De manera ocasional en las novelas o películas puede verse que un enamorado le obsequia a su prometida un anillo de compromiso no precisamente de oro. La romántica escena se concentra en el trascendental gesto de amor, dejando en último plano el valor material de la joya, sea latón, madera e inclusive plástico.
Hoy esa fábula pareciera adaptarse a la realidad, pues quienes han pensado en adquirir una alhaja ahora deben pagar una mayor suma de dinero por ella o simplemente conformarse con metales más baratos, pues el precio del oro está “por las nubes”.
Marco Martínez, quien desde hace más de 30 años se dedica a la fabricación y reparación de joyas, menciona que en septiembre del año pasado este valioso mineral rondaba una cifra de mil dólares. Hoy su costo supera los mil 900 billetes verdes, es decir, más de 25 mil pesos la onza (equivalente a 28.76 gramos).
Eso significa que quienes poseían ahorros en oro a la vuelta de un año duplicaron sus ganancias, esto a causa de la volatilidad del dólar en los mercados bursátiles internacionales y a la desconfianza de los inversionistas hacia la moneda americana, muchos de los cuales han transferido su dinero al metal dorado.
“Ahorita el tema de moda es el oro, porque está subiendo cada día. Yo lo verifico de manera constante en internet y sigue avanzando. Hace tres décadas cuando comenzaba en este oficio, la onza de oro valía alrededor de 50 dólares. El último registro que traigo aquí de 1970 era de 34.99 dólares”, manifiesta admirado el propietario del taller de joyería Marco’s, ubicado en el mercado Zaragoza.
> ¿Es acaso el oro un negocio muy rentable?
“Para quienes quieren invertir a largo plazo sí, pero para los que nos dedicamos a la compra-venta del metal no, pues nada más obtenemos la ganancia en el momento de manera proporcional y diminuta.
“Ahí van de por medio hasta tres o cuatro intermediarios. Cuando alguien me trae sus prendas a vender yo se las vendo a otra persona y esa persona se la vende a su vez a alguien más; es un proceso en el que participan varios. Según sea el nivel de intermediarismo, así también va a depender el beneficio final para el cliente”.
Por este motivo Marco explica que no porque la cotización mundial del oro sea cercana a los dos mil dólares, quienes quieran vender sus piezas van a obtener esa cantidad por cada onza que posean. Por lo general se recibe al 70 por ciento del valor si en la operación no participan más de tres personas. También depende el tipo de quilataje en el que las prendas estén fabricadas, pues entre menor sea, definitivamente su valor disminuye.
Por ejemplo: el oro de 10 quilates posee un 41.6 por ciento de pureza, mientras que el de 14 tiene un 58.33 por ciento. En tanto el de 18 quilates detenta un 75 por ciento de integridad.
“Nosotros, los quilates los distinguimos en base a la prueba del ácido que le aplicamos a todas las piezas de oro, pero obviamente nadie te pagará por completo lo que dicen, pues ahí va de por medio la utilidad del comprador y el proceso de refinamiento. Es como cuando vas a una casa de empeño y te la valoran en tanto, pero te dan menos del avalúo, es lo mismo aquí”, indica.
Este comerciante especifica que “el precio del oro es mundial y se rige por las bolsas de valores”. Detalla que México es un país productor de oro y actualmente se ubica en el lugar número 12 con un rendimiento de 60 toneladas anuales. El primer sitio lo ocupa China con 345 toneladas. En 2010 la producción mundial alcanzó un total de dos mil 500 toneladas métricas de oro fino. En suelo nacional, Estados como Zacatecas, Coahuila, Guerrero y Guanajuato, dice, son importantes en ese rubro.
Y es que resulta tanto el apogeo que este metal precioso sigue alcanzando que hay quienes ahora se dedican a ir por las colonias, entre las calles, buscando quien les venda algún anillo, collar, arete o esclava. En ese sentido los compradores de a pie son el penúltimo eslabón de esta cadena. Luego acuden a alguna joyería a vender los productos que obtuvieron antes de pasar por varias manos. Aún sea padecería, por pequeña que resulte ésta se cotiza bien en el mercado.
No obstante, Marco desaconseja hacer negocios en la calle, pues muchas veces al no conocer el valor de lo que tienen, los ciudadanos reciben “gato por liebre” por sus prendas.
“Nosotros como joyeros le sugerimos al público que no le vendan a esa gente, porque la mayoría trae las básculas amañadas y le dicen que le van a pagar cierto precio muchas veces arriba, pero a la hora de la pesada la están defraudando.
“La mayoría son personas que han ido aprendiendo al aventón y no son profesionistas de la joyería ni del oro. Ellos le tantean y, como te digo, como llevan mucho margen de utilidad por la forma en que pesan, pues sí pueden defenderse”, argumenta.
Empero, abunda que nadie está exento de caer en el engaño, incluso tratándose de los expertos del metal dorado.
“A nosotros también como joyeros nos ha pasado que salimos perdiendo por no tener la precaución de revisar bien la pieza que nos traen”, manifiesta.
TENDENCIA A DESAPARECER
Debido al valor histórico que alcanza el precio del oro en la actualidad, hay quienes consideran que es el mejor momento para venderlo; sin embargo, algunos aprovechan el desconocimiento de la gente para sacar ventaja. Esto es y ha sido un factor importante para la proliferación de negocios de empeño.
“La ganancia que pueda haber por una onza va a ser en función del precio que se dejen pagar los clientes, pero como la mayoría ya están informados, pues no te dan mucho margen, aunque de repente hay gente que no sabe ni lo que está vendiendo y le ofreces un precio bajo. Al menos 30 o 40 pesos por gramo sí se le gana a una pieza”, considera.
Para joyerías como la de Marco el que haya una crisis en México no significa que tengan grandes ganancias, debido a la competencia que son para estos establecimientos las casas de empréstitos y los compradores ambulantes de oro.
En cuanto a la venta de joyas de mostrador el entrevistado agregó que el poco flujo de clientes y el alza de este metal preciado, también les ha perjudicado.
“Aquí en la frontera nos ha pegado la crisis por dos cosas principales: una por la inseguridad, porque nosotros dependemos del turismo y otra, el precio tan alto en que se está manejando el oro”, alerta.
Marco comenta que tradicionalmente los artículos más demandados son los anillos, las esclavas, las cadenas, los aretes y las medallas; empero, desde que comenzó a irse para arriba el precio del oro contradictoriamente “todo en general ha decaído”.
Dijo que si se dedicara solamente al oro, ya hubiera quebrado su negocio propio que tiene desde hace 15 años, es por ello que este orfebre también arregla relojes, repara joyas y las elabora en otros metales más económicos.
“De hecho yo conozco fabricantes que ahora se dedican a la plata u otros materiales, porque esto ya no es negocio. Cuando comencé en mi local logré construir parte de mi casa en los primeros cinco años, pero en los siguientes 10 no he podido hacerle nada, para que se den una idea de la crisis por la que estamos atravesando. Antes había mucho movimiento a diferencia de ahora.
“Que ¿cuál es mi máxima satisfacción como joyero?, bueno, pues que aún conservo mi negocio, porque la situación está difícil”, ilustra.
COMPOSICION DEL ORO
El oro es el elemento químico número 79 de la Tabla Periódica. Su símbolo es “Au” y proviene del latín aurum que significa: brillante amanecer.
Este metal se encuentra normalmente en estado puro, en forma de pepitas y en depósitos aluviales
Marco Martínez explica que la joyería en oro se fabrica normalmente de ocho, 10, 14, 18 y 22 quilates. Asegura que éstos se distinguen en base a una prueba de ácido que se aplica en la piezas.
“Dependiendo de la reacción que haga nos damos cuenta de qué está hecho. Un oro de ocho quilates te va a hacer una reacción con una tonalidad café oscura, el de 10 es un café más claro, el de 14, va a quedar como una gota de agua, el de 18 va a ser una tonalidad tornasol y el de 22 –aplicándole los dos ácidos– no va a hacer ninguna reacción. Veinticuatro quilates es la máxima pureza”, detalla.
A manera de anécdota este especialista menciona que muchas personas saben reconocer el oro cuando lo muerden o lo tiran al piso, pues dicho metal tiene un sonido característico y aparte es blando, por lo cual un apretón de dientes puede dejarlo marcado.
Entre más conocimientos sobre éste se tengan, considera que es mucho mejor, pues existen minerales con aleaciones que pueden engañar a la gente cuando se los están vendiendo.
“Hay combinaciones en base a bronces, en base a latón con plata y de distintos tipos, pero las características del oro son muy particulares, pese a que haya algunos metales que se le parezcan. Nosotros como joyeros nos damos más fácil cuenta por el ácido que le colocamos a los objetos”, señala.
Y es que para este especialista es impresionante como a lo largo de los años ha crecido el valor del oro, por eso él recomienda que quienes no tienen necesidad de venderlo no lo hagan, pues podrían obtener un mucho mayor rendimiento con el paso del tiempo.
“Según quienes conocen la tendencia está a la alza, por lo que si la gente puede aguantar sus piezas de joyería, sugiero que las guarde, a ver si pueden obtener luego más ganancia, aunque es innegable que también pueden sacar de un apuro, ahí la verdad cada quien sabe su situación, sabrán ellos si les conviene venderlos en el momento o esperarse más.
“Yo le aconsejaría a la gente que necesite vender sus piezas que se informe del precio real del día, porque hoy la onza puede valer mil 900 y mañana dos mil dólares y que verifiquen quien les puede proporcionar el mejor precio”, agrega.
Marco detalla que en un día puede llegar a juntar hasta 50 gramos de padecería o durar semanas para reunir la misma cantidad, por lo que su ganancia de oro es muy inestable. Además, aclara, debe someter este metal a un proceso de refinación, el cual consiste en eliminar la aleación que tengan las piezas para que el oro quede puro y posteriormente revenderlo.
“Yo siento que adelante de mí sólo hay dos personas, pero atrás puede haber tres o cuatro más, dependiendo. Al día de hoy estoy pagando el oro de 10 quilates a 220 pesos y el de 14 a 280 pesos”, añade.
Define que hay gente que prefiere ir a venderlo a Estados Unidos, pero que no precisamente va a recibir más que en México por sus joyas, dependiendo con quien estén tratando. Para ello existen joyerías afiliadas a asociaciones certificadas que pueden ofrecer un precio justo.
En conclusión, Marco Martínez advierte que de seguir así la tendencia del precio del oro se corre el riesgo de que desaparezca la venta formal de esa joyería.
“Negocios que antes vendían oro ahora están manejando productos de plata, de acero inoxidable; joyería de tungsteno, por lo mismo de que está tan inaccesible el oro que la gente ya casi no lo compra”, finaliza.