Miguel Ancona, artista nacido en Reynosa, compartió en exclusiva para Hora Cero el recorrido de cuatro décadas expresando su arte a través de la pintura. Sin embargo, su dedicación no sólo se refleja en sus creaciones sino también en su labor como docente.
Originario de Reynosa, Tamaulipas, el artista plástico Miguel Ancona cumple ya 41 años de hacer uso de la pintura como una plataforma de expresión para abordar críticas sociales, políticas y religiosas. Aunque sus obras son señaladas por la comunidad por su emblemática estética visual, en ellas se refleja un toque de la personalidad –que según describe el entrevistado– es algo sarcástica.
Además de la pintura, Ancona ha extendido su conocimiento y devoción por la cultura en prácticas como la escultura, la promoción cultural y la docencia. En su más reciente exposición “Andar, Expo Retro”, exhibida en la galería del Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes (IRCA), el maestro celebra dos décadas de obras que representan una trayectoria significativa a partir desde 1983, cuando comenzó su camino en la pintura. Algunas de las obras de esta exposición, advierte, son préstamos de coleccionistas que las adquirieron en diferentes etapas de su vida.
“Hay obras que cumplían más de 20 años sin verlas, y al poder analizarlas me doy cuenta que sigo con el mismo concepto, con las mismas ideas y posturas”, comentó de entrada.
Aunque desde su juventud, Miguel Ancona reconocía que la pintura y el arte eran una de sus mayores fuentes de inspiración, se inscribió a la carrera de Arquitectura cuando se mudó a la Ciudad de México (donde vivió un par de años), por temor a dedicarse a la pintura en una ciudad donde la práctica artística era casi escasa.
“No me titulé de la carrera de Arquitectura y posteriormente no me dediqué a conseguir una formación artística profesional, pues yo me considero una persona autodidacta”, compartió.
En el verano de 1983, Miguel volvió a Reynosa durante las vacaciones, y a la edad de 22 años recibió una llamada telefónica de parte de la directora de la Casa de la Cultura de aquellos años, quien lo invitó a participar como maestro de talleres de dibujo.
“Surge que yo dibujaba porque estudiaba arquitectura, además de que me gustaba, y cuando vio mis dibujos me propuso que hiciéramos una exposición cuando a mí ni por la cabeza me había pasado dedicarme a eso”, comentó.
Esta oportunidad despertó un interés, que según cuenta el reynosense, marcó un punto esencial en su dedicación al arte con tan sólo 22 años.
Cuando regresó a la Ciudad de México, el joven dibujante estaba bajo una atmósfera de museos, galerías de arte, eventos culturales y talleres de pintura, espacios que no sólo disfrutaba como artista sino como espectador. Sin embargo, su misma nostalgia por su ciudad natal, Reynosa, lo impulsó a volver a las tierras fronterizas. Según comenta, el también museógrafo no tenía visión alguna de a qué se dedicaría, incluso reconoce que las oportunidades y el campo en este municipio eran escasas, con tan sólo una Casa de la Cultura como el máximo escenario para las artes.
Aunque su padre le aconsejó que rehiciera su vida en la Ciudad de México, donde las oportunidades eran mayores, y una de sus amigas lo cuestionara “¿a qué te regresas a Reynosa?”, Ancona, sin plan alguno, se planteó un claro objetivo: estar presente en la formación de proyectos de difusión cultural y artística en Reynosa.
Años después, se convirtió en director de la Casa de la Cultura, lo que considera un punto esencial en su carrera como promotor de la cultura.
Miguel Ancona menciona que el Parque Cultural de Reynosa es un espacio que atesora en sus recuerdos; desde ser invitado como coordinador al proyecto durante su proceso de construcción, hasta estar presente cuando escarbaron el primer pozo de la estructura que hoy es reconocida como uno de los puntos culturales y turísticos del municipio.
“Me tocó organizar la colocación de la primera piedra y estuve muy involucrado en el área de exposiciones y actividades artísticas durante los primeros seis años”, explicó.
A lo largo de su carrera, Ancona ha sido Director de la Casa de la Cultura, Coordinador del Museo de Arte Contemporáneo de Tamaulipas en Matamoros y maestro de jóvenes, niñas y niños.
PROCESO CREATIVO
En el caso de Miguel Ancona, existen dos caminos: primero surge el tema, ya que se considera un artista que hace obras cuando tiene algo qué decir o cuando hay un tema en particular o acontecimiento histórico.
El segundo camino, es cuando le llega una idea propia, desde formas y personajes; en este caso investiga quiénes son, qué dicen o qué buscan decir. Una vez que el pintor tiene la idea, el siguiente paso es comenzar con los bocetos, donde el entrevistado comenta que a partir de ahí se forma una cadenita de inspiración para toda una serie o colección, al considerar trabajar con líneas temáticas.
“En mi caso existen dos caminos, el primero es el tema, pues yo no soy un pintor compulsivo, yo pinto y hago mis obras cuando tengo algo qué decir, cuando hay un tema o un acontecimiento histórico”, contó.
En su relato, el también escultor recordó cuando sucedió la tragedia de las torres gemelas en 2001, un suceso que reflejó a través de la pintura y despertó un interés en capturar movimientos y eventos significativos en la sociedad a nivel global.
“Estoy consciente de que no es fácil convivir con mis obras porque no es estéticamente agradable colgarlas en una casa”, aseguró.
El ex director de la Casa de la Cultura en Reynosa, considera que ser estudiante de arquitectura ha influido en el desarrollo de su carrera como pintor, menciona que al tener conocimientos del dibujo técnico, la elaboración de maquetas y hacer uso de escuadras, en sus obras están las bases que aprendió en la universidad, como la geometría, que figura en los lienzos de sus obras.
“Sé que la vida no se equivoca porque tenía que pasar por esa formación para aprenderlo, pienso que tal vez en una escuela de artes yo no hubiera aprendido a hacer maquetas y hoy en día es algo que me ayuda para desarrollar mis trabajos”, expuso.
LAS MENTES JÓVENES EN EL MUNDO DEL ARTE
Durante la entrevista, el maestro aseguró que ha habido un proceso evolutivo en la escena artística de Reynosa, algo que ve reflejado en su convivencia con sus alumnos.
“Hoy en día me toca escuchar a los jóvenes que se quejan porque faltan cosas, yo les digo: -no se quejen, porque cuando yo tenía esa edad, no había nada-”, refirió.
Al carecer de espacios recreativos, las obras eran colgadas en pasillos de la presidencia municipal, en escuelas y salones de clases.
Miguel habla de la cultura y el arte como un proyecto que requiere disciplina y dedicación, explica que no se trata sólo de coordinar eventos y promover la farándula. En su contacto con los jóvenes, refiere que la docencia se trata de sensibilizarlos para que entiendan el arte, y que en caso de no dedicarse a ello, que en un futuro sean adultos sensibles al arte, desde llevar a sus hijos a ver una exposición, una obra de teatro o comprar obras de artistas locales.
PSICOLOGÍA DEL ARTE
La pintura ha sido un medio funcional que ha ayudado al reynosense a gestionar su timidez, dado que no tiene la facilidad y el gusto para expresarse en espacios públicos.
En el boceto y la técnica encuentra un medio por el cual externar sus ideas y mensajes hacia la comunidad. Además de ser una práctica que describe como tranquilizante al estar bajo concentración en espacios pequeños, como su taller, ubicado en su hogar.
“Yo soy muy rígido en la técnica, porque la técnica es como un deportista, así como un futbolista hace mucho ejercicio, el dibujante tiene que hacerlo para dominar su mano, pero por otro lado también la creatividad”, mencionó.