
Mundo Jurásico parte de un anticipado y solitario cuestionamiento: ¿En qué momento el parque se saldrá de control?
La nueva aventura prehistórica, apadrinada por Steven Spielberg como productor ejecutivo, revive el universo maravilloso de los dinosaurios, 22 años después del estreno de la sorprendente Parque Jurásico, basada en la historia de Michael Crichton.
El director Colin Trevorrow dirige el renacimiento de la franquicia con una aventura que, en esquema, es exactamente idéntica a sus predecesoras: transcurre en un espacio cerrado con un recorrido por el mundo prehistórico, y una falla que hace que la vida salvaje se vuelva contra el hombre, que tontamente juega a ser Dios.
Esta vez, el parque se llama Mundo Jurásico. El milagro de la manipulación genética ha creado especies tradicionales. Pero los visitantes esperan más. Ya no es suficiente ver a los seres herbívoros gigantescos, ni a los apacibles mastodontes que conviven apaciblemente con los humanos.
El millonario dueño del lugar quiere más emoción lo que significa animales más grandes, más agresivos y con más dientes.
Entonces es creada una especie única, que supera a todas las anteriores en ferocidad y en astucia. Una tremenda máquina de matar, reedición mejorada del Tiranosauro Rex que, para liberarse de su jaula, le tiende una trampa a sus carceleros. Realmente es inteligente el nuevo saurio. Pero además tiene la capacidad para mimetizarse, lo que lo convierte en prácticamente invisible.
El monstruo fuera del cautiverio, recorre el parque temático y se convierte en Godzilla destruyendo Japón.
Aunque la cinta tiene geniales imágenes generadas por computadora (CGI), adolece de muy poco espíritu. No existe ni una brizna de drama en medio de toda la cacería de seres humanos que hace en gigantesco animal, inmune a cualquiera de las armas con las que pretenden aniquilarlo.
La historia comienza muy tarde, luego de presentar panorámicas excelsas de los antiguos lagartos, en múltiples facetas.
Chris Pratt es el héroe de acción cliché, intrépido y experto en armas que entrena a algunos de los dinosaurios y se encargará de salvar a los turistas que se meten en el mundo jurásico, convertido en un infierno con los animales liberados y fuera de control.
Bryce Dallas Howard es la impresentable chica ruda. Es una bella ejecutiva que, forzada por las circunstancias, se convierte en la pareja del soldado para aniquilar la amenaza y, de pasada, rescatar a sus sobrinos, como otro añadido que recuerda, invariablemente, a las tres primeras partes del Parque Jurásico.
Hay muchos disparos, en el intento por aniquilar las bestias, y se muestran numerosas escenas de violencia extrema por los ataques de los lagartos. Pero, en medio de todo, hay una carencia de una trama interesante, por más que se incorporen elementos de soporte, como las pretensiones tontas de un malvado mercader de seguridad y manipulación genética.
El espectáculo del desenlace se parece a todos sus predecesores. Parque Jurásico y El Mundo Perdido, su secuela, tuvieron persecuciones en el interior de edificios, como en esta ocasión en que hay una lucha de titanes, que parecen una aventura del gigante oriental que tiene aliento de fuego, y que destruye edificios con gloriosa hambre por el desastre.
Mundo Jurásico es un buen intento por reactivar una exitosa marca. Pero viéndola, uno entiende porque Steven Spielberg es un genio detrás de la cámara. No basta con colocar dinosaurios en pantalla, alguien tiene que hacer que los humanos hagan su parte en el drama.