
El 15 de febrero pasado, alrededor de las 16:00 horas, periodistas estadounidenses comenzaron a preguntar a sus contrapartes mexicanas un rumor que en pocos minutos plagó las portadas de los principales medios. En la carretera federal 57 de San Luis Potosí en el municipio de Santa María del Río, dos agentes diplomáticos norteamericanos que viajaban en un vehículo con placas de Nuevo León habían sido atacados por un grupo de desconocidos que les marcaron el alto.
Jaime Zapata colocó en posición de “parking” la palanca de su camioneta Suburban blindada en la que viajaba con su compañero Víctor Avila, ambos adscritos a las oficinas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en la Ciudad de México.
En ese momento se desactivaron automáticamente los seguros de las puertas, los agresores lo notaron y vino el forcejeo. Un pequeño espacio en la ventanilla que había sido abierto para mostrar las identificaciones, fue por donde los hombres armados introdujeron los cañones de sus fusiles para disparar, relató el diario Pulso.
Zapata, quien tenía pocas semanas en México, recibió varios impactos de bala en el abdomen, mientras que a su acompañante le dieron dos tiros en la pierna derecha. Heridos, los oficiales norteamericanos movieron rápidamente la palanca en la posición de “drive” y aceleraron algunos kilómetros hasta que las lesiones se los impidieron. Tras solicitar ayuda, fueron ingresados al centro hospitalario “Nuestra Señora de la Salud” de la capital del Estado, pero el primero llegó muerto, mientras que Avila, quien iba de copiloto, fue estabilizado y quedó fuera de peligro.
Los reportes oficiales establecieron que antes del atentado los agentes habían hecho una parada para comer cerca del poblado Ojo Caliente, donde supuestamente fueron ubicados por sus perseguidores.
De inmediato los gobiernos de México y Estados Unidos condenaron los hechos y se ofrecieron colaborar en las investigaciones. La Procuraduría Federal de la República abrió el expediente PGR/SLP/SLP-V/104-V/D/2011. Asimismo, personal de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo), se trasladó hasta San Luis Potosí para indagar el caso y tomar la declaración del sobreviviente.
Zapata, de 32 años y nativo de Brownsville, Texas, pertenecía al ICE desde 2006. Esta corporación es una de las siete agencias dependientes del Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, creado en 2002 por el gobierno federal como respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York.
Este oficial es apenas el segundo que causa baja en la corporación por un ataque con arma de fuego. El primero ocurrió en Atlanta, Georgia, el 22 de marzo de 2005, cuando David Gray Wilhem fue muerto en su domicilio –por un delincuente que buscaba esconderse tras escapar de la Corte del Condado de Fulton–, pero según analistas, los móviles de ambos crímenes tienen características muy diferentes.
LAS REACCIONES
En el Senado de Estados Unidos, Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional, fue de las primeras en abordar el tema y prometió que los responsables serían “castigados”.
Dijo: “Es lo menos que podemos hacer por el agente Zapata y aquellos que aún trabajan en México”.
Durante su comparecencia la funcionaria defendió el presupuesto de 57 mil millones de dólares (alrededor de 712 mil 500 millones de pesos) para desplegar “más hombres, infraestructura y tecnología” a su frontera sur.
Por su lado, el legislador Joe Lieberman, presidente del Comité Demócrata, coincidió con Napolitano en que el ataque “recuerda el riesgo que asumen los agentes del DHS (Departamento de Seguridad Interna), mientras que Eric Holder, Procurador de justicia sostuvo que la administración de Obama evaluaría cambios en la política de seguridad de sus oficiales en el extranjero para asegurarse que estén protegidos. Esto en referencia a que el personal de las agregadurías de Estados Unidos en México no tiene autorización para portar armas.
Mientras tanto, en ambos lados del río Bravo importantes medios de información nacionales y algunos internacionales le brindaron grandes espacios al caso del también licenciado en ciencias criminales, quien estaba próximo a casarse y cuyo cuerpo fue primero enviado al Estado norteamericano de Delaware, donde le fue efectuada la necropsia.
Posteriormente la aeronave de la Agencia Federal de Aduanas y Protección Fronteriza –con registro N807MR– hizo escala en el aeropuerto George Bush de Houston y luego aterrizó con los restos del federal en Brownsville el viernes siguiente.
En la funeraria Del Angel ya se realizaban los preparativos para el sepelio del agente Zapata, en medio de un fuerte dispositivo de seguridad. Ahí, su féretro permaneció por espacio de dos días y el domingo partió hacia el Centro de Eventos de esa ciudad al sur de Texas para continuar con los servicios fúnebres hasta el martes, cuando se llevaría a cabo el entierro. Los deudos no quisieron emitir declaraciones y el acceso a los medios estuvo restringido.
El único día en el que se permitió el ingreso a la comunidad fue el lunes, aunque había que tramitar pases de entrada en un puesto de revisión donde fue impedido el uso de cámaras de video y fotográficas.
A partir de la madrugada del martes 22 de febrero, las televisoras comenzaron a instalarse a un costado en la explanada del recinto, para preparar el evento y la transmisión en red de los servicios luctuosos, ya que durante el día sólo se permitiría el ingreso de un camarógrafo para el protocolo religioso.
Al amanecer arribaron más de 500 policías federales, estatales, de condados texanos y locales para acompañar a los deudos. También estuvieron miembros respetados de la comunidad y del gobierno, como la misma Secretaría de Seguridad Nacional, el procurador General de Estados Unidos y el director nacional de la Agencia de Inmigración y Aduanas a donde pertenecía Jaime Zapata, quien también fue miembro de la Patrulla Fronteriza.
Para las 8:30 estaba programada una misa en su homenaje y el gran ausente fue el presidente Barack Hussein Obama, quien no viajó a Texas a la ceremonia. Los asistentes pasaron a comulgar mientras el féretro de Zapata permanecía cubierto con la bandera norteamericana.
Dentro del inmueble fueron entonadas varias canciones para recordarle, al mismo tiempo que en las inmediaciones del edificio se apostaron multitud de policías que siguieron el evento en una pantalla gigante. La bandera estadounidense fue izada a media asta.
LA POSTURA DEL GOBIERNO ESTADOUNIDENSE
Antes de concluir los servicios póstumos, Janet Napolitano subió al estrado en medio de un silencio generalizado para pronunciar un discurso, donde hizo mención al incansable carácter de Jaime Zapata.
Dijo: “Hoy honramos la memoria de nuestro compañero caído. El agente especial era amado por su familia, sus amigos y respetado por sus compañeros. Era exitoso, tenía personalidad, integridad y compromiso con su país. Aunque su carrera lo llevó a muchos lugares, siempre fue parte de Brownsville, donde creció y estudió la universidad.
“Los que llegaron a conocerlo pudieron darse cuenta que era una persona especial, que le ponía mucha energía y compromiso a cualquier reto que se le presentaba. Siempre tenía una buena sonrisa y mucho valor y compromiso al llamado que tuvo, que era ejercer justicia y proteger a los inocentes en cuestiones que tienen que ver con la seguridad en la frontera.
“La semana pasada hablé con su madre y ella me dijo que era un hombre muy enfocado a su trabajo y ese compromiso está muy arraigado en la familia Zapata, porque dos de sus hermanos están en los departamentos de Homeland Security (Seguridad Nacional)”.
Napolitano refirió que la carrera de este oficial empezó en la “Border Patrol” en el Estado de Arizona y en 2006 trabajó en Nuevo Laredo, Tamaulipas, contra el tráfico de personas.
“Era una tarea para la cual estaba muy preparado. Jamás se intimidó con los retos y el riesgo de su deber, porque entendía que su misión era parte de algo más grande que él. Su último trabajo estuvo relacionado con la violencia que ocurre en México”, agregó.
La funcionaria federal dijo que el ataque en su contra y de su colega Avila ocurrió sin provocación por parte de los agentes estadounidenses.
“El ‘shock’ de esta tragedia sigue siendo muy difícil para entender y no podemos encontrarle sentido a esta acción cometida contra ellos. Aunque tratemos, sabemos que ni las palabras ni los hechos podrán llenar el vacío que nos deja la ausencia del agente Zapata, en el gran sacrificio que hizo por esta nación”, concluyó Napolitano.
Posteriormente Eric Holder tomó la palabra y de igual modo destacó al policía antidrogas sucumbido en el cumplimiento de su deber.
“Me toca dar tributo a la extraordinaria valentía que distinguió al agente Zapata, quien era un hijo dedicado a sus padres y hermanos. Como muchos que han servido para proteger a esta nación él pudo haber elegido otro camino en su carrera, pero siempre fue atraído al servicio público para proteger a los ciudadanos y a Estados Unidos.
“Estuvo dispuesto a dar lo que (el ex presidente) Abraham Lincoln describió como ‘la última onza de devoción’ para la nación que amaba, por una paz y una justicia más allá de las fronteras”, manifestó.
Holder señaló que nada de lo que dijera podía deshacer dicha tragedia ni el dolor y mucho menos, explicar el sentido de esa acción que causó esta pérdida humana.
El último funcionario estadounidense en subir al púlpito en el Centro de Eventos de Brownsville fue John Morton, jefe supremo de la agencia de Aduanas y Control Migratorio, quien comentó detalles personales del policía atacado.
“Estamos aquí para honrar a un hombre que se llamaba Jaime Zapata, quien siguió los pasos de su padre hacia la carrera de justicia policiaca, una carrera de servicio, de sacrificio y donde se sirve y se protege a las personas, a su comunidad y donde se debe arriesgar la vida para beneficio de otros.
“Jaime murió muy lejos de su casa. Fue una gran pérdida para sus padres, para sus cuatro hermanos y su futura esposa Stacy. (El 15 de febrero) fue un día oscuro para el ICE.
“Señor y señora Zapata, su hijo representa lo mejor de Estados Unidos de América y es un ejemplo de porque somos una gran nación. El nació para ser un agente especial”, afirmó.
Morton contó que a la víctima “le gustaba pescar, hacer carne asada; que tenía un hermoso hogar y un buen sentido del humor”. Añadió que su madre lo educó bien y que su preocupación siempre fue ayudar a otros.
“Es alguien no fácilmente reemplazable. El ICE era afortunado en contarlo entre sus filas. Aunque hemos tenido una semana difícil este hecho no va a evitar que sigamos haciendo nuestro deber. Estados Unidos y México nos encargaremos que el trabajo de Jaime y de Víctor siga adelante, porque la ley va a triunfar.
“Muchas gracias a la familia por prestarnos a su hijo, a su hermano y futuro esposo. Era un excelente líder en su forma de vivir y gracias a Dios nuestro país tiene a gente como él”, dijo con el rostro desencajado y a la vez molesto por tal suceso.
EL ULTIMO ADIOS
Fue así que alrededor de las 11:00 horas el cuerpo de Zapata, envuelto en el estandarte nacional, fue devuelto al carro insignia para ser llevado al cementerio Rose Lawn Memorial Gardens para su sepultura.
Mientras cinco helicópteros surcaban los cielos nublados de esa ciudad, la fila de vehículos de policía era impresionante. A decir de los asistentes, jamás se habían visto tantas patrullas para despedir a un servidor público, ni siquiera para un veterano de guerra.
Sobre la calle Paredes Line, el pueblo de Brownsville salió para ondear banderas y pancartas con leyendas de cariño a su héroe. Asimismo, los departamentos de bomberos locales, y los distritos escolares (con multitudes de estudiantes) saludaron el largo convoy mortuorio.
De hecho, el recorrido de unos cuantos kilómetros se prolongó por espacio de una hora, por las tantas unidades que lo acompañaron. Se estima que participaron más de 350 camionetas patrulla.
Víctor Avila, su compañero durante el ataque, fue resguardado por un fuerte equipo de seguridad, que no permitió acercársele, pero se le pudo observar visiblemente dolido y confundido por el hecho sobre su silla de ruedas.
A posteriori, Pat Ahumada, alcalde de Brownsville, también habló de este acontecimiento.
“Es triste que le quitaron la vida de una forma muy cobarde. Pedimos que México permita que los agentes carguen armas para que se puedan defender y que no estén en desventaja como estaba Jaime.
“El era joven, apenas estaba viviendo, por eso un padre no debe enterrar a sus hijos, no es normal y duele mucho. Le damos a la familia nuestras condolencias y le decimos que no nos vamos a olvidar de él, que va a seguir en nuestras memorias.
“Por sus actos Jaime es un héroe que vamos a conmemorar de una forma u otra para que su testamento sea un ejemplo para los demás. Estamos unidos de seguir la batalla que él representaba para mantener a México y a Estados Unidos seguros”, puntualizó.
De esta manera, uno de los días más “tristes” para los habitantes de Brownsville y para los familiares de Jaime Zapata terminó en medio del llanto, aunque las heridas seguramente seguirán durante muchos años.
Al cierre de esta edición el embajador de México en la Unión Americana, Arturo Sarukhan, confirmó la noticia -a través de su cuenta en la red social Twitter- de la detención de una persona presuntamente implicada en el asesinato de Zapata.
En tanto, la Casa Blanca anunció que el presidente de Estados Unidos recibirá a su homólogo Felipe Calderón para sostener un encuentro el 2 y 3 de marzo próximos, donde conversarán sobre los temas prioritarios en la relación bilateral y diversos asuntos de seguridad hemisférica, incluido el reciente crimen del oficial del ICE.
Los confundieron
Especial
El Ejército Mexicano presentó ayer a Julián Zapata Espinoza, alias “El Piolín”, a quien acusó de haber asesinado al agente especial de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por siglas en inglés) Jaime Zapata.
“El Piolín” ya había sido detenido por el Ejército en diciembre de 2009, por delitos relacionados con la delincuencia organizada; sin embargo, un juzgado lo dejó libre bajo fianza.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) aseguró que la agresión contra los elementos del ICE Jaime Zapata y Víctor Avila —éste último sobrevivió al ataque—, se debió a que confundieron a los agentes de Estados Unidos con integrantes de un grupo criminal antagónico.
Ambos agentes especiales fueron atacados el pasado 15 de febrero en una carretera de San Luis Potosí, cuando viajaban hacia la Ciudad de México a bordo de una camioneta blindada con placas diplomáticas.
Zapata Espinoza estaba libre en el momento del crimen, pese a que el 10 de diciembre de 2009 fue detenido por el Ejército en esa entidad.
La Procuraduría General de la República (PGR) reconoció que el acusado tiene antecedentes penales y era investigado. Atribuyó su libertad a que al ser procesado por delitos menores pudo llevar su juicio sin estar detenido, pero en este año se ordenó su reaprehensión, pues dejó de firmar el libro de procesados en un penal de San Luis Potosí.
En diciembre de 2009, la comandancia de la 12 Zona Militar presentó a siete detenidos en el municipio de Río Verde, entre ellos a Zapata Espinoza, en posesión de armas de uso exclusivo del Ejército, uniformes con camuflaje e insignias falsas de corporaciones federales.
EL ATAQUE
De acuerdo con la Sedena, el acusado ordenó el ataque al vehículo en el que viajaban los agentes estadounidenses.
“El Piolín” fue trasladado a la Ciudad de México y presentado en las oficinas de la Sedena junto con cinco personas más, entre ellos dos hombres que también participaron en el ataque a los agentes del ICE.
La captura del responsable del crimen se produjo apenas 24 horas después de que se realizó en Texas el funeral del agente asesinado, donde estuvieron altos funcionarios de seguridad de Estados Unidos.
El vocero de la Sedena, coronel Ricardo Trevilla, explicó que por medio de labores de inteligencia del Ejército se llevó a cabo la detención. En un primer momento, el acusado se identificó como Luis González Villarreal, pero después se logró saber su verdadera identidad.
El vocero de la PGR, Ricardo Nájera, informó que los cargos que inicialmente enfrentan los acusados son homicidio, homicidio en grado de tentativa y lesiones, y que solicitará a un juez el arraigo de los detenidos para ampliar y perfeccionar las investigaciones. (Agencia El Universal).