Este 17 de septiembre cumpliré 40 años en el periodismo y no sé por dónde empezar para enumerar por qué estoy tan satisfecho en haber elegido esta carrera profesional en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL.
He transitado limpio desde que empecé como reportero en el periódico El Porvenir en 1984, hasta alcanzar el nivel de periodista en cuatro décadas. Porque cuando empezamos somos reporteros, no periodistas.
Satisfecho también estoy de mis primeras encomiendas como enviado especial, hasta ser corresponsal internacional en Italia en tan pocos años.
En 1985, cuando cubrí por vez primera elecciones en Sonora, hasta 1991 cuando fui contratado por la desaparecida agencia de noticias Notimex, para cruzar el Atlántico y residir en Roma.
Satisfecho también estoy de cubrir dos Mundiales de Futbol, México 86 e Italia 90, y de acudir acreditado a unos Juegos Panamericanos en La Habana en 1991.
Satisfecho también estoy de escribir cientos o miles de notas, crónicas, entrevistas y reportajes, hasta plasmar en un libro mi experiencia como corresponsal de guerra en la ex Yugoslavia en dos viajes: 1993 y 1994.
De recibir diplomas que cuelgan en las paredes de mi casa por charlas y conferencias, al reconocimiento en 2014 a la Excelencia Profesional como egresado de la UANL.
Hasta haber viajado cuando Hora Cero recibió en Sao Paolo, Brasil, el prestigiado Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Y años después tener en mis manos un Doctor Honoris Causa.
De presentar documentales como director y productor ejecutivo en universidades de México, hasta exhibirlos en la prestigiada Columbia University de Nueva York, en la Universidad Metodista del Sur de Dallas, en Venezuela y en otros foros.
Satisfecho también estoy de editar notas de mis reporteros, de ser jurado del Premio Nacional de Periodismo, de hacer historias humanas con sentido social, y apoyar causas de quienes necesitan y exigen justicia.
De haber sido encuestador de calle para Hora Cero en 1998, hasta fundar en 2016 una empresa encuestadora, por cierto, entre las más certeras del país y con reconocimiento en el ámbito privado, político y gubernamental.
Satisfecho también estoy de haber sido alumno en mi facultad, de atreverme a ser maestro; de ser un egresado de periodismo, y honrar, no olvidar y frecuentar a mis grandes maestros como Silvino Jaramillo y José Luis Esquivel.
De aportar mi conocimiento para fundar un periódico en Reynosa que en 2023 superó el cuarto de siglo, hasta convencer al dueño para tener una franquicia como Hora Cero Nuevo León que cumplirá 20 años en 2025.
Satisfecho también estoy de sumar nuevos amigos en estos 40 años en el periodismo, y uno que otro enemigo dentro de la política, hasta despedir a otros compañeros de este viaje que me causaron lágrimas y profunda tristeza.
Podría enumerar muchas más satisfacciones profesionales que el periodismo me ha dado, pero terminaré con la siguiente que sucedió en 1990:
Ese año se llevó a cabo el Mundial de Italia sin la participación de México, castigado por la FIFA por el caso de los llamados cachirules.
Tenía apenas 26 años de edad y era el jefe de deportes del extinto Diario de Monterrey, hoy Milenio.
Un día redacté un proyecto de cobertura que uniría por vez primera en un evento internacional de esa envergadura a radio, prensa y televisión del grupo Multimedios.
Ante el primer rechazo del entonces director editorial, Jorge Villegas, me sugirieron llevárselo directamente a don Francisco González, quien no tuvo dudas en aprobarlo.
Las semanas y meses siguientes fueron de juntas de planeación de una edición especial para El Diario, de grabar programas para televisión, y de ser comentarista en estaciones de radio. También hubo días de alegrías y tristezas, pero todo fue viento en popa.
A fines de mayo de 1990, con acreditación de la FIFA para cubrir el Mundial, viajé a Roma acompañado de Gustavo Moriconi, el portero activo de Rayados de Monterrey, contratado por Multimedios como analista.
Cuarenta días después, con 24 partidos cubiertos en la tribuna de prensa de los estadios sedes, volvimos a Monterrey con la satisfacción de que el trabajo realizado fue un éxito editorial y comercial, en palabras de don Francisco González y Enrique Gómez Junco (QEPD), entonces director comercial de Multimedios.
¿Y qué me faltaba en lo profesional?: estar en unos Juegos Olímpicos. Y en París 2024 cumplí esa asignatura pendiente.
Gracias a los que me han acompañado en este periplo periodístico durante cuatro décadas, a mis padres, a mi esposa y a mis tres hijos… Y a Dios por tanto.