Tras la explosión en Complejo de Gas y Condensado de Pemex hace más de una década, familiares de las víctimas exigen una explicación y justicia por la tragedia que dejó secuelas en todos los aspectos.
Todo inició con una fuga que se convirtió en un incendio. El siniestro sucedió el 18 de septiembre de 2012, en el Centro Receptor de Gas y Condensado de Pemex, aproximadamente a las 11:00 horas. Tras más de dos horas de luchar contra el fuego y una vez controlada la situación, el saldo oficial fue de 31 personas muertas y 41 heridos.
En las instalaciones ubicadas en el kilómetro 19 de la carretera Reynosa-Monterrey se encontraban unos 700 trabajadores al momento del fatal accidente. De las víctimas, cuatro eran empleados de Pemex y los restantes contratistas de otra empresa, según el área de prensa de Pemex.
Antonio Martínez, coordinador de la dependencia en ese entonces, indicó que el incendio ocasionó daños a un patín de medición, a un ducto y a varias válvulas de control. La instalación afectada recibe gas de la Región de Burgos, el cual es transferido a Pemex Gas y Petroquímica Básica.
Este trágico suceso, catalogado como el más reciente que ha cimbrado a Reynosa por la magnitud de la explosión y el número de víctimas mortales, sigue dejando muchas interrogantes, persistiendo un vacío entre la ciudadanía de Reynosa, que a 12 años de distancia, la Fiscalía General de República (FGR) escondió el dictamen y la averiguación previa que determine la verdadera causa de lo que provocó la explosión, así como tampoco Pemex concluyó con la investigación para determinar si hubo culpables o si se trató de un accidente o una falla en el complejo, dejando todo en suspenso hasta el año 2025, cuando se emitirá el dictamen de las causas del mortal estallido.
El equipo de Hora Cero Tamaulipas solicitó una entrevista al personal del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), en Reynosa, entre directivos, administrativos y allegados a la paraestatal que estuvieron presentes en el homenaje a las víctimas, pero se negaron a emitir información de los avances de la investigación, argumentando exceso de trabajo y solamente con una cita previa podían otorgar una entrevista.
DISCRETO HOMENAJE
El pasado 18 de septiembre se cumplieron 12 años de la tragedia, del estallido en las instalaciones del Complejo Procesador de Gas de Reynosa, ubicado en el kilómetro 19 de la carretera Reynosa-Monterrey, el cual irrumpió con el ajetreo característico en ese centro de trabajo.
Para recordar esa fecha que enlutó a muchas familias en esta frontera, un reducido grupo de empleados de Petróleos Mexicanos (Pemex), realizó un pequeño homenaje a las víctimas, sumamente discreto, la mañana del pasado miércoles 18 de septiembre, limitándose a la colocación de unas cuantas coronas de flores en el monumento ubicado frente a las oficinas administrativas en el bulevar Lázaro Cárdenas, pero no hubo discursos ni presencia de autoridades que pudieran explicar el motivo o por lo menos un aliento de vida a los desdichados.
A pesar de persistir el recuerdo de la tragedia de ese día, la jornada transcurrió como un día normal de trabajo para el Stprm, Sección 36 de trabajadores petroleros con sede en Reynosa, sin embargo, la herida sigue abierta en al menos 31 familias que perdieron a sus seres queridos en el accidente.
Tal es el caso de Modesto Sánchez, hermano de una de las víctimas, quien en vida llevara el nombre de Víctor Sánchez, pasó la noche en el panteón para honrar la memoria de su familiar.
Con un nudo en la garganta y la mirada fija en una lápida, Modesto Sánchez asegura que además del dolor por la pérdida de su hermano, lo que más pesa es la indiferencia de las autoridades.
Le da un trago a su cerveza y tiende la playera del Cruz Azul, con una impotencia que no puede vencer porque han transcurrido dos administraciones federales (Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador) desde la tragedia, pero ninguna ha esclarecido lo sucedido.
“Es muy frustrante, desesperante y decepcionante que las autoridades no hagan nada al respecto. Pasa un año, pasa otro, llegan y se van las autoridades, pero nadie dice la verdad”, expresó.
Hasta la fecha, Pemex reconoció oficialmente a 31 personas fallecidas, pero las familias aseguran que el número real de víctimas fue mayor, ya que hubo personas desaparecidas en el momento de la tragedia.
La magnitud de la explosión provocó la desaparición de personas cuyos cuerpos nunca fueron encontrados. “Mi hermano Víctor fue uno de los cinco trabajadores petroleros que fallecieron, pero fueron más de 60 personas en total. Las autoridades dijeron otra cosa, pero por la magnitud del accidente, algunas personas simplemente desaparecieron”, afirmó Modesto Sánchez.
VERDAD OCULTA
Más de 12 años han transcurrido desde la tragedia del Complejo Procesador de Gas de Burgos, pero la atmósfera que envuelve a este lugar sigue prácticamente igual.
El ruido de los vehículos y de un respiradero de la red de ductos interrumpe de vez en cuando el silencio que se percibe al exterior. En los estacionamientos no se observan muchas unidades, pero dentro hay un grupo numeroso de personas trabajando.
A pesar de las múltiples teorías sobre las causas del ensordecedor estallido, que van desde la negligencia, falta de mantenimiento, sabotaje, equipos inadecuados y escasez de personal, hasta el desinterés de los directivos, la verdad sigue oculta.
Las familias exigen que Pemex abra las carpetas de investigación y brinde un informe detallado para esclarecer los hechos y, de ser necesario, castigar a los responsables.
“En el sector petrolero, cuando ocurre un accidente, en tres días todos saben qué pasó, y ya han pasado 12 años. Las autoridades deben decir la verdad y, si hay responsables, que paguen por su falta de responsabilidad”, concluyó Modesto Sánchez.
PROYECTO DE REUBICACIÓN
Luego de la presentación del Quinto Informe de Gobierno del presidente de México Andrés Manuel López Obrador, en el año 2023, dentro de la discusión y análisis de los proyectos por ejecutar, la Secretaría de Energía (Sener), presentó la reubicación del gasoducto en Reynosa, como un tema prioritario dentro de los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.
A unos días de que concluya el actual sexenio, y a poco más de tres meses para que termine el año 2024, todo indica que dicho proyecto de reubicación quedará pendiente y a la espera de que la próxima administración le de seguimiento.
El Centro Nacional de Control de Gas Natural (Cenagas), estimó en su momento que la reubicación del gasoducto en Reynosa tendría una inversión de 105.9 millones de dólares.
Al darse una segunda revisión al Plan Quinquenal de Expansión del Sistema de Transporte y Almacenamiento Nacional Integrado de Gas Natural (Sistangras), la Secretaría de Energía contempla dicho plan en el norte de la entidad que garantizará el suministro y dará seguridad a los habitantes, con un programa previsto a operar en el 2024, lo que al parecer no será así.
El proyecto indicativo Gasoducto “Libramiento Reynosa” tiene como objetivo incrementar la capacidad de transporte en la zona de Reynosa, Tamaulipas, y mejorar las condiciones de seguridad operativa. El ducto asociado tendrá un diámetro de 30 pulgadas y una longitud aproximada de 52 kilómetros.