Desde vendedor de frutas, marino y boxeador, hasta exitoso empresario y más tarde presidente municipal, su vida siembre dio enormes giros, incluso, después de muerto, cuando se sigue hablando del vasto legado que dejó.
Para algunos fue el hombre de hierro, para otros un gran servidor público; existen quienes piensan que simplemente era honesto y trabajador, pero nadie discute la intachable trayectoria de Othal Brand, ex alcalde de McAllen durante las décadas de los 70, 80 y 90.
De blanca cabellera a él se le atribuyen los grandes cambios que llevaron a esta urbe del Valle de Texas a ocupar la importancia que hoy goza. Se definía más bien así mismo como un constructor.
A comienzos de diciembre fue trasladado de emergencia a la clínica Mayo en Rochester, Minnessota, por un cuadro de congestión cardíaca.
Sus pulmones estaban llenos de líquido y su corazón trabajaba al 35 por ciento, pero fue dado del alta ya que recibió oportuna atención médica, por lo cual regresó a McAllen.
Sin embargo, un día después su salud volvió a empeorar y el segundo sábado del mes perdió la batalla contra la enfermedad que lo mantuvo postrado en sus últimos días.
El otrora “mayor” había sufrido el año pasado una caída la cual le fracturó la cadera. A raíz de esto comenzó a retener líquidos que le originaban insuficiencia respiratoria.
En una ceremonia hecha en su honor el 18 de marzo de 2009 dijo: “He disfrutado mis 89 años y realmente estoy ansioso de llegar a los 90. Yo digo que si alguien alcanza los 90 ya vivió lo suficiente”.
Así Othal Brand dejó de existir a la edad que deseaba hacerlo, en compañía de sus seres queridos y después de haber cambiado la historia de la ciudad que encabezó durante dos décadas.
A su funeral acudieron líderes, políticos y numerosa gente de ambos lados de la frontera, quienes lamentaron su sensible pérdida, se solidarizaron con su familia y le dieron el último adiós.
A lo largo de su vida Othal Brand recibió innumerables reconocimientos de organizaciones caritativas, culturales, económicas y educativas, áreas que impulsó fervientemente.
SU INFANCIA
Nacido el 12 de agosto de 1919 en Grayson, un diminuto poblado de Georgia, Othal fue el segundo de seis hermanos. Durante su niñez tuvo que vender periódicos y legumbres en las calles de Atlanta por la pobreza que en aquel entonces castigaba a su familia.
Su padre, Homero, perdió un brazo en un accidente, por lo cual difícilmente le daban empleo.
“Mi papá y sus hermanos comenzaron muy jóvenes a trabajar. Mi abuelo les conseguía dinero para comprar paquetes de manzanas y duraznos e ir después a venderlos jalando de un carretón. Tuvieron una infancia muy difícil. Que yo recuerde sólo miré a mi papi llorar en dos ocasiones”, relató Lynn Brand Ferrell a un canal de televisión local.
Su hija mencionó que una ocasión su progenitor llegó a casa descalzo tras haber permanecido horas sobre el frío pavimento vendiendo fruta con su hermano mayor, cuando “comenzó a llorar porque sus piernas le dolían, pero los demás le dijeron que los niños no lloraban”.
Eso quizás hizo que Othal moldeara un firme carácter y entrara a la madurez tempranamente. Como sus condiciones de vida eran muy precarias, el dinero apenas alcanzaba para comer, por eso sólo quedó para la posteridad una modesta fotografía que le sacaron en la niñez.
Años después con muchos sacrificios la familia Brand adquirió una vieja camioneta con la cual mejoraron su negocio de venta de frutas y verduras. Othal, que ya era adolescente, fue una pieza fundamental en la naciente compañía.
“Era muy apasionado en lo que hacía. Nunca dudó en lo que pensaba, en lo que creía. El trabajo para mi papá era algo muy honorable y mientras más duro trabajaba más lo disfrutaba. Eso incluyó unirse a la Marina”, comentó Othal Brand junior.
Según describió su hermana Lynn, cuando ocurrió el ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, su padre se encontraba trabajando en Florida. Fue tanta su conmoción por este acontecimiento que al día siguiente se unió a las fuerzas armadas de su país.
Dijo: “Permaneció en servicio todo el tiempo que duró la Segunda Guerra Mundial. Inclusive, después de haber triunfado se volvió a inscribir durante otro período”.
Derald Lary, amigo de Othal, memoró que el ex “mayor” fue uno de los primeros soldados que pelearon ese conflicto bélico internacional.
“Le tocaron los peores lugares de combate en todos los extremos. Se topaba con insectos más grandes que animales. ¿Podrían imaginarse un ciempiés de más de 30 centímetros de largo? Esto sin hablar de lo difícil que le fue enfrentarse a los nipones”, afirmó el también directivo del Aeropuerto Internacional de McAllen.
EL AMOR DE SU VIDA
Para los allegados al personaje que fue Othal Brand resulta emocionante imaginar que conocería a su esposa, Kate, precisamente durante su estancia en la Marina, a mediados del siglo XX. Ambos contrajeron nupcias el 1 de julio de 1945.
“Se mantuvieron juntos bajo cualquier situación de peligro. Fueron una gran pareja. Siempre nos brindaron todo su apoyo, moralmente y de muchas maneras”, aseguró uno de sus hijos.
Algo que quizá pocos sepan es que Othal se convirtió en boxeador amateur al mismo tiempo que desempeñaba tareas militares y que se valió de ello para mejorar su calidad de vida.
“Mi padre solía apostar su sueldo en él mismo para cuando derrotara a sus contrincantes obtener mejores ganancias. Veía que muchos compañeros se gastaban su dinero en cervezas, mientras él ahorraba para hacer crecer el negocio al regresar a casa.
“Después de la guerra la familia, que seguía en aumento, continuó con el comercio de vegetales. El y su hermano manejaban una camioneta, uno de día y otro de noche. Trabajaron en varios Estados del país, pero finalmente se establecieron años más tarde en McAllen, Texas.
“Notaron que aquí había muchas iglesias y pensaron que una comunidad así tendría buenas escuelas para sus hijos”, detalló Lynn.
Para 1954 la compañía Griffin and Brand ya tenía un logo y estaba establecida. Los hijos de Othal, que ya eran cuatro, por fin poseían un hogar permanente.
“En nuestro patio trasero teníamos un campo de tomates y otro de naranjas. Era la única casa que realmente había conocido. La vida había cambiado. Ya contábamos con una base para vivir y para el negocio.
“A los chicos nos dijeron que íbamos a ir a la escuela y luego a la universidad. Las reglas eran simples: lo que saliera de la boca de mis padres se hacía, finalmente ambos habían sido marinos.
“Mamá le puso (a Othal) la única condición de: que estuviera en casa todos los días a las 5 de la tarde y él estaba ahí religiosamente para comer con la familia, aunque luego se tuviera que volver a ir”, describió su descendiente.
PERSONAJE UNICO
Mientras el negocio familiar seguía viento en popa la cebolla era la nueva reina de los vegetales. La compañía Griffin and Brand exportó grandes pedidos.
Después de unos cuantos años Othal fue presidente del consejo del Distrito Escolar Independiente de McAllen y miembro del Comité de Educación Pública de Texas.
“El vio que a los estudiantes no se les estaban demandando que hicieran mejor sus labores e impulsó importantes cambios. Posteriormente se lanzó para comisionado (regidor) de la ciudad y quienes todavía no habían escuchado de Othal Brand lo iban a conocer, porque en 1977 se fue como candidato a alcalde y ganó.
“Era muy agradecido. Durante su período (de 1976 a 1996) se sentaron las bases para la prosperidad de McAllen. Decía que quería tener mejores relaciones con México y establecer un mayor número de compañías. Durante sus administraciones se lograron construir viviendas de bajo costo para todas aquellas familias con bajos ingresos” , manifestó su amigo Lary.
Para muchos Othal era un hombre rígido, pero quienes le tuvieron de cerca consideran que realmente buscaba tomar el camino más corto hacia las decisiones correctas.
“McAllen tiene las mejores calles de las ciudades en las cuales he estado y mucho de esto se debe a Othal Brand. Era verdaderamente único.
“Siempre tuvo el deseo de ayudar a otros, porque sabía lo que era trabajar para obtener un plato de comida. Durante mucho tiempo otorgó becas y llegó a ayudar a gente sin que los demás se enteraran. No era alguien que quisiera llamar la atención”, añadió Lary.
Y es que Othal Brand quería ser alguien en la vida y como estudiante fue ejemplar al lograr tres doctorados: en negocios y administración por la Universidad Howard Payne de Brownwood, en 1964; en humanidades por la Universidad de Corpus Christi, en 1971 y leyes por la Universidad Hardin-Simmons de Abilene en 1976.
NACIDO PARA SERVIR
Como anécdota puede mencionarse que a pesar de ser miembro de una iglesia bautista, el ex munícipe de McAllen le facilitó becas a personas que estudiaron como ministros de otras religiones.
“A él venían muchos, semanalmente o diariamente estaban ahí con él. Rara vez se iba alguien sin recibir ayuda, por lo general apoyaba a todos”, mencionó Ray Norton, ex colaborador de Othal Brand.
Por su lado, Leo Montalvo, quien lo sucedió en el puesto, recordó a su homólogo recién fallecido como un ser humano que siempre tuvo la dedicación de mirar por el bien de la ciudad de McAllen.
“Apoyó en la construcción del primer club de niños y niñas del pueblo. La idea se le ocurrió cuando afuera de su negocio le mandaron a hablar de que unos jovencitos le estaban reventando unas sandías, entonces pensó que necesitaban un club”, dijo.
Otra de las decisiones que impactaron positivamente el bienestar de los habitantes del municipio más próspero del sur de Texas fue que el ex “mayor” compró extensas cantidades de terreno para la ciudad e inició las bases del esqueleto del drenaje con el cual ésta hoy cuenta.
“Es tan bueno el sistema de desagüe que tenemos que cuando pegó el huracán Dolly podían verse varias comunidades a nuestro alrededor inundadas, pero en McAllen no hubo problemas.
“Llegaban los supervisores de las construcciones, los subía en su carro y los llevaba a los lugares en donde había algo que no le pareciera. Othal conocía la ciudad de un lado a otro, pulgada por pulgada. Se la sabía al derecho y al revés”, comentó su hija Lynn.
Y es que al ex alcalde de McAllen se le recuerda también en tiempos de lluvia, cuando salía a dar recorridos para ver que el drenaje estuviera funcionando con normalidad.
“Es el único hombre que entró trabajando en el servicio público de la ciudad rico y salió con poco menos dinero de lo que entró. Esta ciudad no sería lo misma sin él. Muchas personas lo veían como una persona dura y estricta, pero tenía una gran corazón. Estamos muy orgullosos de él y lo vamos a extrañar”, expresaron sus seres queridos.
Todo empezó con un niño pobre que nació en Georgia, el cual se comía los libros con un apetito feroz, que desde muy pequeño veló por su familia, fue a la guerra por su país, encontró un hogar para sus hijos en Texas y construyó un negocio masivo de vegetales. Además de formar un hogar y una pujante empresa en McAllen cimentó un legado. Le sobreviven su esposa Kate y sus cuatro hijos Marjorie, Karyn, Othal Eugene y Cynthia.
Descanse en paz Othal Brand.