La mejor prevención para acabar con el estigma y prejuicio del suicidio es hablando. Septiembre fue designado como el mes de la Prevención del Suicidio; sin embargo, los casos en Tamaulipas alarman al sector salud.
El suicidio, un grave fenómeno social que se ha acrecentado en el siglo XXI, y que erróneamente se le clasifica en las notas policiacas como la ‘puerta fácil’ para salir o escapar de los problemas de depresión y de otro tipo, es un tema rodeado de desconocimiento y estigmas que han afectado su correcta comprensión y prevención.
El temor a abordar el tema abiertamente persiste, mientras que las cifras en Tamaulipas son alarmantes: en 2023 se registraron alrededor de 210 casos de suicidio, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Esta cifra refleja una problemática social que no puede ignorarse y que, en lugar de ser minimizada, debe tratarse con sensibilidad y seriedad.
¿QUÉ ES?
La Organización Mundial de la Salud (OMS), define el suicidio como un acto deliberado realizado por una persona con pleno conocimiento de sus posibles consecuencias fatales. Señala además, que el suicidio es un fenómeno multifactorial, resultado de la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociológicos y ambientales.
En este contexto, Carlos Cortez, especialista en salud mental, explica en entrevista con Hora Cero, que el miedo a hablar sobre el suicidio radica en la idea errónea de que al permitir su discusión se podría incentivar a otros a considerar esta opción. Sin embargo, abordar el tema es fundamental para prevenirlo, precisó el psicólogo.
A pesar de que el suicidio es frecuentemente estigmatizado como un acto de “debilidad” e ilustrado en las mentes externas como una ‘salida fácil’, las personas que contemplan esta decisión a menudo llevan una lucha interna silenciosa que puede prolongarse por meses.
Es importante entender que aunque estadísticamente haya un repunte significativo en la población juvenil, quienes consideran esta decisión pueden ser personas de todos los géneros y edades.
Según el Instituto Nacional de la Salud Mental (NIH, por sus siglas en inglés), entre los factores de riesgo se encuentran antecedentes familiares de un trastorno mental o trastorno por consumo de sustancias, depresión o ansiedad, antecedentes familiares de suicidio, dolor crónico, exposición a violencia familiar (abuso físico o sexual), exposición (directa o indirecta) hacia la conducta suicida de otros, como familiares, compañeros o personas del entorno de la víctima y hasta eventos estresantes de la vida como la pérdida de un ser querido o factores estresantes interpersonales como el acoso, la vergüenza, la discriminación o problemas en las relaciones.
El entrevistado comentó que en muchos casos, estas personas no encajan en los estereotipos de individuos reservados o tristes, al contrario, suelen ser funcionales y activos en su entorno, demostrando afecto hacia los demás y participando en la vida diaria de manera aparente.
“La realidad es que estas personas pueden ser desde el papá que lleva a su hija a la escuela y es amoroso, hasta aquellas amistades que están siempre para escuchar y apoyar a los demás, pues son personas que dentro de su lucha son funcionales para sobrellevar los problemas que atraviesan”, reiteró.
En Tamaulipas, el aumento de casos de suicidio es evidente, especialmente entre los hombres. De los 210 suicidios reportados en 2023, 171 fueron hombres y 39 mujeres. Entre las causas más comunes están el ahogamiento, estrangulamiento, sofocación, seguido del disparo con arma de fuego y el envenenamiento.
Según datos compartidos a través de los medios de comunicación, en julio del presente año, Reynosa registró la mayor tasa de suicidios en Tamaulipas con 24 casos. El grupo más afectado por esta problemática oscila entre los 15 y 30 años, un rango de edad en el que la madurez emocional aún no se ha consolidado plenamente, lo que puede dificultar la gestión de situaciones difíciles.
Ante esta realidad, es crucial que las personas que experimentan pensamientos suicidas busquen ayuda profesional (psicológica o psiquiátrica). Sin embargo, Reynosa no cuenta con un espacio para brindar atención psiquiátrica desde que en marzo de 2020 clausuraron la Casa de Psiquiatría, tras el inicio de la pandemia de Covid-19.
Cortez refiere que con ayuda profesional, mejorar la capacidad de gestión emocional y cognitiva puede cambiar la perspectiva sobre el problema, aunque éste no desaparezca, subrayando la importancia de contar con redes de apoyo, tanto familiares como profesionales para ayudar a las personas en riesgo de superar las crisis emocionales.
“El tema en las personas suicidas es que el problema rebasa sus capacidades de gestión emocional. Cuando una persona ya está en un problema, y siente que ya no puede más y que tal vez ya intentó de todo, es porque sus capacidades de gestión, la información que tiene, su cultura, llegó a su límite”, explicó.
CAMBIAR LA NARRATIVA
El Día Mundial de la Prevención del Suicidio, conmemorado cada 10 de septiembre, busca derribar barreras y estigmas en torno al suicidio, promoviendo una cultura de conciencia, comprensión y apoyo. La sociedad, los gobiernos y las organizaciones tienen un papel clave en este esfuerzo, cambiando la narrativa para reconocer el suicidio como un problema de salud pública que requiere atención urgente y sistemática.
Uno de los desafíos en la prevención del suicidio es la penalización de la palabra en redes sociales y medios de comunicación. Los algoritmos y políticas de moderación pueden restringir el acceso a información relevante, dificultando la difusión de mensajes preventivos en fechas clave como el 10 de septiembre. Esto refuerza la necesidad de abrir espacios de diálogo que permitan hablar del tema de manera responsable y empática, sin censura.
ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN
En Tamaulipas, el suicidio es una situación que sigue manteniendo en alerta a las autoridades, por lo que el subsecretario de Salud Pública estatal, Rembrandt Reyes Nájera, aseguró que en el Estado se están implementando estrategias para combatir el riesgo del suicidio entre los habitantes.
Explicó que se trabaja a través de campañas informativas, módulos de orientación en unidades médicas y capacitando a personal de primer nivel de atención para identificar factores de riesgo que puedan predisponer a las personas a atentar contra su propia vida.
Agregó que en lo que va del 2024, de enero a septiembre, se han contabilizado 101 casos de suicidio, de los cuales, el 80 por ciento de las víctimas han sido hombres y el 20 por ciento mujeres.
Reyes Nájera puntualizó que estas personas cumplen un rango de edad de entre 20 y 39 años de edad, es por esto que las autoridades continúan trabajando en estrategias de prevención y en el fortalecimiento de programas de salud mental en todo el Estado.
“Falta un poco de esta cultura, falta que en las escuelas se aborden más temas de prevención, dar más contenido e información sobre la salud mental. Y va por el lado de la madurez, las cifras que maneja el Inegi nos marcan casos de 15 a 30 años, quiere decir que ya después de los 30 va reduciéndose la cantidad, porque justamente es cuando se llega a una madurez donde ya aprendimos y desarrollamos capacidades para enfrentar los desafíos de la vida”, asentó.
El combate al suicidio pasa por desmantelar mitos y facilitar el acceso a ayuda psicológica. Para ello, es esencial cambiar el enfoque con el que se trata este delicado asunto y promover una visión más empática y comprensiva.