Cerca del Centro y la colonia Del Prado, ese sector es motivo de orgullo para sus habitantes, pero también de nostalgia para quienes de ahí se han ido dejando atrás a sus amigos y vecinos que saben ser solidarios siempre, en las malas y en las buenas, ni se diga..!
Durante muchos años, “Cantarranas” fue considerado como uno de los barrios “bravos” de la ciudad, sin embargo, sus vecinos distan mucho de eso y lo describen como un lugar donde la amistad, la hermandad y la fiesta imperan.
Localizado entre el Centro y la colonia Del Prado, desde la entrada del puente internacional, abarcando calles como la Ocampo, Colón, Mina, Terán y demás del sector, es motivo de orgullo para sus habitantes, pero también de nostalgia para quienes de ahí se han ido.
El sector fue llamado con tan pintoresco nombre, debido a que era una parte baja de la ciudad, donde al llover, el agua corría a través de las calles y desembocaba en dicho lugar, siendo refugio y asilo de diversa fauna, sobresaliendo las ranas.
“Cuando llovía era un cantadero de ranas tremendo, se escuchaba muy bonito y por eso todos decían ‘para allá para los Cantarranas’”, relató Leticia Cantú, quien la mayor parte de su vida fue residente del lugar, hasta que hace algunos años emigró a los Estados Unidos.
VOCEROS ACTIVOS
Desde hace unos días, el sector ha tenido gran presencia en medios de comunicación no sólo locales, también regionales y por supuesto, en redes sociales.
Esto, por la invitación a su fiesta anual número 19, la cual fue difundida por medio de una manta colocada en la esquina de la calle Mina y Pedro J. Méndez.
Posteriormente y siguiendo con la idea de una manta, externaron su respaldo hacia la aspirante a la presidencia de Estados Unidos, Hillary Clinton, por el partido Demócrata.
En ella se leía el siguiente mensaje: “La Pochada del barrio Cantarranas apoya a Hillary Clinton para Presidenta USA”, junto a una foto de la candidata, la cual llamó la atención de peatones y automovilistas que circulaban por el lugar.
Pero su voz tomó fuerza cuando festejaron de forma simbólica los 90 días de existencia de un caído sobre la calle Terán, con una piñata en forma de pastel y los colores verde, blanco y rojo, llamando así la atención de las autoridades.
UNA INFANCIA FELIZ
Sus recuerdos se trasladan hacia los años 40, donde junto a otros niños jugaban en los charcos que se hacían sobre la calle Mina, donde se encuentra la Escuela Primaria Josefa Ortiz de Domínguez, que en esa época era solamente para niñas.
“En aquel tiempo había muy pocos carros. Jugábamos a la cuerda, a las carreritas, a las canicas y a los quemados; las calles estaban sin pavimentar y cuando empezaron a hacerlo, para nosotros era una fiesta porque en la tarde que se iban las máquinas salíamos a jugar con los bultos de tierra”, mencionó.
Cuando platica sobre su infancia se desborda en entusiasmo, pero también se muestra un poco de decepción al comparar aquellos tiempos donde las calles eran el escenario de los juegos de los niños, mientras que en la época actual, lo pasan dentro de sus casas, frente a computadoras, juegos electrónicos y celulares.
“Apenas llovía y todos salíamos a correr y a mojarnos. Hoy en día esconden a los niños porque todo les da alergia”, comentó.
Relató que cuando el reloj marcaba las cuatro o cinco de la tarde, alrededor de 30 niños corrían al bordo del río Bravo a jugar futbol y después de bañarse regresaban a casa.
DE VUELTA AL BARRIO
Paula Cantú es conocida en “Cantarranas” como la maestra, ya que dio clases por varios años en la primaria Josefa Ortiz de Domínguez, y otras instituciones de la ciudad, sin embargo, su historia con la institución no se limita solamente a eso.
“Nací y crecí aquí en el barrio, y después me fui a estudiar a la Benemérita Escuela Normal Federalizada de Tamaulipas, en Ciudad Victoria; al titularme me mandan a Moroleón, Guanajuato y tiempo después regreso a Reynosa a trabajar a la escuela Josefa, donde yo estudié”, relató.
De sus años de estudiante recordó que a las niñas se les enseñaba a ser “buenas amas de casa”, por medio de actividades como tejer, bordar, cocinar y decoración de jardines, entre otras cosas.
Dijo haber sentido una gran satisfacción, muchísima emoción y gran cariño al recordar su paso como alumna en esa escuela y posteriormente formar parte de la plantilla de maestros, sobre todo porque en ambos casos, la directora fue la profesora María J. González (†), ilustre personaje ampliamente conocido en la ciudad.
Con cinco décadas de vivir en “Cantarranas”, conoce a todas las personas que ahí residen, por lo que es inevitable no saludar efusivamente a las personas que diariamente asisten a su papelería, negocio ubicado en la esquina de las calles Mina y Pedro J. Méndez desde hace 18 años.
Por su parte, Leticia Cantú, quien afirma haber nacido en una vivienda en la calle Pedro J. Méndez, porque “antes todos nacíamos en casa”, dice disfrutar mucho cada vez que viene al barrio.
“A mis hijas les digo que son cantarranas porque aquí nacieron y se criaron, aunque nos hayamos ido al otro lado, y les gusta mucho venir aunque ya son profesionistas, porque dicen que es muy diferente la vida aquí y allá”, mencionó.
‘PACHANGAS’, FIESTAS Y CELEBRACIONES
Desde hace 19 años, se celebra de forma ininterrumpida la fiesta anual del Barrio, donde vecinos, amigos y familiares conviven en una verbena de un día completo de duración.
Las entrevistadas refieren que Gilberto Ruiz Zamora, cronista deportivo conocido como “Gilacho”, fue quien instituyó el festejo, con la finalidad de reunirse y divertirse, en una celebración que ha ido cambiando con el paso de los años.
Platicaron que si bien, antes eran mayormente hombres los que se reunían, ahora asisten familias completas a divertirse en un gran ambiente.
Buscando darle más realce al evento, en dos ocasiones se realizaron en recintos como el “Casino de los Meseros” y el “Casino Coahuilense”, teniendo nula respuesta por parte de los invitados.
“La gente no fue, no quisieron ir, porque si era del barrio tenía que ser en el barrio y nunca jamás se volvió a hacer así”, comentó Paula quien añadió que desde entonces se realiza en un amplio terreno de su familia ubicado frente a la mencionada papelería.
El pasado 19 de agosto fue la cita a donde llegaron familias provenientes de Estados Unidos, pero que tienen su orígenes en este sector, quienes por horas disfrutaron de un gran ambiente que corrió a cargo de un grupo norteño y otro de rock que hicieron que la mayoría se parara de sus asientos y moviera el cuerpo al ritmo de grandes éxitos.
Los niños fueron agasajados con bolsitas de dulces, pastel y no faltó la tradicional piñata; mientras que los adultos saborearon platillos como arroz, mole, pollo, pozole, borrego y carnitas, entre otros, empezando la degustación con los tradicionales tacos mañaneros.
“Desde las ocho de la mañana ya hay gente en el terreno y mientras almuerzan tacos y refrescos limpian y arreglan todo para la fiesta; aquí todos cooperamos y los que no puedan hacerlo aportan su trabajo y ayuda”, dijo la maestra.
Pese a que no existe algún comité, todos los vecinos se organizan para llevar lo necesario y cuando llega el día del festejo todos son bien recibidos, no importa si van acompañados por gente externa, demostrando así su calidez.
Cabe mencionar que, la reunión debe llevarse a cabo cada año un sábado, entre los días 16 y 20 de agosto, festejo que, para orgullo de los asistentes tuvo un saldo blanco, sin incidentes, pleitos o situaciones que lamentar.
Los pequeños tienen su propio festejo el “Día del Niño”, donde todos cooperan en efectivo o en especie para darles bolsitas con dulces, pastel, comprarles una piñata y rifar algunos regalitos, porque no siempre alcanza para los aproximadamente ochenta niños que ahí viven.
La temporada navideña es una época que no puede dejarse pasar, por lo que se realizan tradicionales festejos, donde los vecinos recorren la calle Guerrero cantando letanías y pidiendo posada, después rompen piñatas y comen ricos platillos y postres.
Todo acontecimiento es un buen pretexto para festejar y los cumpleaños de los vecinos no son la excepción, por lo que no importa que a veces sean días seguidos, la convivencia con carne asada no puede faltar.
EN LAS BUENAS Y EN LAS MALAS
Así como se unen para un buen festejo, los vecinos de “Cantarranas” también lo hacen durante las situaciones difíciles para demostrar su solidaridad, empatía y por que no, también el cariño por sus casi hermanos.
Ejemplo de ello es durante los estragos producidos por las catástrofes naturales: “con las pasadas lluvias a una de nuestras vecinas de muchos años se le cayó su casa y todos la ayudamos con lo que pudimos, porque es una persona mayor”.
Cuando alguien padece por motivo de alguna enfermedad no faltan las visitas con algún buen caldo de pollo y manifestar su afecto, pero también se hacen presentes durante un deceso.
“Lo que más nos duele es cuando alguien muere porque convivimos todo el tiempo, por eso se han suspendido fiestas, porque estamos de duelo y debemos respetar”, mencionó la maestra Paula, quien dijo que durante el funeral se hacen presentes con flores y coronas y por supuesto, el apoyo a los familiares.
La inseguridad no es la excepción en el barrio, cuando algunos vecinos han sido víctimas de los robos a casa-habitación, por lo que se han unido para ser afectados en lo menos posible.
“Nos turnamos para vigilar día y noche y estar al pendiente de lo que pasa porque no tenemos protección ante la delincuencia”, comentó Paula.
Leticia Cantú dijo que quienes se van de “Cantarranas” en realidad nunca lo hacen, ya que siguen al pendiente de lo que pasa, a través de amigos y familiares.
Por su parte, Paula afirmó con entusiasmo y orgullo que “aquí dejamos el ombligo, aquí crecimos, queremos al barrio porque es unido, es cuestión sentimental, no sé si aún exista en la ciudad otro sector así”.
Paula y Leticia son primas, pues sus papás Efraín (†) e Hildebrando Cantú Peña (†) eran hermanos, y se casaron con Juanita Noyola de Cantú (†) y Eufemia Jara de Cantú (†), respectivamente.
“Siempre dijeron que era un barrio peligroso, que le tenían miedo, a lo mejor le hacían maldades a otras personas, pero a nosotros nunca nos hicieron nada, al contrario, nos protegían”, sentenció Leticia.