
Atrás quedó la época cuando Nancy Shuman Davis sonreía con la obra que realizaba en las comunidades pobres de México.
Cuenta una vecina que desde muy joven esta misionera -recientemente abatida en San Fernando, Tamaulipas-, siempre estuvo apegada a la Palabra de Dios, la lectura de la Biblia y dar su vida para ayudar a los más necesitados.
Aunque nació en el estado de Ohio, su familia -de doctrina protestante-, se mudó al sur de Texas para establecer una misión evangélica. Con los años surgió en ella el imperioso deseo de compartir la Palabra de Dios más allá de las fronteras de Estados Unidos.
“Fue una persona muy grande, muy humilde que cuando la veía se portaba muy amable y siempre hablaba de Dios, así es como la recuerdo”, comentó una de sus conocidas.
México fue el lugar en el que a comienzos de la década de los ochenta, Nancy empezó a predicar, junto con su esposo Sam, “las buenas nuevas” (como su religión define los preceptos de la Biblia), además de promover el amor fraternal en diversos rincones de Tamaulipas.
Nancy y su esposo residían en México desde algún tiempo, pero mantenían su domicilio en Monte Alto, en donde pertenecían a la Asociación Misionera de Proclamadores del Evangelio (Gospel Ploclaimers Missionary Association, por su nombre en inglés), con sede en la ciudad de Weslaco, Texas.
“Ella estaba trabajando para el Señor y por muchos años que vivieron en Monte Alto iban para México a dejar su ayuda”, agregó.
Acompañada por otros misioneros, el matrimonio acudía a las comunidades pobres de Tamaulipas, donde no solamente impartían su doctrina cristiana, sino también brindaban servicios sociales en salud, además de que repartían alimentos, medicina, ropa e instrumentos laborales.
Quienes la conocieron indicaron que Nancy sabía de la inseguridad que se vive en México, pero nunca pasó por su mente abandonar el trabajo que tanto le apasionaba.
EL INCIDENTE
Todo lo que representaba el nombre de Nancy Shuman Davis tomó un giro inesperado cuando se supo que un grupo armado había atacado el vehículo en el que ella y su cónyuge se desplazaban.
En cuestión de minutos el suceso dio la vuelta al mundo, dejando un profundo dolor en las comunidades en las que la pareja sirvió. Inmediatamente su Nación condenó los hechos y puso las carreteras de Tamaulipas en una “lista negra”.
El pasado miércoles 26 de enero, Nancy transitaba junto con su esposo por el municipio de San Fernando (ubicado a unos 100 kilómetros de la fronteriza ciudad de Reynosa). Tenían planeado llegar por la tarde hasta su casa en Monte Alto, Texas, un pequeño poblado de mil 600 habitantes localizado a una hora de la frontera con México.
Repentinamente varios desconocidos intentaron detener su camioneta, pero Nancy y Sam, asustados, aceleraron sin imaginar que serían atacados a balazos. Según la parte oficial fueron perseguidos por sus agresores quienes aunque no pudieron alcanzarlos, si dispararon en su contra.
Uno de los proyectiles se impactó en la cabeza de la misionera, quien quedó inconsciente. En medio de la angustia, su esposo condujo a toda prisa hasta la frontera y cruzó en sentido contrario el puente internacional de Pharr para intentar salvarla.
Nancy murió poco después de haber sido ingresada al McAllen Medical Center, donde ya era esperada por especialistas.
A las 13:54 horas del 26 de enero, los médicos hicieron oficial su fallecimiento y con ella se sentó un precedente de la creciente violencia en México. Esa misma noche la Secretaría de Gobernación lamentó el atentado y ofreció colaborar de manera conjunta con las autoridades de Estados Unidos para dar con los responsables.
Quienes conocieron a Nancy, lamentaron la forma en que falleció.
“Es duro para entender, porque ésta era una familia misionera de mucho tiempo y eran muy queridos en la comunidad donde eran éllos (sic). Eran muy buena familia, pero no se merecían eso, ¿qué se le puede hacer?”, dijo Esteban Martínez, pastor de la Iglesia de Los Hechos de Elsa, Texas.
“Siendo uno misionero sabes que estás en peligro, tú sabes si vas a vivir o no”, agregó.
“Toda la familia ha sido misionera, es una pérdida muy grande”, mencionó de manera escueta el encargado de la tienda en el pueblo donde vivía la víctima.
“Aquí en la ciudad es algo que sí nos duele, porque ella ayudaba bastante a la comunidad”, dijo sin querer dar su nombre otro más de los vecinos de esta evangelista fallecida.
Mientras tanto en su casa, nadie quiere hablar del tema. Sus familiares se limitan a comentar que una persona de nombre Medoly es la portavoz de la familia, pero ésta también se niega a mencionar algo sobre la misionera.
UN TRAGO AMARGO
El luto embarga a toda la comunidad donde Nancy era esperada el día de su tragedia. Sus sobrinos montan un tractor y simplemente se ponen a trabajar buscando olvidarse un poco del dolor que les causa las circunstancias en que murió su ser querida.
A manera de resignación, el pastor de La Iglesia de los Hechos comentó que hay que aceptar los designios y las pruebas que Dios pone en el camino.
“Aunque es duro de entender por qué el Creador deja ir a una persona que era tan buena, cuando es nuestro tiempo”, dijo.
Por este motivo el reverendo indicó que los ministros religiosos y los misioneros estadounidenses ya no quieren cruzar la frontera, porque tienen miedo a perder su vida.
“Para nosotros es duro porque la de Nancy es familia en Cristo. Muchos misioneros que vienen del norte y miran esto se espantan; nadie quiere ir para México por la violencia”, aseguró.
Por lo pronto las autoridades policíacas de Pharr, las cuales tomaron las investigaciones del caso, no dan entrevistas y se mantienen herméticas, en un hecho que evidentemente también les sorprendió.
En Monte Alto la gente, temerosa, evade hacer declaraciones y sólo los ministros religiosos dan sus comentarios.
Los restos de Nancy fueron velados en la funeraria Vaughan de Donna, Texas, ante una total discreción y privacidad familiar. El acceso a los medios estuvo limitado.
En respuesta a este acontecimiento, el gobierno mexicano anunció que ya se investiga el incidente en el que perdió la vida esta mujer de 59 años de edad.
El Consulado de Estados Unidos en Matamoros informó que investigadores federales y locales estadounidenses ya trabajan en torno a este homicidio.
Por su lado, la Secretaría General de Gobierno de Tamaulipas dio a conocer que el FBI (Buró Federal de Investigaciones) también interviene en las pesquisas a la par de la Procuraduría General de Justicia de Tamaulipas con el propósito de determinar si el motivo del ataque era realmente despojar al matrimonio de su vehículo, una camioneta Chevrolet de último modelo, ya que uno de los familiares de Nancy dijo que ella y su esposo ya habían sido amenazados por evangelizar en el lado mexicano.
Mientras tanto, seguramente ya nada podrá devolverle a la familia la felicidad de acudir a México para compartir la “Palabra de Dios”.