Sequía, contaminación, desperdicio y hasta robo de agua prenden las alarmas en Tamaulipas ante la escasez en diversos municipios de la entidad; por lo que autoridades, organismos y asociaciones hacen un llamado urgente a cuidar el vital líquido, pues podríamos estar ante un panorama desolador.
Las redes sociales muestran al mundo entero las impactantes imágenes de la Presa Rodrigo Gómez, conocida como “La Boca”, en Santiago Nuevo León totalmente seca; también la odisea que viven sus ciudadanos regios debido a los cortes de agua que el gobierno del Estado de Nuevo León realiza. Y aunque desde Tamaulipas pudiéramos ver esto como algo muy lejano, quizás no está tan lejos de una posible realidad.
El tema del cuidado del agua es algo que se ha escuchado desde hace muchos años, más que por verdadero interés, solo para que no pasara desapercibido, “por cumplir”, sin que realmente se tomara realmente en serio; pero hoy, las circunstancias exigen acciones concretas y urgentes.
Fue en este año 2022 cuando se encendieron los focos rojos y al problema con el vital líquido se le llamó en Tamaulipas por su nombre: crisis del agua.
SEQUÍA EN TAMAULIPAS
Desde el segundo semestre del 2018, la falta de lluvias en el estado impidió la siembra de 40 mil hectáreas por falta de humedad y provocó la muerte de 500 reses, según el reporte emitido por el Monitor de Sequía en México.
Ésta situación se prolongó hasta el 2019, pues más del 64 por ciento de la superficie del estado sufrió afectaciones; destacando la del centro y el sur, y una parte del norte.
El mes de julio de ese año fue catalogado como “el segundo julio más seco a nivel nacional de acuerdo con los registros históricos”, según el reporte.
Para el año siguiente la situación no mejoró y en el mes de noviembre, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) alertaba por medio de su monitor que durante el invierno, además de fríos intensos, se enfrentaría una sequía fuera de lo normal, y así fue, prolongándose además hasta enero del 2021, cuando se registraron solo algunas lluvias leves.
Desde el segundo semestre de febrero, hasta el primero de junio, el territorio tamaulipeco se mostró con “sequía severa”, predominando en el centro y el sur del país.
LA CRISIS
La Asociación Ciudadanos en Acción por México, afirmó en el 2019 que el crecimiento poblacional e industrial demandaba más agua, por lo que eran necesarias acciones urgentes, pues la escasez podría impactar diferentes municipios de Tamaulipas.
Aunque a mayor plazo, la Conagua también advertía sobre la crisis, ubicándola en el año 2030, para cuando se esperaba que las principales ciudades de Tamaulipas sufrirían por su carencia.
Tampico fue en el 2021 de las primeras en padecerlo, derivado de múltiples factores como: fugas en el dique Camalote con desperdicio de hasta los 20 metros cúbicos de agua y un nivel crítico en el sistema lagunario Chairel, donde bajó hasta 38 centímetros.
El problema se replicó en Ciudad Madero, donde también influyó el incremento de sal en los mantos acuíferos que abastecen del líquido, provocando que las personas de ambos municipios realizaran compras de pánico de agua purificada.
Como consecuencia, los costos de los garrafones se incrementaron y además, se limitó su venta a cuatro por persona.
La razón de que hasta las viviendas llegara agua con sabor salado, fue que una falla en uno de los diques provocó la contaminación del sistema lagunario.
En medio de la contingencia provocada por la Covid-19, Altamira se sumó a los municipios afectados por la falta de agua, mientras las fugas en el dique Camalote continuaban.
La situación derivó en una reunión de emergencia convocada por el Consejo de Instituciones Empresariales del Sur de Tamaulipas (Ciest), a la que acudieron además, representantes de la Comisión Nacional del Agua, de la Secretaría de Marina, Secretaría de la Defensa Nacional, del ayuntamiento de Tampico y de la Comisión Municipal de Agua Potable y Alcantarillado.
Finalmente en junio de ese año, los niveles de agua salada bajaron y se empezó a estabilizar el suministro en los municipios afectados gracias a las lluvias registradas que llegaron al sistema lagunario del Tamesí a través del río Guayalejo.
Sin embargo, debido a la situación sufrida desde abril, millones de litros cúbicos de agua resultaron contaminados.
PARECIDO A NUEVO LEÓN
Fue en enero del 2022 cuando Nuevo León alertó sobre el bajo nivel de agua en la Presa La Boca, pues según registros oficiales del Sistema Nacional de Información del Agua (SINA), organismo de la Comisión Nacional de Agua (Conagua), se encontraba a un 32 por ciento de su capacidad, con lo que la crisis del agua en ese estado se convirtió en una realidad.
Posteriormente, en el mes de marzo, el gobierno implementó cortes en diferentes municipios del área metropolitana de Monterrey, y de ahí a la fecha, algunas personas en redes sociales han reportado que hasta varios días completos han pasado sin agua.
Nuevo León mostraba la que podía ser la realidad para muchos estados, entre ellos Tamaulipas, por lo que en municipios como Victoria se inició con un programa de tandeos distribuido por zonas, por lo que en algunas se tendría agua por la mañana, en otras por la tarde mientras que en varias sería por días.
LA LUCHA POR EL AGUA
Organizados en una autodefensa y con machete en mano, ejidatarios de Jaumave se ubicaron en el río Guayalejo donde disputan el agua con los productores de limón.
Los 300 ejidatarios que forman la asociación de Usuarios del Canal Común, argumentaron que Conagua otorgó una concesión hace 10 años al ejido Monte Redondo, cuyos habitantes rentaron el predio a empresarios que siembran limón, quienes extrajeron mucho más agua de la permitida, lo que les impide sembrar maíz y frijol.
Ante ello, y después de intentar exponer la situación ante Conagua y no ser escuchados se organizaron para bloquear las tomas.
En Altamira, habitantes de Villa de Cuahutémoc, recientemente bloquearon la carretera Tampico-Mante con sus vehículos para protestar por la falta de agua en las colonias.
Según el gerente general de la Comapa, Omar Hernández Leines, quien arribó al lugar, dijo que el origen del problema era una fuga ocasionada por el rompimiento de la línea en la toma de captación del río Tamesí.
Ese mismo día, se les informó a los ejidatarios que ya se encontraba personal trabajando en el área y se llegó a un acuerdo en el que se estableció que se les proporcionaría agua en pipas hasta su domicilio.
En el municipio fronterizo de Reynosa, la suspensión del servicio es una constante, aunque en ocasiones la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (Comapa) de Reynosa informa día y hora de corte en sus redes sociales, no siempre ocurre, lo que impide que las personas puedan prepararse para ello.
Esto es común en el sector comprendido por las colonias Rancho Grande, Ampliación Rancho Grande, Hacienda Las Fuentes y el Fraccionamiento Los Caracoles, por lo que tras casi una semana de no tener agua, sus habitantes acudieron a manifestarse para exigir la reanudación del servicio el día 14 de junio.
Fue así que con pancarta en mano arribaron a la Planta Potabilizadora Rancho Grande en donde además pidieron, la reparación de las fugas existentes.
Una de las asistentes dijo que si bien han estado hasta ocho días sin servicio, la problemática con el agua potable se presenta desde hace varios años y actualmente le dicen que el motivo es el bajo voltaje de energía.
“Comapa nos dice a todos los ciudadanos ‘hay que cuidar el agua’, pero hace más de dos meses se les reportó una fuga de uno de los tanques que se encuentran en la parte de atrás, y hasta ahorita sigue igual, ¿por qué no la han venido a arreglar?, ¿de qué se trata entonces?”, expresó la mujer.
Agregó también que el día 2 de abril se levantó una lista de los sectores en los que no hay agua acompañado con firmas de las personas afectadas; además, constantemente se han hecho reportes, y se ha acordado que Comapa mandará pipas de forma semanal, pero dijo que nada se ha cumplido, según afirmaron, por falta de diesel.
“¡Vamos a pelear por el agua!, si el gerente de Comapa no nos da la cara tenemos pensado bloquear la carretera Ribereña”, advirtieron los afectados.
Independientemente de los factores que lo han provocado, la realidad es que el problema llegó y según un estudio del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), Tamaulipas es uno de los 15 estados mexicanos en peligro de quedarse sin agua, pues el 70 por ciento de su territorio vive una crisis, ya que las siete principales presas que proporcionan agua para el consumo humano se encuentran a un 40 por ciento de su capacidad.
El WRI afirma también que, los municipios que se encuentran en “riesgo extremadamente alto” son: Güémez, Jaumave, Palmillas, Ciudad Victoria, Tula, Río Bravo y Matamoros.