
Sólo quienes han experimentado situaciones tan inescrutables y adversas -como la pérdida de un miembro del cuerpo- saben el sufrimiento que se atraviesa, lo difícil que resulta acostumbrarse a una nueva forma de vida y ser, sin quererlo, objeto de las miradas.
En un contexto así existen seres humanos que no se levantan de la depresión y prefieren aislarse, pero también hay quienes se convierten en una fuente de inspiración, tal y como ocurre con Carlos Isidro Castro Ayala, cuya historia llama la atención de propios y extraños:
El 12 de febrero de 2008, hace casi siete años, el entonces joven perdió el brazo derecho y dos dedos de la mano izquierda cuando una máquina en la que trabajaba se los atrapó. Apenas tenía dos días de haber sido contratado por la maquiladora HD Electronics en Reynosa.
Carlos Isidro pasó su 19 aniversario internado en el área de cuidados intensivos del sanatorio José Zertuche Ibarra, del Seguro Social.
A pesar del impacto que causó este trágico suceso la sonrisa nunca se borró de su rostro, provocando el asombro de sus seres queridos, de los médicos y hasta de los mismos enfermos terminales con los que compartió la habitación.
Tras una complicada convalecencia fue dado de alta y trató de seguir con su vida normal, volviendo a arbitrar partidos de las ligas municipales de Reynosa hasta la actualidad.
Recientemente el caso de este joven, quien a posteriori formó una familia, ha llamado la atención de la organización no gubernamental (ONG) conocida como Partners for Responsible Trade Inc., que opera a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos, ayudando a trabajadores de maquiladoras y sus familias.
POR MAS SEGURIDAD
De acuerdo con la activista social y representante, Victoria Ruddy, una de las metas de esta asociación sin fines de lucro es buscar mejorar las condiciones laborales de la industria manufacturera.
“Señala que sus programas proporcionan educación y recursos a los obreros de las fábricas y promotoras en México, becas a hijos de trabajadores para permanecer en la escuela y ayudar con los gastos médicos a los obreros lesionados.
“Además de nuestros tres fondos, también estamos organizando un evento llamado ‘Manos Unidas en la Frontera’, con la intención de lograr conciencia en Estados Unidos acerca de los problemas en las maquiladoras”, menciona la entrevistada.
De Partners for Responsible Trade Inc. existe un sitio en Internet denominado www.allworkerscount.org. en el que se puede ver más a detalle el trabajo que dicho organismo realiza y los testimonios en video.
En la actualidad recauda fondos para una madre de familia, quien perdió sus dos manos mientras trabajaba en la misma fábrica HD Electronics donde Carlos Isidro perdió su brazo. Rosa Moreno estaba ensamblando la parte posterior de un televisor LG cuando la prensa cayó en sus manos y las aplastó.
Es madre de ocho hijos y Partners for Responsible Trade Inc. busca conseguirle unas manos protésicas y enviarla a Dallas en el mes de febrero para recibir la primera de ellas.
En ese sentido, Carlos Isidro dice sentirse emocionado de que se hayan fijado en él para poder acceder a un posible tratamiento médico que mejore sus condiciones de vida. Por ahora apenas se ha dado el contacto telefónico con la organización humanitaria y a principios del mes que entra espera conocer en persona a una representante.
“Es muy padre, muy bonito. Eso quiere decir que estoy haciendo las cosas bien”, describe.
EN RETROSPECTIVA
A la vuelta de los años este hombre con perseverante espíritu examina su vida y el camino recorrido después de accidentarse. Reconoce en todo tiempo el apoyo de su familia y cómo le ha hecho para mantenerse en pie.
“He salido adelante con la ayuda de mi esposa, de mis familiares, amigos; trabajando, echándole ganas y no dándome por vencido.
“Mi situación laboral se resolvió al 100 por ciento, por medio del Sindicato Autónomo de Maquiladoras de Reynosa. Quedé pensionado de por vida y con seguro de por vida también”, agradece.
Entrevistado en una forrajera de la colonia Pedro J. Méndez de Reynosa, que con grandes sacrificios ha echado a andar junto con su esposa, Carlos Isidro cuenta que gracias al modo que contrarrestó su percance es que logró reponerse.
“Los síntomas de asimilación para mí y mis familiares han sido más sencillos, puesto que no hubo una decaída, lamentos ni tristezas, sino que yo me enfoqué en ir para adelante. Lo que realmente importaba era que había quedado vivo y así siempre lo entendí y se los he hecho ver. Debo reiterar en todo tiempo el apoyo de la gente que estuvo alrededor de mí”, subraya.
Sin ser un impedimento para sobresalir la falta de uno de sus brazos, Carlos Isidro emprendió un negocio con la ayuda de quien ahora es su esposa, quien ya había trabajado en una veterinaria.
Ambos también procrearon un niño de cuatro años y una niña de dos, que hacen su vida la más feliz del mundo.
> ¿Qué aprendizaje te ha dado todo esto?
“Que las barreras y los límites son
los que uno se ponga”, señala categóricamente.
> ¿Cómo haces para animarte y no pensar en aquel accidente en la fábrica?
“Sí, bueno, yo siempre he considerado que sí es bonito voltear hacia atrás para ver los obstáculos que vas dejando y que día con día, no hay límites para que algo te detenga.
“No olvido el momento de mi accidente ni las cosas que se me dificultaron, pero aprender a hacerlas es lo que me ha ayudado a salir adelante. Creo bastante en Dios, nada más en El y siempre me ha fortalecido”, manifiesta con ánimo denodado.
> ¿Qué consejo le darías a las personas que han sufrido un incidente laboral?
“Eso es una consecuencia de una decisión que hemos tomado. Yo tenía planes de seguir estudiando, pero decidí irme a trabajar y me sucedió el percance, fue una consecuencia del acto que había tomado.
“Sin embargo, pudo haber sido peor y debemos darle gracias a Dios que estamos vivos y que no nos pongamos limitaciones. Nos podrán faltar extremidades, pero sí se le pone corazón es posible salir adelante”, reitera Carlos Isidro, quien como un ejemplo de ello pertenece al Colegio de Árbitros de Reynosa, que cuando le necesita lo llama para pitar partidos de futbol en ligas como la Universitaria y la Unión, entre otras.
UNA GRAN EXPERIENCIA
Por su parte, la esposa, San Juana Martínez, agradece compartir la vida con una persona como Carlos Isidro, que a todo le encuentra el lado positivo.
“Es una aprendizaje que nunca termina, desde el momento en el que te levantas, es mucho el ánimo que te proyecta, pues te anima a hacer cosas que se ven difíciles y te alienta.
“No es porque sea su esposa, pero es maravilloso convivir con él. Carlos tiene amistades y mucha gente lo sigue porque les proyecta eso, los anima y apoya. Nunca te esperas que una persona que tuvo un problema así te ayude. Como también resulta raro que una persona que lo tiene todo venga hacia él para eso”, considera.
Y es que Carlos Isidro ha demostrado que se puede salir adelante y, aunque su cónyuge, su mamá y sus respectivas familias le prestan ayuda, éstas piensan que todo el mérito es de él.
“Por eso es muy bonito que dicha organización cuya gente uno no conoce en persona, ni se imagina, se ponga a pensar en ayudarle.
Mientras tanto, Carlos Isidro despacha a sus clientes con el mismo optimismo que lo caracteriza y atiende a su esposa y sus hijos sin quejarse de nada, poniendo la mejor cara a cada circunstancia y su inseparable sonrisa.