Harto de estar harto (con el perdón del Maestro Serrat) de las pend… del feis y las redes sociales, tuve mis cinco segundos de lucidez del día y tomé la afortunada decisión de dejar a un lado el teléfono y comenzar la novela “Ensayo Sobre la Lucidez” del gran José Saramago, un regalo de mis primos los Nava Sepúlveda.
La novela, publicada hace 16 años, plantea un escenario bastante interesante: en la jornada electoral de una ciudad capital, de la nada y sin nadie que se los instruyera, una aplastante mayoría de ciudadanos deciden dejar en blanco sus boletas… no anulan su voto, lo dejan en blanco.
Esto enciende las alarmas en la clase política quien de inmediato busca culpables de esta “rebelión social” que “pone en riesgo los cimientos de la estructura de la Nación”.
La verdad sea dicha, apenas estoy empezando el libro y por eso sólo puedo agregarles que ante “la crisis”, el gobierno se decide por la mano dura y decreta el estado de excepción y otra serie de medidas represoras.
Debo decir que estoy muy interesado en qué va a pasar en esta historia pues, lo reconozco, por un momento me puse a soñar despierto de que en México pudiéramos hacer algo similar, después de todo no me queda la menor duda que estamos hartos de la clase política y sus payasadas.
¿Se imaginan la maravillosa mañana del lunes posterior a las elecciones donde, avergonzados, los encargados del INE nos informarían a los mexicanos que el 85 por ciento de los electores sí fue a las urnas pero no votó? ¿Que el MORENA, PRI, PAN, MC y el resto de los partidos apenas se repartieron el 15 por ciento de los sufragios?
¿Qué gobierno podría decir que tiene legitimidad si apenas obtuvo -por decir una cifra- el 10 por ciento de los votos?
Desgraciadamente este escenario en México no podría darse. Los políticos -que de tontos no tienen un pelo- se encargaron de meter en el mismo paquete los votos nulos que los votos en blanco y “lo peor” que pudiera suceder ante este imposible escenario es la repetición del proceso electoral.
Aún así me encantaría, por llamarlo de alguna forma, “ver el mundo arder” y sueño que en el 2021 los mexicanos le escupamos en la cara a los partidos y los políticos y dejáramos las boletas en blanco.
No sé qué va a pasar en el libro, así como tampoco sé qué va a pasar en México. Lo único que me queda claro es que persiste en mi este profundo sentimiento de decepción por todos los que ocupan un cargo de elección popular, que han demostrado ser una patrulla de inútiles en un momento donde, más que nunca, la gente los necesita.
Los azules, tricolores, vinotintos y naranjas me tienen decepcionado porque ni siquiera en estos momentos que estamos al borde del precipicio dejan de pensar en sus intereses particulares por encima de los comunes.
Hoy, más que nunca, me doy cuenta que estamos solos, que nadie va a llegar a rescatarnos y cada quien tiene que rascarse con sus propias uñas.
Es por eso que esta tarde, como la de ayer, la de antier y la de antes de antier, voy a dejar a un lado las pend… del feis y seguiré leyendo a Saramago, imaginando que en México podemos hacer algo como lo que plantea en “Ensayo Sobre la Lucidez”.