
Hasta hace mes y medio le era completamente imposible creer en la existencia de seres interplanetarios o naves extraterrestres. En más de 40 años de vida, jamás le llamaron la atención esos temas.
José Eduardo Mondragón Sánchez nació en una modesta familia de Coatepec Harinas, un pequeño municipio del Estado de México y llegó a Reynosa hace 13 años junto con su familia.
Casado y con cuatro hijos, dos de los cuales son pequeños de edad, este guardia de seguridad de una empresa maquiladora es considerado una persona seria y responsable, al grado que es el encargado de vigilar quien entra y sale de las instalaciones.
Pero una tarde, en un rato de distracción, se le ocurrió grabar con su teléfono móvil el paso de un helicóptero de las Fuerzas Armadas de México; sin embargo, lo que jamás imaginó es que iba a registrar unas imágenes que cambiarían por completo su manera de pensar…
“Todo inició el pasado 15 de septiembre sin siquiera sospecharlo… Por ahí donde trabajo seguido pasan helicópteros y cuando tuve la oportunidad decidí filmar uno para tenerlo en mi teléfono.
“En un momento que me desocupé miré mi video y noté como una especie de bolita que iba siguiendo al helicóptero. Luego regresaba, se escondía en las nubes, volvía y se iba. Me pregunté -bueno ¿qué será?- y se lo enseñé a unos compañeros de ahí de la planta, quienes me dijeron -híjole ‘maistro’, parece que es un platillo volador-. Eso fue en septiembre pasado”, relató.
A partir de entonces y después de meditar en el asunto, este guardia de seguridad comenzó a filmar el cielo con mayor regularidad con la idea de desengañarse. En su casa, cuenta, pensaron que el cuerpo tomado en video -junto a la aeronave del Ejército- era un insecto. Las dudas lo confundieron hasta que días después volvió a captar más objetos voladores.
“Eso me causó emoción, así que tomé la determinación de utilizar mi teléfono para hacer tomas diariamente, al punto que hasta el día de hoy sigo grabando ovnis. La evidencia la tengo en mis videos y estoy dispuesto a que los analicen los especialistas”, relató sobre una silla de comedor afuera de su humilde vivienda en la colonia Villa Florida.
En un lapso de seis semanas José Eduardo suma ya más de 40 filmaciones con objetos de diferentes características: esferas, luces, platillos voladores y hasta estructuras aéreas que cambian de colores. Conforme obtiene más material las llamadas a su teléfono suenan en mayor cantidad, pues los medios de comunicación lo empiezan a buscar para que les dé entrevistas y sustente lo que dice.
“NO SON VISIBLES
AL OJO HUMANO”
El nuevo aficionado del fenómeno ovni explica que “la mejor hora del día” que ha encontrado para hacer sus tomas “es entre las tres y las cinco de la tarde”.
Detalla: “Mi turno es quebrado: a veces trabajo de noche, a veces de día; a veces entre semana descanso y fines de semana me toca trabajar, pero es al empezar la tarde cuando los filmo… Yo le platicaba a mis compañeros que coincidentemente cuando he podido grabarlos, mi celular suena con un tonito como si llegara un mensaje, pero no hay nada en la bandeja de entrada.
“Entonces salgo, empiezo a grabar y ahí salen ellos… Es curioso, porque no los puedo ver directamente con los ojos, nada más en el teléfono se pueden observar. Incluso noto que se acercan”.
Y aunque la existencia de estos aparatos extraterrestres es una teoría que difícilmente puede ser comprobada, esto no significa que José Eduardo no tenga tomas extrañas en su teléfono y las muestre a quien quiera verlas, de hecho las imágenes persuaden.
“Antes de eso era escéptico y cuando veía el programa de Jaime Maussan hasta me reía porque no creía en eso de los ovnis, pero cuando me sucedió a mí le creí”, aseguró este padre de familia.
Incluso hubo un momento en que tuvo que enfrentar el escepticismo de su propia familia.
“Al principio yo llegaba a casa muy entusiasmado de mi trabajo y platicaba de los ovnis, pero mi mujer me decía ‘no creo’ y mis hijos se confundían. Yo le preguntaba que entonces ‘¿cómo había metido esas imágenes a mi celular?’
“Y retándome me dijo: ‘haber salte allá atrás y graba ovnis’ y por no dejar me salí filmando y al mirar para arriba ¡pum! que se aparece una nave y ella empezó a decir ‘oye, ahora sí ya te creo’”, expresó.
Para su esposa, Elizabeth Zamudio Palma, estar ahí con su marido el día que tuvieron el avistamiento fue crucial:
“La primera vez me dijo ‘se me hace que son objetos voladores, porque vas a ver lo que grabé’. El primer video (del helicóptero) no se me hizo muy interesante, porque es como si fuera una bolita negra y yo le dije que a lo mejor era un animalito que se le grabó en el celular.
“Luego me mostró otros videos y fue cuando esto comenzó a llamarme la atención. Son objetos que vuelan como si fueran espejitos o luces que se esconden entre las nubes y salen, pero aún así me rehusé a creer que fueran ciertos.
“Le decía a mi marido ver para creer y cuando me dijo que iba a salir a grabar atrás de la casa déjeme decirle que yo en realidad me pregunté qué era lo que estaba pasando. Yo estaba ahí con él y vi una luz de colores. Pero lo más curioso del caso es que hasta la fecha José Eduardo sigue filmando esos objetos”, indicó.
“OVNIMANiA”
Al menos en su círculo social y laboral, el tema de los seres extraterrestres y naves espaciales es la plática de todos los días. José Eduardo cuenta que sus compañeros están muy entusiasmados con el hecho de haber filmado supuestos ovnis con su celular.
“Son como 500 personas y la noticia ya se regó en toda la planta. Hasta me preguntan: ‘¿no ha salido nada’. También me han venido a buscar algunos medios de comunicación y una televisora nacional para mostrarles los videos.
“Estoy impresionado porque levanto el celular al cielo y los filmo. Prenden y apagan luces y se retiran. La gente me dice que les pregunte qué quieren, qué mensaje traen o por qué dejan que los grabe. No entiendo por qué yo he podido filmarlos y otros no”, comenta este trabajador, quien afirma que lo más cerca que ha podido mirar objetos voladores es a distancia aproximada de 200 metros.
Por cada video que muestra surgen muchas interrogantes, pero lo indudable es que sí se observan platillos, algunos de los cuales se ven nítidos y otros no tanto. Todos parecen desplazarse a grandes velocidades.
Lo real es que el tema de los ovnis no deja dormir a este guardia de seguridad que busca compartir su experiencia.
“En unas tomas las figuras que tengo se ven como platillos, en otras como esferas y en otras como estructuras alargadas que estaban jugando. Primero pensé que eran globos y mi esposa me decía que eran bolitas que el viento se lleva y de pronto desaparecieron.
“La última que gravé el 20 de octubre es la nave más grande y cambia de colores. Normalmente la gente no lo percibe porque con el ojo humano no se logran ver”, reitera.
Mientras busca más evidencia para mostrar a los reporteros, este video aficionado considera que las presuntas naves “son tripuladas por individuos muy inteligentes”, lo que le hace pensar sobre el motivo por el que se dejan filmar.
> ¿Usted cree entonces que proceden de otros planetas?
“Aún tengo mis dudas, pienso que pueden ser gentes de este mundo, mismos humanos que han desarrollado esa tecnología”, opina.
Para este guardia de seguridad la posibilidad de que lo consideren una persona fantasiosa lo tiene sin cuidado, pues, aseguró, sus videos respaldan sus dichos.
“Como el (objeto) que grabé el 15 de diciembre que se baja, se va a detrás del helicóptero, regresa y ¡pum!, se va. Tal parece que tienen unas naves bastante veloces.
“Yo he visto en la televisión muchos avistamientos, pero no los creo al 100 por ciento. Tal vez un porcentaje menor sea cierto”, manifiesta.
> ¿Qué haría si un día llegan a su casa y le tocan la puerta?
“Pues bienvenidos (risas). La gente tiene miedo de eso…, pero cuando uno tiene una buena actitud en la vida no hay por qué tener miedo”, responde.
Realidad o mito, José Eduardo asegura tener en su teléfono celular videos de objetos voladores que no se comparan a un avión o aparato comúnmente conocido por el hombre. La idea de que naves espaciales vuelan sobre Reynosa no deja de ser un tema que a más de alguno hará dudar.