En el año 218 a.C., el general cartaginés Aníbal Barca emprendió una de las hazañas militares más audaces de la historia: cruzó los Alpes con un ejército decidido a desafiar al poder más temido de su tiempo. Al frente marchaban soldados fieros, valientes, disciplinados y dispuestos a todo. Pero lo que más llamaba la atención y sembraba temor eran los elefantes de guerra: enormes, impredecibles, simbólicos. Su sola presencia rompía la lógica romana. La estrategia de avance fue audaz y brillante. Roma, la república invencible, fue tomada por sorpresa, y durante años, Aníbal arrasó el sur de Italia, derrotó legiones en batallas memorables como Trebia, el Lago Trasimeno y Cannas, y puso a la ciudad al borde del colapso. Pero nunca la conquistó. ¿Por qué? Porque, pese a su genio militar, Cartago no le brindó el respaldo político ni logístico necesario para sostener una campaña prolongada. Las alianzas locales se quebraron, el ejército se desgastó, y de los numerosos elefantes con los que inició, solo uno llegó al final. Lo que comenzó como una ofensiva histórica terminó en un retroceso inevitable.
Algo similar es lo que está viviendo Morena en este 2025. Una vez pasada la elección histórica que llevó a la primera mujer a la presidencia de la República, el partido que parecía invencible, demostró con la elección pasada que su fortaleza está agrietada.
Vamos a los datos duros: en Veracruz, en la elección de 2021, Morena ganó 18 municipios por cuenta propia y en coalición 69, dando un total de 87 alcaldías. En esta elección pasada, Morena por si mismo logró el triunfo en tan solo 11 municipios, y en coalición con el PVEM logró ganar 60 y por si solo el Verde logró 12, mientras que su ex aliado en el Estado, el PT, logró 30 municipios. Un retroceso real, un retroceso que debió de encender las alarmas en el cuarto de guerra de los morenitas.
Para el 2024, Morena con Mario Delgado cruzó los Alpes al igual que Aníbal. Llegó donde nunca se imaginaron propios y extraños: tenían la presidencia saliente y la entrante, la mayoría legislativa, la mayoría de las gubernaturas, miles de alcaldías, y las mayorías en congresos locales. El PVEM y el PT fueron sus elefantes más imponentes.
En 2025, ya no es Mario quien comanda, sino Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, jóvenes sin batallas, sin victorias propias, y con más apellido que estrategia. Es duro, pero los datos hablan por si solos. Hoy se enfrentaron por primera vez al riesgo de no ganar por inercia y así sucedió. Los elefantes siguen ahí, pero ahora parecen marchar por cuenta propia. Solos, ya no infunden miedo, sino esperanza en la oposición.
Como escribí en mi colaboración anterior, la soberbia influyó en la pasada elección de Veracruz y Durango. Y ahora la pregunta es inevitable: en el proceso electoral de 2027, ¿será esa misma soberbia la que haga que Morena pierda por completo a sus elefantes y, como Aníbal, su gran hazaña en una retirada?
Creo que la primera morenista del país desea, con toda razón, que en lo que respecta a la próxima prueba electoral, este texto no tenga la razón.
Reenviado
“Le restan 13 meses y medio ó 412 días aproximadamente, para dar inicio a la elección intermedia que será un termómetro de la aprobación del gobierno de la presidenta Sheinbaum. En él se pondrán en juego 16 gubernaturas, la Cámara de Diputados y un importante número de alcaldías y diputaciones locales. Morena tiene todo ese tiempo para regresar al redil a sus elefantes. La oposición para que no suceda…”.
