
Allá por la primavera del año 1999, en el Congreso del Estado adoptaron el acuerdo de darle tronco por topillero al entonces presidente municipal de Reynosa, Gerardo Higareda Adam. El decreto de referencia fue difundido por las pantanosas redes sociales durante la primera quincena de octubre del año en curso, y rápido surtió efectos.
Fue evidente que el refritear ese decreto no fue obra de un “desquehacerado”, sino de uno que acató la instrucción de alguien con Poder, y obvio los que deambulan por el espectro político captaron la señal.
Por lo que de ipso facto, y aprovechando la “peregrinación” a Ciudad Victoria con motivo de la Expo Tamaulipas, fueron a mostrarle su respeto al gobernador Américo Villarreal Anaya.
Todo lo anterior indica que las reglas del viejo sistema político mexicano están en vigencia de nuevo, y una de ellas es que los alcaldes son de los gobernadores, y los gobernadores del presidente.
Y obvio que con todo y las reglas no escritas, no pocos dirán que faltan años para la toma de decisiones políticas, lo cual es cierto, nomás que una cosa es lo cronológico y otra el tiempo político.
Para lo primero, está distante, para lo segundo, no.
Resulta que es de explorada experiencia que construir una candidatura para presidente municipal consume mínimo tres años, y si en el 2027 habrá elecciones municipales se está en tiempo para ir forjando una candidatura de ese tipo.
Sin embargo, con toda y la justificación que pueda haber para esa actividad futurista, ésta tiene que contar con la aquiescencia del jefe político de los morenistas, que en Tamaulipas es Américo Villarreal Anaya.
Si algunos anidaban la idea de que el reconocer jerarquía no implica despojarse del libre albedrío, el haber refriteado el decreto mediante el cual los diputados locales botaron del cargo a un alcalde, fue como una advertencia.
Obviamente nadie que circule por el espectro político, ignora que la actual legislatura local está compuesta en dos terceras partes por morenistas afines a Américo Villarreal Anaya.
En resumen, viene el período del orden y concierto político, y por lo tanto, el de pedir permiso para realizar actividades con rumbo a las elecciones municipales del 2027, así como para la de gobernador en el 2028.
Porque como decía don Fidel Velásquez, el sempiterno líder de la otrora poderosa CTM: el que se mueve no sale en la foto.
SE COMIENZA A DESINFLAMAR
LA REFORMA JUDICIAL
Conforme se acercan los festejos de la Revolución Mexicana se desinflama el movimiento oposicionista en contra de la Reforma Judicial. Y es que la inconformidad del Poder Judicial no encontró el respaldo social que es indispensable en este tipo de broncas.
Lógico, que por muy justificada que estuviese la molestia de los que administran la justicia, al quedar aislados fueron apretados por la pinza compuesta por el Poder Ejecutivo y el Legislativo.
Y posiblemente para cuando usted tenga en sus manos Hora Cero, la Reforma Judicial ya sin obstáculos a la vista se enfile a la elección judicial el próximo 2 de junio del 2025.
Pero, ¿se desahogará exitosamente?. Eso lo veremos, pues así como se han escuchado opiniones en el sentido de que la Reforma Judicial significará un retroceso político y jurídico, porque perderá su independencia judicial y por ende calidad en la administración de justicia, otros opinan lo contrario.
Esas voces discordantes fueron las de José Ramón Cossío, ministro en retiro, el jurista Miguel Carbonell, y los ministros en retiro Diego Valadez y Arturo Saldívar Lelo De Larrea.
Son cuatro personajes dentro del mundo del Derecho que vaya si conocen de aguacates. Los dos primeros están en contra de la Reforma, y los dos segundos opinan que independientemente de opiniones la Reforma Judicial no puede ser decretada inconstitucional por los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Otros aducen en pro de la Reforma, que como ministros, magistrados y jueces, van a ser electos por el pueblo serán independientes de los tres poderes. Sin embargo, no se puede soslayar que quienes ocurren ante los tribunales a dirimir diferencias, lo mismo demandantes que demandados, o imputados que víctimas, tooodos, son pueblo.
O sea, que los jueces del Pueblo, con una parte quedarán bien y con otros mal. Tal y como acontece en toda clase de juicios y así tendrá que ser por muy revolucionaria que sea la Reforma Judicial.
Pero de que va, vá.
¿Y EN TAMAULIPAS, APÁ?
Pues por este pedazo de tierra del noreste mexicano no hay tos. El Congreso del Estado la aprobó sin quitarle una coma, y el Judicial tácitamente hizo lo mismo en virtud de que no emitió inconformidad alguna.
Aunque de todas formas el magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia en Tamaulipas, David Cerda Zúñiga, planeaba reuniones con magistrados y jueces para adelantarles de que la Reforma va.
Y como tienen derecho de preferencia podrán registrarse como candidatos sin examen alguno, pero ni aún así alienta expectativas entre los Solones tamaulipecos.
Como que saben irían a una cita con la derrota electoral. El distanciamiento que tradicionalmente han mantenido con el pueblo, en elección sería crónica de una derrota anunciada.
Y hasta la próxima.