
En Tamaulipas se requiere urgentemente sacudir el árbol con fuerza, que caigan los funcionarios ineptos, si el deseo del gobernador es que su partido gane las elecciones del próximo año y no pierda la mayoría en el Congreso local. De lo contrario, estaría pavimentando el camino para que el PAN repita el triunfo.
La llegada de Homero de la Garza a la Secretaría de Desarrollo Social es con la intención de poner el carbón al rojo vivo, llevando toda la carne al asador, a menos de un año de que los electores tamaulipecos regresen a las urnas.
Pero también en la Secretaría General de Gobierno urge que las manzanas podridas del árbol caigan, pues su peso ni se percibió previo a los comicios que redujeron al PRI de Tamaulipas a una casi insignificancia.
Su titular, Morelos Jaime Canseco, sigue agarrado de una liana que lo sostiene, pese a los señalamientos de ser uno de los principales responsables de la debacle tricolor el primero de julio pasado.
Más allá de aprecios y compromisos, Egidio Torre Cantú deberá hacer más cambios no solamente al interior de su gabinete, sino en el Partido Revolucionario Institucional, donde Lucino Cervantes presentó pésimos resultados y demostró que es un fiel militante y burócrata de su organismo, pero un gris dirigente.
Tamaulipas va que vuela para que Acción Nacional conquiste municipios grandes en los comicios de 2013, pero la mayor catástrofe sería que sus rivales políticos pudieran controlar el Congreso en la segunda parte del sexenio.
Esta posibilidad hasta un ciego la ve, porque lo sucedido en las urnas el primero de julio es un foco rojo que anticipa que algo peor puede suceder. Por eso, ahora dentro del PRI y del gobierno deben soplar vientos de reconciliación porque de lo contrario, empezaría a oler a muerto.
Haber perdido por tercera ocasión consecutiva la fórmula del Senado, y esta vez seis de las ocho diputaciones federales, preocupa seriamente a la cúpula nacional del Revolucionario Institucional, amén del mal humor que provocó en Enrique Peña Nieto enterarse de los resultados.
En el pasado reciente Tamaulipas era un granero de votos para el PRI, salvo ocasiones como en 2006 cuando las traiciones dejaron huérfano a Roberto Madrazo Pintado.
Los priistas confían que el próximo año, como sucedió en 2007, se levanten de la lona y vuelvan a conquistar los territorios perdidos. Sin embargo los escenarios serán diferentes cuando hay operadores que están fuera de la nómina, marginados, en el exilio o perseguidos.
El PAN ya encendió los focos rojos de que puede ganar las presidencias municipales de Tampico, Matamoros, Reynosa, Río Bravo y Nuevo Laredo, entre otros, teniendo como candidatos a los seis diputados federales recién electos. Una opción viable, ganadora.
Si la cirugía que empezó Torre Cantú en su gabinete no alcanza a otras dependencias, y sobre todo al PRI, entonces el tricolor estará con un pie de entrar a una cama de terapia intensiva, y seguramente no será bien visto desde la capital del país.
En ese caso todas las opciones que se manejan para Tamaulipas a partir del primero de diciembre, cuando tomaría posesión Peña Nieto, serían viables, porque estarían abonando el camino para que un delincuente como Francisco García Cabeza de Vaca llegue muy lejos en 2016.