
Hace 23 años muchos ni siquiera habían nacido… En la televisión estadounidense se transmitía el primer episodio de Los Simpson, mientras que Rashid Karami –primer ministro de Líbano–, moría en un atentado terrorista adjudicado al militar Samir Geagea. Por aquel entonces la imagen de la niña Cecilia Cichan daba la vuelta al mundo como la única sobreviviente del vuelo 255 de Northwest Airlines, donde viajaban 156 personas a bordo.
En el cine, Robocop marcaba un hito en las películas de ciencia ficción, entretanto Madonna triunfaba con el álbum “You can dance”, al tiempo que en un modesto hogar de Rosario en Argentina, nacía Lionel Messi, la súper estrella del Futbol Club Barcelona.
En México, Miguel De la Madrid Hurtado gobernaba el país y en la radio sonaba el tema de Los Tigres del Norte “La jaula de oro”, en la misma época cuando la industria maquiladora en Reynosa comenzó a tener su apogeo.
Fue precisamente en esta ciudad, en un espacio muy reducido, donde unos empresarios regiomontanos tuvieron la idea de abrir un 7-Eleven, filial del gigante de los comercios de conveniencia que hoy en día cuenta con más de 38 mil sucursales (incluso, por encima de McDonald’s) en 17 países del mundo.
Este mercado no tenía competencia ni para lo que representaban las misceláneas de la “esquina” y los abarrotes de consumo. El concepto de estilo americano hizo aún más atractivo para la comunidad que cada compra fuera una experiencia de “cliente universal”, sin importar el producto o el dinero llevado para gastar.
Un simple vaso con café del “Seven” –como popularmente se le conoce en la frontera– le dio a la gente un sentido de pertenencia y de importancia que ésta acogió de inmediato, tan es así que, con el transcurso de los años, se volvió una tradición acudir a este local por una comida rápida, un dulce o una revista.
La oportunidad de satisfacer rápidamente una necesidad de autoservicio en un mismo lugar catapultó a esta firma extranjera, que había nacido 60 años antes en la ciudad de Dallas y que los almacenes del Grupo Chapa llevaron primero a Monterrey en el año de 1976 y luego a otras ciudades del país.
No obstante, Reynosa se convirtió en un bastión para la compañía, que pronto comenzó a incrementar sus operaciones comerciales con un mayor número de tiendas.
Para mediados de los años 90 ya había alrededor de 22 establecimientos. Para el año 2000 la cifra creció a 42 y en este 2010 su éxito ha sido tan positivo que la empresa planea cerrar el año con 150 tiendas, de acuerdo con datos proporcionados por la Cámara de Comercio de esta ciudad.
Ramiro Cienfuegos, presidente de la Canaco, indicó que la historia reciente de Reynosa difícilmente puede concebirse sin la aportación económica y social que representan los 7-Eleven.
“A donde quiera que se vaya ahí están… y cada día se abren en todas las colonias. Yo creo que no hay un sector de Reynosa que no tenga una tienda de estas y eso es muy bueno, porque de alguna manera genera empleos y ayuda a la economía de nuestra ciudad”, dijo.
DESAFIAN DEPRESION ECONOMICA
El representante del sector comercial en esta comunidad, mencionó que en la actualidad la cadena 7-Eleven genera 900 empleos directos, algo que difícilmente podía divisarse hace 23 años cuando sólo había cinco trabajadores.
“Si traducimos esto en el número de familias que alcanzan ese beneficio nos damos cuenta de que de alguna manera se está apoyando a su economía”, arguyó el entrevistado.
Lo cierto es que en tiempos de crisis esta franquicia sigue en expansión y su mercado cada vez está mejor posicionado.
“Ellos han seguido abriendo tiendas todo este 2010. Ahorita hay 143 7-Eleven en Reynosa y la idea es cerrar el año con 150.
“Y hay proyectos para el próximo año seguir en crecimiento. Probablemente sean unos 20 o 30 establecimientos más”, especificó Cienfuegos.
La boyante economía de la ciudad ha permitido que ésta sea una tierra fecunda, hasta para la competencia.
“Reynosa es uno de los puntos estratégicos más importantes para esta franquicia (por su condición de frontera), claro que sí. Es muy buena plaza tanto para los 7-Eleven, como para los OXXO, ahí andan a la par en número de tiendas. Esta productividad genera muchos empleos”, resaltó.
Cienfuegos consideró que gran parte del éxito de este tipo de comercios estriba en su modelo de servicio: práctico y muy presentable.
“Siempre buscamos algo rápido. A nosotros como buenos mexicanos siempre se nos olvida algo y vamos al ‘Seven’.
“Aparte hay que considerar su buena apariencia y en general los acabados de las tiendas, la comodidad que ofrecen y todo esto es un concepto que pega mucho en las colonias. Platicaba yo con un gerente y me dice que ellos no van a ver si pega, porque es un estilo de mercado que está comprobado que funciona”, afirmó.
MINISUPERS VS FRANQUICIAS
Cienfuegos relató que el 28 de agosto de 1987, cuando llegó el primer 7-Eleven a Reynosa, aún no arribaba la que es hoy su mayor competencia. Una de las grandes ventajas que tuvo esta cadena es que se amalgamó en México con el Grupo Chapa, un almacén muy sólido en la zona metropolitana de Monterrey.
Esto le permitió al conglomerado multinacional tener la plataforma de abasto idónea para garantizar la provisión de muchos de sus productos en la frontera a un precio controlado. Su cercanía con Nuevo León también desempeñó un papel preponderante en el traslado de mercancías.
Para algunos la aparición de estos centros de autoservicio no afectó en un principio a los pequeños locatarios, sino en la última década, cuando predominaron por toda la ciudad; sin embargo, existen quienes consideran que ambos satisfacen necesidades diferentes, sin entrar de lleno a la pugna por el dominio de clientes.
“En Reynosa la gente tiene por costumbre comprar algo aquí en el ‘Seven’ y comprar otras cosas en la tiendita de su colonia. El consumidor es muy variable y la oferta también.
“Es raro ir a un estanquillo por un café instantáneo, un hot dog o un burrito caliente, como asimismo no es común venir por cuatro o cinco huevos, por un kilo de masa, por un queso molido, un analgésico y hasta un trozo de carne”, consideró uno de los cajeros.
Lo cierto es que nadie niega el protagonismo de los 7-Eleven en el crecimiento de Reynosa, a pesar de que las franquicias no están abiertas a la venta al público, en el caso de los OXXO, dependientes de Grupo FEMSA, puede hacerse comisionista.
Pese a su rentabilidad, hay algunas tiendas que han cerrado, aunque, a decir de Cienfuegos, esto obedece básicamente a la falta de estacionamiento y sencillamente se cambian a otros sitios estratégicos.
“Había una sobre la calle Río Mante que no tenía donde poner el carro. En el caso del primer ‘Seven’ en Reynosa –que tampoco cuenta con estacionamiento– se ha sostenido porque hay muchas oficinas a su alrededor y pasa mucha gente”, dijo.
Comparado con el pasado otra de las grandes ventajas de los 7-Eleven es que en éstos pueden pagarse los recibos del agua, de la luz, el teléfono y hacer recargas para el teléfono celular, algo inimaginable hace dos décadas.
El presidente de la Canaco señaló, además, que a cualquier hora del día y también de la noche puede encontrarse un “Seven” abierto. Durante la madrugada si es necesario conseguir cierto producto, muy temprano en la mañana si se antoja un café o un chocolate caliente sobre todo en el tiempo de frío.
“Tienen poco de todo, de lo básico ahí lo encuentras. Te comes algo rápido y económico y por lo pronto te saca del apuro, cosa que no tenías antes. Este tipo de tiendas también es de gran ayuda para las personas que trabajan de noche o que laboran en la construcción”, comentó.
En la actualidad dicha marca de locales de conveniencia posee cuatro categorías de productos propios. Big Lunch, que abarca sándwiches y burritos; Big Bite, enfocada a los hot dogs; Big Donuts, que como su nombre lo indica es concierne al pan de dulce y Café Select-Chocolate Select, donde el mismo cliente se prepara estas bebidas a su gusto.
Víctor Hernández Leal, jefe de comunicación y Relaciones Públicas de la empresa, indicó que cuentan con tiendas en Baja California Norte, Coahuila, Estado de México, Distrito Federal, Jalisco, Nuevo León y Tamaulipas. Además, cuentan con una sub licencia territorial en Yucatán y Quintana Roo.
De esta manera los 7-Eleven, que algún día llegaron para quedarse, son ya parte de la historia de esta ciudad en la frontera y su legado aún no deja de escribirse.
SE CONOCIERON EN EL 7-ELEVEN
Más allá de su papel económico y empresarial en la ciudad, los 7-Eleven también han sido el punto de encuentro de muchas parejas que formalizaron sus uniones (clientes, trabajadores o entre ambos).
Filemón Vázquez, quien es un añejo consumidor del primer establecimiento de este tipo en Reynosa, recuerda a un matrimonio que se enamoró en este mismo sitio hace más de 20 años.
“Los que trabajaban aquí se hacían novios y se casaban. No me acuerdo bien de los nombres, pero son matrimonios hechos y derechos y se conocieron trabajando en el ‘Seven’.
“Me acuerdo mucho de una pareja en especial. La señora era muy trabajadora. Aquí te volteaba la tienda al revés y al derecho (risas). Venía yo y al otro día ya estaba cambiado todo… Cada semana o cada 15 días cambiaba esto para acá y esto para allá”, cuenta sonriente.
Y es que el primer local causó sensación entre los habitantes de aquel momento. Para ese entonces el municipio no había crecido tanto y la calle Tehuantepec con esquina en el bulevar Morelos se encontraba en la periferia. La fachada del 7-Eleven era de lámina, según evoca este trabajador de una ferretería, aunque a su parecer el interior sigue siendo muy similar.
Por su lado, José Santiago Espinoza, quien es el actual gerente de la tienda, también conoció a su esposa trabajando en este lugar. Es ahora padre de dos hijos.
Dice que se siente “contento” con su empleo y ha hecho muy buena amistad con sus compañeros.
Durante los más de tres años que tiene en este trabajo, José ha visto entrar y salir a un sinnúmero de personas, la mayoría satisfechas con lo que compraron.
“Desde que llegué me he sentido bien aquí, todos tenemos buena comunicación –¿Y aquí no te salió novia de casualidad?– La verdad sí, aquí conocí a mi esposa (risas)”, concluyó.