAZADO?
No obstante, existen especialistas que ven en los bancos de sangre un redituable negocio, pues consideran que hoy en día casi nadie trabaja “de a gratis” y le paga empleados sin recibir nada a cambio.
Si bien hay gente que de buena voluntad acude a regalar su sangre, estos lugares, de acuerdo con el doctor Alfredo Balboa Bustamante, médico general por la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), de alguna manera comercializan el servicio, puesto que la ley prohibe la venta en sí de este tejido humano.
“Quizás por eso es un poco cara la unidad de sangre. Existen los bancos privados, pero es obvio que si yo tengo una instalación donde debo conservar este tipo de tejido, tengo que ganar algo para pagar los insumos que gasto. Dentro de ellos están las pruebas”, refiere.
El entrevistado comenta que también en Estados Unidos hay sitios donde le dan a la gente cierta cantidad de dólares a cambio de una unidad.
“En el vecino país me parece que es un poco más comercial el uso de la sangre, aunque también es más fácil el trámite para donarla”, compara.
Ilustra que el tejido sanguíneo es vital para la existencia del hombre y como en algún momento dado es muy complicado conseguirlo, esto puede ser aprovechado para negociarlo.
“Sabemos que hay momentos en los que a fuerzas lo necesitamos cuando se presentan pérdidas muy severas y es difícil encontrarlo en México, porque además es caro.
“Tu vas a un banco de sangre y la unidad cuesta mucho (hasta cinco mil pesos) No te venden en sí la sangre, pero te cobran las pruebas y exámenes que se le han hecho a esas muestras. Y hay gente que a veces no tiene acceso a esto por esa razón”, lamenta.
Balboa Bustamante hace referencia a que estos centros de acopio dicen ser gratuitos y que no le pagan nada a la gente que dona, pero reconoce que sí obtienen un beneficio económico que aparece disfrazado.
“En teoría la sangre no se debe de vender, pero se pagan los exámenes de laboratorio que se practican a la muestra de sangre”, subraya.
LAS DIFERENCIAS CRUZANDO EL RIO
Tan cerca de la Unión Americana, los métodos para las donaciones de sangre parecen ser muy lejanos a los que se practican en México.
De acuerdo con el United Blood Services, una organización nacional de ayuda humanitaria, se entiende que los donantes desean pasar rápidamente por este proceso.
“Nosotros estamos comprometidos a respetar su tiempo”, menciona Betty, una de las voluntarias del organismo en McAllen, Texas.
La entrevistada señala que una donación de sangre puede salvar hasta tres vidas y que en vez de desanimar a los candidatos con una serie de reglas, hay que hacer de éste una experiencia segura y práctica.
“Los únicos requisitos que nosotros pedimos es que los prospectos deben de tener una identificación con fotografía. Ser mayores de 16 años. Si tienen los 16 pueden donar, pero los papás necesitan firmar un permiso.
“En tanto que de los 17 para arriba pueden venir solos y que estén sanos, es lo único que nosotros pedimos”, explica.
De acuerdo a una nueva disposición, los extranjeros pueden donar, pero deben haber radicado al menos tres años en la Unión Americana. Esta sería una de las restricciones más visibles.
Fuera de eso, dar sangre en Estados Unidos es rápido y confiable, porque a los pacientes no se les retiene más de la cuenta.
“Únicamente les realizamos un chequeo del hierro, del pulso y se efectúan una serie de preguntas en cuanto al historial médico y estilo de vida del paciente. Dependiendo de cómo salgan ellos en esa entrevista ya les dicen si son buenos candidatos para donar o no.
“En este caso los estudios de la sangre se realizan después de la donación. Primero las personas donan y luego se descarta que la sangre esté en mal estado”, comenta Betty, quien reconoce que en México se hace al revés.
“Yo sé que allá les piden que vayan en ayunas, que les hacen los exámenes antes de que donen, pero aquí les solicitamos que coman algo antes de venir a donar. No queremos que vengan a donar con el estómago vacío. Es no afecta en nada, ni tampoco altera las propiedades de la sangre”, ilustra.
Cabe destacar que este es un servicio gratuito y los donantes representan una gran ayuda para la salud de muchas personas; sin embargo, aún en Estados Unidos, la cultura de la donación no es lo suficientemente grande.
“La verdad que sí estamos batallando para conseguir voluntarios nuevos, principalmente en la época de verano. La razón es que muchas de las donaciones de sangre que tenemos vienen de las preparatorias. En esa época obviamente las escuelas están cerradas”, pormenoriza.
Esta organización dispone del sitio de Internet www.unitedbloodservices.org en inglés y español, donde la gente puede informarse más al respecto sobre los beneficios que tiene el organismo al donar.
TESTIMONIOS
Gracias a la donación de sangre es infinito el número de personas beneficiadas. Una de ellas es la adolescente Mia Diamond, quien padece un raro trastorno el cual impide que la médula ósea produzca glóbulos rojos. Desde la infancia ha dependido de transfusiones de sangre mensuales para poder sobrevivir y tener una existencia lo más normal posible.
“No hay palabras para expresar mi agradecimiento a los donantes de sangre. Si pudiera, me gustaría abrazar a cada uno de ellos y hacerles saber lo mucho que significan para Mia y nuestra familia” señala su mamá Kristi.
Por su parte, cuando José dio sangre por primera vez, no tenía ni la más remota idea de que algún día él necesitaría de transfusiones sanguíneas, cuando sufrió un severo accidente que estuvo a punto de costarle la vida. Recibió ocho dosis “O Negativo” y sobrevivió.
Finalmente José sanó y desde entonces ha decidido apoyar a aquellos que lo ayudaron. Recientemente ha dado impulso a su donación de plaquetas y ahora trabaja como un flebotomista en el centro de sangre de su comunidad.
“He llegado al punto de partida”, dice José. “Estoy muy agradecido por mi segunda oportunidad en la vida”, comentó.
LAS REGLAS
En Texas algunos de los requisitos básicos para donar son identificación con fotografía. Si cuentan con tarjeta de donante de sangre los candidatos pasan por un proceso de registro más rápido.
Ahí es preciso mencionar qué países se han visitado desde 1980, para poder establecer un control sanitario, sin que esto signifique que los voluntarios no puedan donar.
Simplemente se debe realizar una cita para agilizar la donación.
En general, para únicamente obtener el plasma de la sangre se puede realizar esta práctica hasta seis veces en 12 meses, es decir cada 28 días, mientras que para glóbulos rojos cada 112 días, lo cual significa tres veces cada 12 meses.
Las plaquetas también se donan por separado y esto es cada siete días si así se desea (24 veces en un año).
Las únicas restricciones pueden ser la altura (mínimo 1.52 metros), mientras que el peso no debe ser menor de 49 kilos con 900 gramos, para no causar una descompensación al donante.
En el caso de la hepatitis en la Unión Americana la donación se descarta cuando ésta se presentó después de los 11 años de edad, o cuando se ha padecido cáncer.
El tema de las perforaciones en orejas, piel, acupuntura, sí está restringido para ser donante.
A diferencia de los cinco años de espera que piden en México para quienes se tatuaron, en suelo estadounidense sólo se requiere un año. Incluso en el United Blood Services los tatuajes pueden ser aceptables si se realizaron en establecimientos regulados por el Estado.
Referente a enfermedades infecciosas se evita la donación de sangre, pero el hecho de tomar medicamentos no es impedimento en Estados Unidos para que una persona en teoría sana pueda realizar esta acción.
En caso de haberse sometido a una transfusión de sangre deben haber pasado seis meses para donar, mientras que en México dos años.
LA BUCROCRACIA
Detalla el médico Alfredo Balboa Bustamante que la necesidad urgente de sangre para atender un paciente es habitual que se convierta en un verdadero dolor de cabeza. El tipo más común es la “O Positivo” y la menos predominante la “A”, pero para una situación extrema y específica cualquiera puede resultar elemental.
“Si tú no tienes el tipo de sangre para la región, tiene que llegar de otra localidad cercana que puede ser Monterrey, pero si ahí tampoco existe la muestra que se necesita entonces se tiene que importar.
“El problema del uso y transporte de productos humanos implica ciertas leyes que en un momento dado impiden que esto sea con facilidad. Eso quiere decir que puede costar mucho trabajo salvarle la vida a alguien porque no se encuentra lo que se requiere de esa sangre, o algún producto derivado de la misma, plaquetas o factores de coagulación, y la importación es muy engorrosa, porque se observa mucha burocracia y a final de cuentas no se está viendo el beneficio del paciente”, fustiga.
El especialista considera que así como en Estados Unidos, en México debe flexibilizarse en la medida de lo posible los métodos de donación, manteniendo los elevados controles de seguridad, para que sea más atractivo para la gente solidarizarse con esta causa.
“Por eso en México la donación de sangre es un poco más difícil. Si se requiere obligan a los familiares a que vayan a donar. Muchas veces no se aplica y va al banco de sangre. Ese es el problema, que además somos bien burócratas”, afirma.
Así, esta práctica tiene sus bemoles, con reglas que en teoría se supone que buscan privilegiar el buen manejo del tejido natural humano en mención, pero con criterios un poco diferentes entre un país y otro.
Lo cierto es que en tiempos en los que la donación de sangre no alcanza los niveles esperados, con algunas normas a veces innecesarias o burocráticas, al final pareciera que no quieren que la gente done.
Sólo les queda frustración
Estos son testimonios de personas que necesitaron unidades de sangre para sus familiares y que se enfrentaron
al burocratismo e, incluso, a la insolencia de gente que les ofreció ayuda a cambio de dinero.
Por José Manuel Meza
Ana Leticia Solís Aguilar atravesó la mala experiencia de tener a su papá internado a mediados de abril pasado en el hospital de Petróleos Mexicanos (Pemex), en una situación de gravedad extrema.
Para poder estabilizarlo le solicitaron donadores de sangre tipo “O Negativo” que, a decir de esta joven profesionista, batalló “muchísimo para poder obtenerla”.
“Sólo pudimos conseguir dos donadores, porque aparte de que es muy escasa, te ponen muchas trabas para donar. Son normas que ponen que si tienes algún tatuaje, o que si no vas en el horario que te marcan, aunque sea por emergencia no te atienden. Además de que tampoco existe la cultura de donar sangre”, cuenta.
El padre de Ana por desgracia falleció el primero de mayo pasado, durante el periodo que estuvo internado. Ante la pregunta de si pudo haberle afectado el hecho de que no hubo suficiente sangre “apta” según las personas encargadas del laboratorio, resignada acepta que:
“A lo mejor el resultado pudo haber sido el mismo, pero tal vez se hubiera prolongado unos días más con nosotros y él hubiera tenido mejor calidad de vida”, considera.
Ana recomienda cambios en las disposiciones que a su criterio le prohíben donar a personas sanas.
“Entiendo que deben tener métodos de seguridad, pero sí son muy arcaicos en las reglas que te ponen e impiden donar sangre, aunque la gente quiera.
“De hecho tuve muchos amigos y amigas que me decían que querían donar, pero no los dejaron, por lo mismo de que unos porque tenían tatuajes, y otros porque supuestamente no les encontraban las venas o tuvieron enfermedades de la infancia, cuando en países desarrollados como Estados Unidos eso no representa ningún problema”, compara.
Pero una de las peores experiencias que le tocó vivir a Ana y su familia, fue que cuando ella pidió ayuda en las redes sociales, hubo personas que la contactaron para decirle que le donaban, a cambio de dos mil 500 pesos, cuando en este país la venta de sangre es considerada como un delito y en la que esta actividad se ve más como un negocio que un asunto de humanidad.
¿INCAPACIDAD FISICA O MEDICA?
Otro caso es el de Jaime Eligio Borjas, quien durante muchos años ha sido donador voluntario habitual, pero recientemente, cuando una compañera de su trabajo le pidió ayuda, resultó rechazado en el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Este conductor de transporte empresarial, menciona que como las veces anteriores siguió un protocolo. Se levantó muy temprano y se presentó en ayunas ante el laboratorio del hospital del IMSS en Reynosa.
Relata que observó, incluso, un incidente, porque la gente en la fila se peleaba las fichas para intentar donar sin hacer tanta espera.
“Hubo una persona que me pidió ayuda y con toda la disposición fui. Como no hay suficientes espacios me levanté muy de mañana.
“Duré ahí alrededor de tres horas y a final de cuentas me salieron con que no tenía venas para donar sangre, que porque estaban muy escondidas”, relata.
En su opinión Jaime piensa que hay quienes bien podrían ser donadores, pero critica el burocratismo del personal de las instituciones encargadas de realizar el trabajo de los muestreos y las transfusiones.
“Como que les falta disposición y a veces los impedimentos no son más físicos, sino personales”, lamenta.
CON MAL SABOR DE BOCA
En esto mismo coincide Mayra Esther Segovia, que recientemente sufrió el sensible fallecimiento de su papá, quien estaba internado en el IMSS.
Describe la entrevistada que mientras él se encontraba hospitalizado se encontró con muchos problemas para conseguir la sangre que necesitaba.
“En el seguro social ponen muchas trabas. Nos pusieron muchos requisitos para le gente que se presentó a donar, que si tenían las venas muy delgadas, o que si estaban desvelados y las regresaban a sus casas”, refiere.
Explica que a ella le pidieron varias unidades de sangre tipo “Universal”. A pesar de que pudo encontrar posibles candidatos, se llevó la sorpresa de que todos no eran aptos para el Seguro Social.
“Yo llevé a varias personas, pero nada más una pudo, porque a las demás las rechazaron, porque les dio hepatitis cuando eran pequeños, pero sé que en Estados Unidos, si esta enfermedad fue antes de los 10 años, no hay ninguna clase de problema en poder donar”, expresa.
Al final Mayra Esther, quien vivió más de cerca este problema, pidió a las autoridades algunas propuestas:
“Que se pongan a trabajar en esto, que coloquen a personas más competentes para esas áreas, porque no quieren batallar en el caso de las venas, con una persona que ya había donado otras ocasiones y se les ocurrió que no era idónea”, señala.
Como este son diversas y muy variadas las historias de los donadores de sangre que pueden salvar vidas, pero que diariamente son rechazados al por mayor, porque para un sistema médico su sangre simplemente no sirve para ayudar a otros.