Es 1994: la devaluación del Peso golpea estruendosamente a los mexicanos; el subcomandante Marcos del EZLN se alza en armas frente al gobierno federal; en Tijuana es asesinado Luis Donaldo Colosio, candidato priista a la presidencia de la República; Brasil conquista su cuarto Campeonato Mundial de Futbol en Estados Unidos, mismo del que Diego Armando Maradona fue expulsado tras un control antidoping.
En la ciencia por primera vez la NASA lanza un transbordador al espacio con un ruso abordo; durante una competición en Imola, Italia, fallece Ayrton Senna, piloto brasileño de Formula 1; en la música, muere de un disparo en la cabeza Kurt Cobain, líder de la banda Nirvana.
Y en un discreto despacho sobre el bulevar Luis Echeverría de Reynosa, 30 obreros estallan en huelga contra la agencia aduanal Soto Borja, S.A. de C.V. por incumplimiento de contrato.
Desde entonces han transcurrido 14 años y de estos empleados adscritos a la Sección 101 del Sindicato Nacional de Alijadores Similares y Conexos de la República Mexicana, cinco ya han fallecido.
El resto aún continúa en espera de que se resuelva su situación laboral con el dueño de la patente 3113 Francisco Soto Borja Anda, demandado por “50 millones de viejos pesos” ante la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA).
Al no haber negociación, el adeudo se ha disparado a casi un millón de pesos, estiman los inconformes, quienes eran los encargados de la carga y descarga de mercancías en el Patio Fiscal para dicha agencia.
A pesar de que este acontecimiento no ha ocupado las primeras planas de los medios en el mundo, no por ello deja de ser importante.
Erasmo Reyes Mendoza, integrante de aquella camada de obreros desfavorecidos –con hasta seis meses de salarios rasurados–, es una de las personas que por turnos custodia la propiedad donde se localizaba el establecimiento aduanal, el cual se adjudicaron con un plantón permanente, cadenas y estandartes rojinegros.
Asegura, nunca imaginaron que el movimiento se prolongaría por tanto espacio de tiempo ni que algunos de sus compañeros morirían en el camino; sin embargo, él y los que quedan, dijo, mantienen “esperanzas” en la justicia mexicana.
“Hubo trabajos que no se nos pagaron y se fueron rezagando, por los cuales en julio de 1994 se le notificó al agente aduanal de las irregularidades en que había incurrido y nos fuimos a huelga”, relató Reyes Mendoza.
Pero a medida que los años avanzaron, también aparecieron averías en el inmueble. El techo construido a base de madera y lámina hoy se encuentra desfondado, algunos cristales se miran rotos y es evidente también que la maleza ha ganado terreno al interior del mismo.
Llama la atención que en la parte superior de la cochera, escondido entre los árboles, permanece un letrero espectacular del negocio inscrito con el número 30A16 del Registro Público de la Propiedad.
Para peatones y automovilistas que utilizan con frecuencia este tramo del bulevar Luis Echeverría (incluyendo los regiomontanos que cruzan a McAllen), ya se ha hecho una costumbre observar ondear los colores de la añeja huelga, así como parapetados a los obreros, mismos que con los minutos, las horas y los muchos días ven agotada su paciencia, aunque no se atreven a tirar la toalla.
“Hay guardias que están en la agencia y se turnan porque estamos esperando la resolución de las autoridades. Algunos de los más mayores ya no están con nosotros por defunción”, comentó Reyes Mendoza, también secretario del trabajo en el sindicato al que pertenece.
SIN TON NI SON
De acuerdo a documentos boletinados por la JFCA esta huelga se mantiene en activo, aunque los abogados de la defensa no dan señales de tregua en el pleito entre su cliente y los trabajadores despojados injustificadamente de sus beneficios salariales.
Alonso Rodríguez Quintanilla, secretario general de la Sección 101, comentó que desde un principio no procedió la requisición del inmueble donde operaba la agencia aduanal, pues antes Soto Borja contrajo un fideicomiso con la Federación el cual, a no ser que se liquidara o caducara, bloqueaba a terceros sus derechos en contra del acusado.
Pero a decir del dirigente sindical ese plazo está por concluir y entonces se procederá en el embargo oficial del recinto aduanal y otro monto no especificado correspondiente a los intereses acumulados.
Por su lado, Reyes Mendoza manifestó que pese a haberse solicitado la remoción de la patente de Soto Borja, hasta el día de hoy ésta se encuentra bajo su poder.
CUENTAS RARAS
Y es que para el obrero afectado existieron anomalías, las cuales entorpecieron un expedito arreglo entre las dos partes.
“Esto todavía no se resuelve porque hubo un tipo de maniobra para no pagar, además de salir a la luz pública el fideicomiso que mantiene congelado el dictamen de la JFCA.
“No quisiera decir que hubo sobornos de por medio, pero el tiempo que esto lleva deja mucho que pensar; sin embargo, nosotros como trabajadores sólo podemos afirmar que aquí nos vamos a quedar hasta que esto se solucione”, anticipó el miembro de la huelga que también se ha caracterizado por ser pacífica.
Entretanto Rodríguez Quintanilla reconoció que a través de 14 años este paro laboral no ha pasado desapercibido en la ciudadanía y ese es un punto a su favor: seguir vigentes, mencionó.
“La gente pasa y se pregunta qué están haciendo ellos aquí, porque le causa curiosidad. Cuando conoce sus razones entonces les da la razón”, dijo.
El secretario general, quien se encarga de orientar los trámites de los empleados inconformes en el caso Soto Borja, subrayó que éstos realizaban tareas afanosas, por lo tanto “no es justo” que se les haya incumplido con lo que les correspondía.
“Para todo lo que esta agencia importaba: productos agrícolas, lácteos o carnes, contaba con el servicio de carga y descarga”, añadió el dirigente.
Se buscó dar con el paradero de Francisco Soto Borja Anda para conocer su postura frente a esta situación, pero hasta el cierre de este trabajo no se encontró respuesta. Agencias aduanales sondeadas dijeron desconocer el domicilio fiscal del señalado.