La tragedia que enlutó recientemente a dos familias de Río Bravo, nos debe de llevar a una profunda reflexión.
Si bien fue un accidente carretero lo que ocasionó la muerte de dos niños, una maestra y un militante panista riobravense en una autopista del Estado de México, los políticos deberían de cambiar sus prácticas buscando brillo a costa de otros.
La diputada federal Omeheira López Reyna, quien por cierto es prácticamente una desconocida en Río Bravo, debió de evitar que los pequeños y su maestra viajaran hasta la Ciudad de México a un evento donde ella quería lucirse.
Desde que ganó las elecciones, Omeheira ha lucido por su ausencia en su distrito, dedicando más su tiempo en seguir haciendo grilla y defendiendo a su líder, el corrupto ex alcalde de Reynosa, Francisco García Cabeza de Vaca.
Si bien la diputada no es la culpable material porque no iba manejando la unidad donde falleció también el chofer, seguramente tendrá que hacer un profundo análisis de conciencia, pues las cuatro víctimas de Río Bravo merecían otra suerte.
Aunque los “hubiera” no existen y desgraciadamente menos en esta situación de luto, la diputada Omeheira hubiera evitado ese viaje de los alumnos más destacados de una escuela primaria de Río Bravo que visitarían la Cámara de Diputados y Los Pinos.
La diputada federal, quien recibió un aguinaldo de 250 mil pesos, tiene dinero de sobra para no desamparar y ayudar a las dos familias. Esperemos.
El rostro invisible de la crisis
Cuando parecía que 2008 terminaría entre botellas de sidra, pavo, tamales y sobrepeso en estas fiestas navideñas y de fin de año, sucedió lo inesperado.
En un abrir y cerrar de ojos la economía mundial se sacudió abruptamente y los primeros indicios de una severa crisis también retumbaron en México, sobre todo con los primeros cierres de empresas y despidos.
Aunque el dólar se devaluó casi un 30 por ciento, esa situación no se vio reflejada en los cruces internacionales, porque miles y miles de mexicanos, desde Tijuana a Matamoros, siguieron –seguimos, dijo el otro–, con nuestra mala o buena costumbre de preferir comprar en Estados Unidos.
El dólar a 13 ó 14 pesos, siempre será el dólar. Ese billete verde que seduce a los más consumistas de los mortales en busca de artículos de moda que provocan envidias, aunque al final muchos de ellos tengan poca utilidad.
Por su parte, el sector que agrupa a los pequeños y medianos comerciantes mexicanos, no pueden sentirse mejor beneficiados con esta devaluación, pues los clientes estadunidenses, con su moneda fortalecida, incrementaron los cruces hacia México porque el dólar tiene mas rendimiento.
Es completamente falso que la Navidad y las fiestas de fin de año serían amargas, aunque hay algunas voces que pronostican peores tiempos como recortes de personal y ahorro en diferentes rubros para enfrentar una crisis que, al menos sobre los puentes internacionales, fue totalmente invisible.