Al darse a conocer los resultados de los cómputos finales de la elección del pasado 2 de junio, la prensa cabeceó su nota principal: “Tamaulipas da control absoluto a Morena: ganan 20 de 22 diputaciones locales y 25 de 43 ayuntamientos”. Quizá en lo que se refiere a los ayuntamientos se esperaban mejores resultados para el partido y sus coaligados que postulan la Cuarta Transformación de la vida pública del país; pero, así fueron las cosas.
Con el Poder Ejecutivo en manos de Morena, la mayoría calificada en el Congreso y la mayoría de los ayuntamientos pintados de guinda y colores asociados, es claro que el mandato popular es perentorio, o ¡cabrestean o se ahorcan! Ya no queda espacio para las dubitaciones. El pueblo cumplió la demanda de apuntalar el proyecto humanista del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque algunos de los candidatos resultan cuestionables. Ahora a responder.
En las alturas se debaten los temas torales, especialmente la necesaria reforma judicial porque “la paz es fruto de la justicia” y en los días que corren no hay paz porque continúan los abusos de los poderosos y de la delincuencia en sus tres expresiones, común, organizada y de cuello blanco, todas protegidas por la impunidad que proveen quienes debían aplicar la ley y los códigos penales. Allá se avanza, aunque con muchas dificultades e injerencias de los poderes fácticos.
Pero eso, con ser tan importante, no es todo. En lo cortito el ciudadano de a pie, la gente de carne y hueso, padece el ambiente de furia y crispación que a la menor provocación desembocan en hechos violentos, no de unos contra otros, sino los arbitrarios que se aprovechan de su superioridad económica, física e intelectual para abusar de los pobres, de los débiles, de los tardos. Nada menos ayer, un jovencito de 18 años retaba a golpes a un anciano prácticamente inválido que le explicaba que lo había testereado porque tenía dificultades para ver, sin que los mirones trataran de serenar al muchacho.
Reynosa, ahora con 9 diputados locales en el Congreso, como la mayoría de los municipios de Tamaulipas ha sido despojado de los espacios recreativos donde niños y jóvenes iban a gastar sus energías. Las escuelas, espacios comunitarios por excelencia, son ahora lugares cerrados donde los párvulos pasan sólo cinco horas al día, casi siempre en grupos de 50, que deben estar sentados y callados como momias.
En afán desmedido de lucro, todos los servicios que debe prestar el Estado para cumplir su tarea de garantizar el pleno cumplimiento y ejercicio de los derechos humanos, están cooptados por los poderes fácticos. Hay deficiencia en los servicios de salud, de educación, de abasto de agua, de limpia, de alumbrado, de regulación de la movilidad urbana, etc. Si la ciudadanía entregó su voto a los gobernantes, funcionarios y representantes, no es para favorecerlos, sino en espera de que trabajen para la recuperación del estado de derecho.
Según la mitología egipcia, Ra bajó al inframundo en forma de gato con nueve vidas; de ahí salió triunfante como el sol. Ahora, Reynosa tiene 9 diputados que vienen de un municipio prácticamente a oscuras, ¿podrán hacer renacer la aurora que alguna vez brilló sobre estas tierras? Si Tamaulipas dio el control absoluto a Morena, ¿sabrán los morenos y aliados responder al gran reto de recuperar la paz perdida y garantizar el cumplimiento de los derechos humanos y constitucionales?