Las elecciones intermedias reflejan el temperamento y las tendencias del jefe máximo en el Estado.
En Tamaulipas, más que la elección de los gobernadores, en la que mucho tienen que ver los poderes centrales, el estilo lo marcan las elecciones intermedias, cuando ya los mandatarios están afianzados en el poder y pueden imponer su sello personal. En la historia reciente, puede decirse que el parteaguas se da con las elecciones de 1995, cuando Manuel Cavazos Lerma, adalid del neoliberalismo, crea el Instituto Estatal Electoral y reforma el Tribunal Estatal Electoral, para hacerlos a modo.
El Instituto Estatal Electoral como órgano público autónomo de carácter permanente, con personalidad jurídica y patrimonio propios, es responsable de los procesos electorales en el estado. Se integra con dos cuerpos: el Consejo Estatal Electoral (CEE) y la Junta Local Electoral (JLE). El Congreso local nombra al presidente del CEE. Este tiene (según el Art. 86, fracc. XXIII) la atribución de efectuar los cómputos finales, declarar la validez de las elecciones y expedir las constancias.
Todo a modo para que en ese año electoral el mapa político de Tamaulipas tuviera una novedosa composición. Aunque el PRI pierde sólo 9 de las 43 alcaldías de la entidad, viene a resultar apaleado, pues obtiene sólo el 46.25 de los sufragios efectivos, frente a un PAN en acelerado ascenso, 35.66%; un PRD con 5.88%; el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional 3.31%; el PARM 3.49 y el PVEM .49. Así, viene a resultar que el partido oficial pierde con 46.25% contra 48.83% de la oposición.
En el Congreso, aunque la ley favorecía la sobrerrepresentación del partido oficial (20 curules), es claro que el PAN avanza notablemente, logrando 7 diputaciones en distritos de alta densidad poblacional, los dos de Tampico y los dos de Matamoros, y altas votaciones en Miguel Alemán y Valle Hermoso. El PRD obtuvo 3, el PFCRN 1 y el PARM 1. Cabe señalar que el frente cardenista fue una muleta del alcalde de Altamira que no aceptó las decisiones del gobernador y le dio contras.
Es en esta época, cuando comienza a aplicarse el principio enunciado por José Stalin: “Los que votan no deciden nada, los que cuentan los votos son los que deciden todo”. Elba Esther Gordillo se posesiona del sindicato de maestros y empieza su tarea de apoderarse del sistema electoral para llegar a ser, en un momento dado, el factor decisivo en la sucesión presidencial, como después reclamaría a Felipe Calderón a quien llevó a la presidencia de la República; pero, éste sólo le dio migajas.
La siguiente elección intermedia de 2001, con el discípulo favorito de Cavazos, Tomás Yarrington Ruvalcaba en el poder, el PRI recupera dos alcaldías; pero pierde una diputación. Ahí inicia el tiempo de las coaliciones, quedando los números como sigue: PRI, 36 alcaldías y en alianza con el PVEM, 19 diputaciones; PAN 5 alcaldías y 7 diputaciones; PRD 1 alcaldía y en alianza con MC, PSN y PAS, 3 diputaciones, y emerge el Partido del Trabajo con 1 alcaldía y 3 diputaciones.
Un año antes, Francisco García Cabeza de Vaca se postuló para diputado federal en las elecciones de 2000 por el II Distrito Electoral Federal de Tamaulipas con cabecera en Reynosa, y se convirtió en el primer diputado federal de oposición de dicho distrito. Ya para entonces, Elba se había aliado con Vicente Fox para hacerse de la presidencia a cambio de más poder para la estructura sindical del magisterio. Viene a resultar que el botudo no entendió que el jefe era ella. Con la firma del Compromiso Social por la Calidad de la Educación, en agosto de 2002 (un mal chiste), el presidente le otorgó más poder, la presentó como la favorita de palacio según la revista Proceso, y como su aliada para las reformas que el país necesita.
Para la intermedia de 2007, el PRI pierde dos alcaldías para quedar con 34 aunque jugó en alianza con el PANAL, en diputaciones sigue igual, 19; el PAN gana dos alcaldías y una diputación para gobernar en 8 municipios de alta densidad poblacional, con 8 curules; el PRD, 2 alcaldías y 1 diputación; el PVEM 1-1. Emerge el partido de Elba Esther Gordillo, ya totalmente posesionado del sistema electoral nacional y el Partido Nueva Alianza obtiene una alcaldía y una diputación; el PT sólo una diputación.
Cabeza de Vaca gana una diputación local plurinominal. El crecimiento del PAN no es casual, menos frente a un acólito de la Gordillo en el gobierno del Estado. Desde el periodo electoral de 2006 comenzó a tejerse una alianza entre el entonces candidato del Partido Acción Nacional (Calderón), y la señora Gordillo. Hay muchas pruebas de que ella manipuló a los votantes seguros del Panal, su clientela y familiares, para que dieran su voto por ese partido para las diputaciones y senadurías, pero para el PAN en las de Presidente. La diferencia de casi millón y medio de votos para unos y el otro es un dato que la Gordillo ha sabido explotar. El precio que cobró era excesivo y el gobierno se lo pagó. Pero ella quería más.
En el 2013, durante el régimen de Egidio Torre Cantú, quien llegó a la gubernatura por el artero y nunca resuelto asesinato del carismático Rodolfo Torre, su hermano, el PRI gana una alcaldía para quedar con 35, y 19 curules; el PAN 8 alcaldías y 10 diputaciones; PANAL, 3 diputaciones; PRD, 1; PT, 1; PVEM,1 y Movimiento Ciudadano, 1. Ya se vislumbraba la tendencia al bipartidismo al estilo norteamericano en el ejercicio del poder ejecutivo.
En 2012, Cabeza de Vaca se postuló y ganó la candidatura interna del PAN para competir por la senaduría de Tamaulipas, dejando en segundo lugar a la subsecretaria de salud y también exdiputada federal por Reynosa Maki Esther Ortiz Domínguez, quien impugnaría la elección por supuestas actividades de promoción del voto por parte de Cabeza de Vaca. Se convirtió en ganador de la elección al Senado de la República con el 38.62% de los votos y dejando en segundo lugar al exgobernador de Tamaulipas Manuel Cavazos Lerma con el 29.08%.
Calderón no pudo con Elba. Su secretario del Trabajo, de muy ingrata memoria, declaró para escurrir el bulto que: “La autonomía sindical señala que ellos son libres de definir sus estatutos, todos los documentos internos, de nombrar a sus dirigentes, de reelegirlos cuantas veces quieran, a través del mecanismo o método que se desee”. Desconoció la realidad que le fue expuesta: “Ella retiene de los salarios las cuotas sindicales, permite las dobles, triples y más plazas en manos de los dirigentes, también tolera que se manipulen las condiciones generales de trabajo, no impone sanciones por faltas administrativas demostrables ni impide que se hereden o vendan las plazas de los maestros al momento de su jubilación”.
Quizá por ello, tres meses después de iniciado el gobierno de Peña Nieto, la Gordillo fue detenida bajo cargos de defraudación fiscal. En octubre de 2013, se dictó orden de aprehensión en su contra debido a que en su declaración anual del Impuesto Sobre la Renta (ISR), correspondiente a 2008, supuestamente consignó ingresos menores a los realmente obtenidos. Se dijo que existía un posible lavado de cerca de 2,600 millones de pesos, manejados a través de cuentas apócrifas. ¿Cuánto de ese dinero provenía del sistema electoral?
Las elecciones intermedias del 2018 y 2019, que se llevaron a cabo en distintas fechas para empatar las de alcaldes con el proceso federal, ya con Francisco García Cabeza de Vaca como gobernador y con una votación muy alta en las primeras (61.32%), y muy enchumizada las segundas, con apenas el 32.59%, el PRI se derrumba y el PAN se encumbra. El PAN barrió con 31 presidencias municipales y 22 diputaciones.
Antes, el 5 de junio de 2016, Francisco García Cabeza de Vaca, con el apoyo del foxismo y de Felipe Calderón, fue electo gobernador del Estado de Tamaulipas, tras derrotar al priísta Baltazar Hinojosa Ochoa en el marco de las elecciones de ese año, siendo el primer gobernador de oposición en 86 años. Ocurrió, entonces, el más inaudito saqueo de las arcas públicas, pues el gobierno de Enrique Peña Nieto permaneció omiso.
Para estas fechas, el magistrado federal Miguel Ángel Aguilar López, famoso por favorecer a personajes del hampa de cuello blanco, pero que alcanzó su mayor relevancia con el caso más sonado que se le recuerda, precisamente el fallo con el que Elba Esther Gordillo recuperó su libertad el 8 de agosto de 2018, todavía en el sexenio de Enrique Peña Nieto. El magistrado resolvió que los más de mil 978 millones de pesos que le acusaron haber lavado a la maestra tenían un origen legal, ya que el SNTE nunca denunció lo contrario; además, estableció que la información bancaria con la que fue acusada se obtuvo sin la autorización de un juez. ¡Tan-tan!
Así, el PRI, en plena debacle, ganó 6 alcaldías y 3 diputaciones. Morena en su primera incursión, obtuvo 5 alcaldías y 9 curules; independientes, 1 alcaldía; Movimiento Ciudadano, 1 diputación. En esta proceso fue evidente el crecimiento de dos fuerzas políticas de naturaleza antagónica: El Partido Acción Nacional, que concentró sus fuerzas en Tamaulipas y, con fuerte apoyo del exterior, buscó llevar a la candidatura presidencial a García Cabeza de Vaca, ciudadano estadounidense, y el Movimiento de Regeneración Nacional, promovido por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la figura histórica más relevante del siglo.
En las intermedias del 2024, los resultados han sido casi cantados: Tamaulipas da control absoluto a Morena y aliados: ganan 25 de 43 ayuntamientos y 21 de 22 diputaciones locales. El PAN y el PRI, 16 alcaldías y 2 diputaciones; MC y PT, una alcaldía cada uno. De esta forma, las elecciones intermedias en Tamaulipas reflejan el temperamento y la tendencia, el sello personal, del ejecutivo en turno, el doctor Américo Villarreal Anaya. Primero fue el PRI como mayoría absoluta, luego el PAN y ahora Morena.
Elba Esther y Cabeza de Vaca, ya no pintan en estas tierras teñidas de guinda y gobernadas por un hombre capaz y bien intencionado, el gobernador Américo Villarreal Anaya, quien tiene la confianza de los tamaulipecos y que se ha rodeado de personas del más alto nivel. Con los resultados de las últimas elecciones intermedias y el triunfo arrollador de la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, todo el monte se viste de orégano. Más con las recientes lluvias.