
Aunque la prevención y difusión sobre la violencia contra la mujer continua siendo un tema que ha tomado visibilidad mediática, la realidad es que las mujeres en Tamaulipas todavía son violentadas tanto en sus hogares como en espacios públicos.
Las mujeres en Tamaulipas siguen enfrentando un problema social importante: la violencia de género, lo que hoy en día se ha transformado en problema de salud pública por la gravedad de las condiciones físicas en las que terminan la mayoría de ellas; es una situación que aqueja a las mujeres tanto en sus hogares, como en espacios públicos, en el trabajo o hasta en planteles educativos.
El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que surgió a partir de la conmemoración del crimen de las hermanas Mirabal, en República Dominicana, y de protestas activistas en favor de los derechos de las mujeres.
Esta fecha no es un día de celebración o festejo para las mujeres, sino una oportunidad para sensibilizar y denunciar la violencia que vive este género, por encima de los estigmas sociales y prejuicios. En este día, de empoderamiento femenino y sensibilidad hacia los casos de violencia existentes, se busca impulsar acciones que contribuyan a la protección de las mismas.
A nivel nacional, Tamaulipas ocupa el octavo lugar en recibir llamadas de auxilio por casos de violencia. En el periodo de enero a septiembre del 2024, en el Estado se atendieron un total de 9 mil 163 llamadas telefónicas por casos de violencia de género, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), lo que demuestra una problemática creciente en el Estado.
TIPOS DE VIOLENCIA MÁS COMUNES
La violencia contra las mujeres sigue siendo una realidad alarmante, y organizaciones como Libélulas de Esperanza en Reynosa, Tamaulipas, enfrentan día a día esta problemática.
Según Leticia Guerrero Lozano, presidenta de la fundación, en los últimos meses se ha registrado un incremento del 30 por ciento en las llamadas por casos de violencia. Tan solo en un periodo reciente de ocho días, atendieron aproximadamente 15 casos con asesorías directas.
Los tipos de violencia física, psicológica y económica, encabezan la lista de agresiones reportadas. Sin embargo, Guerrero destacó un aspecto particularmente complejo.
“Un tipo de violencia más grave que viven las mujeres es la codependencia y el síndrome de Estocolmo, ya que se ‘enamoran’ de su agresor y regresan una y otra vez con él. Creemos que las mujeres pueden salir diciendo: ‘ya no quiero estar acá’, pero no todas tienen la capacidad ni las redes de apoyo que las ayuden a salir de ese círculo de violencia”, explicó.
Incluso, cuando una víctima intenta escapar, el entorno puede no ser favorable. La entrevistada compartió un caso desgarrador:
“Una mujer decía que si su agresor la golpeaba afuera de su casa, los vecinos la ayudarían. Pero no fue así, los vecinos se voltearon y decidieron ignorar este caso de violencia”.
PROCESO DE AYUDA
Cuando una mujer se comunica con la fundación, el primer paso es escucharla y orientarla.
“Se platica con ellas para que puedan asistir a la oficina y recibir una asesoría. Luego se decide si levantan una denuncia o si necesitan ayuda psicológica. Esas son las dos acciones primarias que realizamos en la fundación”.
Las mujeres que buscan terapia son canalizadas con psicólogos privados que colaboran con la organización o con instituciones como el Centro de Integración Juvenil (CIJ). Estas opciones permiten brindar atención especializada a quienes enfrentan procesos de rehabilitación tras situaciones de violencia severa.
Guerrero también señaló que cuentan con voluntariados de profesionistas que aportan sus conocimientos y habilidades para colaborar en esta misión.
CÍRCULOS DE VIOLENCIA
La presidenta de Libélulas de Esperanza destacó que es fácil juzgar desde fuera, pero que las víctimas enfrentan barreras psicológicas y sociales que complican su salida.
“Hablando con una psicóloga, me decía que podían pasar años dentro de una relación violenta. La codependencia y el síndrome de Estocolmo son comunes en mujeres que han sido violentadas por años y han sufrido violencia severa, como ser rociadas con gasolina, aceites o ácidos, o golpeadas hasta quedar ensangrentadas. Este tipo de violencia genera un impacto que no es fácil superar”.
UN CASO RECIENTE
La noche del 31 de octubre del presente año, en lo que parecía ser una noche de fiesta y diversión, Melanie Barragán de 20 años de edad y estudiante de Enfermería en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), se volvió víctima de violencia contra la mujer al ser agredida severamente por su pareja, resultando con golpes y fracturas en su ojo izquierdo, mandíbula, naríz y manos.
La joven se convirtió en víctima de uno de los testimonios de mayor impacto en noviembre, mes en el que usuarios en redes sociales, familiares y allegados a la víctima difundieron su caso para que la desgarradora experiencia que vivió Melanie Barragán, no quede impune ante las autoridades y se logre hacer justicia.
Según el relato de la víctima, fue en la fiesta de Halloween del pasado 31 de octubre en Ciudad Madero, Tamaulipas, el conflicto inició cuando Melanie se percató que Christian de Jesus (su agresor y pareja en su momento), tocó indebidamente a su amiga Danna Paola, razón por la que se desencadenó una discusión entre ambos.
“Yo le pregunté por qué la había tocado, que eso no se debía hacer, era mi amiga. Le dije que no pasaba nada, que se podía resolver al día siguiente con más tranquilidad. Salimos de la fiesta, él fue al carro diciéndome que no era así, que no era una persona infiel, me repetía muchas veces que él no era así”, contó.
Melanie explicó que poco después de la discusión, Christian se dirigió a su auto con el propósito de retirarse de la fiesta, sin embargo, éste regresó hacia donde estaba ella con un tono de voz agresivo a cuestionarse si tenía las llaves de su auto, siendo ese momento cuando comenzó a golpearla salvajemente.
“Él va a su carro, (pero) regresa a golpearme porque según él yo tenía las llaves de su carro, porque no las encontraba. A él se le cayeron las llaves y pensaba que yo las tenía”, dice.
Entrevistada por N+FORO, explicó que en el momento en el que su agresor la arrastró por el piso (como lo captó una cámara de seguridad), fue cuando recobró la conciencia ya que debido a la gravedad de los golpes quedó inconsciente por unos instantes. La joven recuerda que en sus intentos de levantarse, el sujeto la empujó varias veces para impedírselo, a lo que agregó que fue en aquel momento en el que casi se dio por vencida, cuando amigos suyos intervinieron hasta lograr quitar a Christian de encima de ella.
“La policía no quiso llevárselo porque dijeron que no había una orden y él se fugó, ya no lo pudieron detener”, acusó la joven de 20 años.
La estudiante de enfermería, relató que Christian y ella mantenían una relación como cualquier otra, con salidas al cine o a lugares de comida, sin embargo, confesó que cada que su pareja consumía alcohol tenía tendencias agresivas y en algunas ocasiones llegó a agredirla verbalmente.
Por otro lado, la joven agradeció el apoyo especial de su amiga Danna, quien además de intervenir en la violenta agresión, se mantuvo día con día difundiendo el caso de violencia de género que sufrió Melanie.
“Yo estoy totalmente agradecida con Danna, yo no sé qué hubiera pasado si ella no hubiera estado ahí conmigo (…), no estaría contando mi historia. Danna fue un ángel para mí en ese momento, hizo lo que pudo para quitármelo de encima y ya cuando vio que de verdad no podía, pidió ayuda y se lo agradezco demasiado”, expresó.
Aunque la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas (FGJT), ofreció una recompensa de 200 mil pesos a quien revele información verídica sobre el paradero de Christian de Jesús, el joven sigue prófugo de la justicia a más de 20 días desde la noche de la agresión.
Melanie, por su parte, se ha sometido a dos cirugías, una en su pómulo y otra en su ojo izquierdo, a consecuencia de los fuertes golpes que recibió; incluso corrió el riesgo de perder la vista.
Su madre sigue acompañando a Melanie a sus intervenciones médicas y sigue brindándole el apoyo necesario para que su hija salga adelante y reciba los tratamientos médicos necesarios.
Melanie por su parte, difundió en redes sociales una serie de videos que captaron la agresión que vivió, en donde agregó un mensaje claro: “Les junté los tres videos de las cámaras de seguridad para que vean la gravedad en la que me sometió a golpes y arrastros, no quiero que esto quede impune ante las autoridades, no quiero que siga libre este tipo que me causó mucho daño, dejándome diversas fracturas en la cara. No tuvo piedad ante mí de ninguna manera, él quería matarme”, compartió en su cuenta de Instagram.
UN LLAMADO
El trabajo de Libélulas de Esperanza es un recordatorio de que la violencia de género no es solo un problema individual, sino social. La indiferencia del entorno y la falta de redes de apoyo son obstáculos que agravan esta crisis. Guerrero concluye con un mensaje claro.
“Hay muchas situaciones que viven las mujeres violentadas, y cuando no se conoce el contexto es muy fácil juzgarlas. Pero no es fácil salir de la violencia. Como sociedad debemos ser parte de la solución”.
Libélulas de Esperanza sigue al frente, ofreciendo ayuda y acompañamiento a mujeres que buscan romper el ciclo de violencia y recuperar su libertad.