
Desde que era pequeña, en la ‘maestra Cielo’ se despertó un interés genuino por la expresión artística, por lo que se sumergió en el mundo de las letras y la pintura hasta convertirse en una reconocida escritora, pintora y promotora cultural. Hoy en día, no sólo ha dejado huella en su ciudad natal, Reynosa, pues sus obras han alcanzado horizonte en Monterrey y el Valle de Texas.
Desde temprana edad, Graciela Ramos Dominguez descubrió su gusto por la lectura, la escritura y la pintura, y –en su relato–, aunque tuviera muchas amigas, no tenía con quien compartir este descubrimiento gustoso, por lo que en aquellos ayeres se etiquetó así misma como la ‘rara’ del grupo.
Graciela Ramos, originaria de Reynosa, es una destacada escritora, pintora, traductora, promotora cultural y coordinadora independiente del Taller de Escritura Creativa desde 1995.
En su visita a Hora Cero, la maestra señaló su pasión por la literatura y las artes plásticas, dos disciplinas que en conjunto proyectan su prolífica carrera. Aquella resonante ‘rareza’ que describió, no fue impedimento para que Ramos explorara el mundo de las letras, pues su formación literaria comenzó como lectora, cuando en las tardes se sumergía leyendo clásicos de la literatura universal.
Su afición trascendió más allá de ser espectadora del panorama literario que los libros despertaron en ella, pues con disciplina y pasión asistió a talleres de figuras de talla nacional como Emilio Carballido, Hugo Argüelles, Orlando Ortiz y María Elena Díaz Alejo.
Hoy en día, Graciela Ramos es reconocida como ‘la maestra Cielo’, pues imparte un taller de Escritura Creativa, en donde trabaja con las bases de la literatura (desde la lectura) para lograr que las nuevas generaciones obtengan su formación.
PROCESO CREATIVO
La ‘maestra Cielo’, quien disfruta cada una de sus facetas, tanto como escritora como pintora, explica que a pesar de trabajar con diferentes disciplinas, el proceso creativo que conlleva la materialización de sus obras son similares entre sí. Ella explica que las aptitudes de la plástica se ven reflejadas en la pintura cuando una emoción o pensamiento brota desde la inspiración.
Cielo señala que las artes plásticas son más que ‘chorrear’ pintura; destaca la complejidad de la literatura, la cual se respeta y se manifiesta a través de la lectura. El resultado de todo, de acuerdo a la entrevistada, va más allá de lo tangible, pues lo más importante es la devoción que hay que tener por las artes. –Yo siento que el arte cura todo, nos cura el alma–, expresa la oriunda de Reynosa.
En el taller de escritura creativa, Ramos explica que la repetición de lo aprendido es la cuna de la enseñanza para que los integrantes puedan afinar y visualizar de qué manera se pueden llevar las letras hacia una expresión literaria.
“No todos los que entran al taller salen siendo escritores”, hizo énfasis.
En su encuentro con jóvenes y adultos, la maestra Cielo brinda a los participantes las herramientas necesarias para realizar textos propios respetando los lineamientos éticos del taller: lectura y análisis de obras de literatura universal, la visión de la creación y las actividades que se realizan a través de ejercicios escritos.
“En el taller, cada uno responde de una manera diferente, y es maravilloso porque yo aprendo de su capacidad mental”, comenta.
Lo emblemático de la escritura y lo que imparte Ramos en su taller, es que cada persona suelta a través de la escritura algo que se está diciendo por primera vez. –En el mundo nadie había dicho eso y lo que se va a escribir es único–, explica.
“Estoy viendo día con día que si mis alumnos no leían mucho, ahora se empiezan a interesar. Porque se transforman y se convierten en mejores personas”, expresa.
PROMOCIÓN CULTURAL EN LA ACTUALIDAD
La entrevistada menciona que la promoción cultural –privada– es la que vale la pena ejercer dentro del rubro artístico, haciendo referencia a aquellas que son organizadas por la sociedad sin fines de lucro. Al exponer lo siguiente, ejemplifica su caso tras haber trabajado por su cuenta para lograr el despliegue de su vocación. Con algo de orgullo en su voz, aseguró que a pesar de estar dentro de su mundo (su taller de escritura), se entera de las actividades y promesas culturales que rodean Reynosa, lo cual la llena de felicidad.
“Yo veo que actualmente la respuesta es excelente, no acabaría si digo los nombres de la gente que está trabajando en pintura, en murales e incluso el talento de teatristas y escritores. Todas las artes se están llenando de personas talentosas que están expresando lo suyo, y diría que con muy buenos resultados”, refiere.
Graciela Ramos, quien vivió por un tiempo en la Ciudad de México, recuerda que no tuvo la oportunidad de asistir a una escuela de pintura; sin embargo, su interés se mantuvo vivo a través de sus visitas a museos y sobre todo, por la influencia de los maestros Artemio Guerra, con quien aprendió disciplinas artísticas de dibujo, carbón, acrílico y óleo; la maestra Kathleen Cook, con quien aprendió la técnica del pastel; Luis Nishizawa con la técnica medieval del temple de yema y Ximena Subercaseaux, en el Museo MARCO de Monterrey.
En sus palabras, Guerra fue fundamental en su formación, enseñándole el respeto y la ética del arte plástico.
-Maestra Cielo, ¿para usted qué es escribir?
–Escribir es afirmarme a mí misma, enriquecer la vida, amar y atesorar la palabra, jugar con ella, otorgarle ritmos, signos y silencios. Es olvidar el mundo y sus congojas, sacar cosas del armario, crear a otros y sus entornos, asumir fracasos, transfigurar el destino (…) sosegar angustias, romper para luego reunir mi ser. Escribir es decodificar, aceptar, perdonar, denunciar, recordar, admitir, explorar, confesar, implorar, aventurar, gozar. Escribir es para mí, crear un mundo propio aunque me digan que no existe.