Hugo Castañeda se ha convertido en el primer boxeador de Reynosa en lograr el Campeonato Mundial Juvenil de la OMB. Venció en el tercer round al colombiano Mykol Mendoza. Con un récord invicto (de 12 victorias, de las cuales 10 han sido por la vía del ‘cloroformo’) cierra un año 2022 brillante y espectacular, encaminado a nuevos desafíos en su ascendente carrera boxística.
Se le conoció en los cuadriláteros desde que era chico, con sus pequeños puños golpeando el costal, entrenando en medio de muchos pugilistas de mayor tamaño en la academia Heriberto Deándar.
La mayoría ya ni siquiera figura, pero calladamente él se mantuvo y con el transcurso de los años se convirtió en un atleta de alto rendimiento. Es cierto que Hugo aún puede parecer un joven, pero en realidad este joven de 20 primaveras con unos 10 de experiencia en el deporte, es todo un “Tigre”.
No en vano lleva el mismo apelativo de su tío Néstor Garza, que hace 23 años fue el primer campeón del mundo con Reynosa en divisiones mayores. Pero el menor de la dinastía sacó la casta y escribe su propia historia.
Por lo pronto el pasado sábado 3 de diciembre ya logró algo que su predecesor y lo que nadie más había podido conseguir: traer a la ciudad un cinturón juvenil de la Organización Mundial del Boxeo (OMB).
En tres asaltos, ante su público, en las gradas del gimnasio multidisciplinario de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), Hugo Castañeda derrotó de manera implacable al cafetalero Mykel Mendoza. El “Diamante” no pudo esquivar la paliza imparable del “Tigre” fronterizo y quedó triturado al tercer asalto en el duelo de la función estelar. El réferi decretó el nocaut.
UN ‘TIGRE’ DE ORO
En la víspera de su combate Hugo le había dicho a Hora Cero que era esa la pelea más importante de su vida. Se le notaba tranquilo; humilde como su forma de ser lo caracteriza, pero ya experimentado en el oficio. El muchacho conoce y sabe lo que está haciendo.
Alejado de cualquier tipo de los comunes vicios -que tienen a la juventud distraída- el “Tigre” Castañeda no es un chico cualquiera. Muy temprano se levanta con una disciplina militar y entrena más de ocho horas diarias.
Ya decía que lleva una dieta rigurosa. Ni siquiera consume yema de huevo. Se ha tomado su papel en serio y los resultados pueden observarse, pues este boxeador puede presumir que no se ha quedado en el ‘ya merito’.
Con puño, golpes y estrategia ha escrito ya una página gloriosa en el mundo del deporte, con orgullo para Reynosa, Tamaulipas, de donde es su familia y la ciudad en la que actualmente radica, y también para el sur de Texas, el sitio en el que la vida le vio nacer.
MONARCA SÚPER PLUMA
Con el cetro de las 130 libras ganado, Hugo terminará el año con 12 peleas como profesional.
Goza además de una inmejorable salud, con la posibilidad de seguir haciendo historia. En buenas manos se encuentra. Sus manejadores, de la promotora Joel Soto Presenta, lo han apoyado desde que era un infante, y ambos están triunfando. Es un logro de equipo en el que se han invertido muchas horas de entrenamiento continuo.
Pero más allá de ser una garra voladora con sus ganchos, rectos y rotados, este joven dejó ver que detrás de esa brava fachada hay un ser humano con buenos sentimientos.
Al haber cristalizado el objetivo de la importante victoria no pudo contener las lágrimas, porque es verdad, los tigres también lloran y él lo hizo de felicidad.
Con Hugo Castañeda este deporte está de manteles largos y promete muchas noches de orgullo y emoción.