El mexicano Luis Armando Bravo Castillo crea prótesis biónicas para pacientes que han sufrido una amputación, al 10% del costo de las fabricadas en Estados Unidos y Europa.
El perder un miembro del cuerpo humano cambia por completo la vida de las personas, existen quienes logran sobreponerse y salir adelante con sus nuevas capacidades y otros a los que quizás les cuesta un poco más de trabajo.
Además de las dificultades que tendrán que enfrentar ante la falta de empatía y conciencia de la sociedad, se suma, el tener que utilizar una prótesis que en la gran mayoría de las veces, sólo sirve para simular que se cuenta con la extremidad.
Luis Armando Bravo Castillo, como estudiante de medicina participó en la realización de amputaciones en el área de urgencias de diversos hospitales y ahí se dio cuenta que el rubro de rehabilitación y prótesis para los pacientes estaba muy atrasada.
Entendió que no existía tecnología para ayudarles a recuperar su calidad de vida y que con las prótesis cosméticas sólo se aparenta que se tiene el miembro, pero funcionalmente no aportan nada, por lo que decidió cambiar de estudios e ingresó al Instituto Politécnico Nacional a la carrera de Ingeniero Biónico.
Como trabajo de tesis presentó un prototipo de brazo artificial para una persona amputada que fue aprobado con éxito y al graduarse siguió desarrollándolo de forma personal, junto a otros prototipos.
Años después, recibió financiamiento por parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), así como apoyo del Fondo de Innovación Tecnológica, a través de un fideicomiso creado por la Secretaría de Economía y Conacyt.
Para ello, era necesario la creación de una empresa y en el 2006 fundó Probionics y desde entonces con una evolución constante, ha buscado atender las necesidades y cumplir las expectativas de los pacientes, ya que, dijo, todos son diferentes.
“Todos tienen diferentes niveles de amputación, diferentes medidas y tallas, y estas condiciones tan distintas nos permitieron realizar un desarrollo por módulos en vez de fabricar una prótesis completa”, explicó Bravo Castillo.
Prótesis de la mano, muñeca, antebrazo o codo se pueden ir interconectando de acuerdo a lo que necesita cada paciente.
“Creo que el mayor logro en la parte de diseño mecánico fue precisamente llegar a esta parte de la tecnología modular que nos da la oportunidad de colocar prótesis desde la muñeca, desde la pérdida de la mano hasta la pérdida del hombro”, detalló.
El creador comentó que dicha tecnología va ligada con la activación electrónica y lleva una estructura mecánica junto a una plataforma que manda señales a los motores cuando el paciente hace contracciones musculares, y encima de la piel, por fuera del cuerpo, se colocan unos electrodos de cobre que captan esta señal y la llevan a una tarjeta electrónica.
Continuó explicando que, de acuerdo al patrón de contracción que el paciente ingrese, es el movimiento que se logra en la prótesis.
“El sistema de activación es muy sencillo y muy fácil, es intuitivo, cuando el paciente contrae el músculo más cercano al nivel de la amputación, es como se logra controlar no solamente el movimiento, sino también la velocidad y la fuerza”, detalló.
El prototipo presentado como proyecto
de tesis se llevó un año de realización, pero según el entrevistado, fue un diseño que dejó mucho que desear para cumplir las expectativas de un paciente amputado y como producto estaba muy alejado del punto de culminación.
Dijo que ha sido un proceso de 12 años llegar al producto final y a los otros que están por lanzar al mercado.
TECNOLOGIA A MENOR COSTO
El ingeniero originario del Distrito Federal comentó que, tradicionalmente, esta tecnología se realiza en Estados Unidos y Europa con costos exorbitantes para el público y fuera de la realidad económica que existe, no solamente en México, sino también en América Latina y muchos otros países.
“Nuestra tecnología ha sido desarrollada y pensada para que pueda ser accesible en este mercado, mientras que la prótesis de mano de marca americana o europea está más o menos en 600 mil pesos, la de nosotros está a un costo del 10 por ciento de ese precio”, explicó.
CON LA MIRA EN EL FUTURO
El fundador de Probionics mencionó que actualmente están trabajando con tres sistemas nuevos, como son un codo mecánico o manual, prótesis funcionales de dedos y un tobillo electrónico.
También buscan tener un crecimiento, por lo que planean empezar a trabajar en implantes o prótesis de cadera, de rodilla, dentales y después incursionar en la visión artificial.
Todos los productos son hechos en casa, sin embargo, mantienen relación con cinco proveedores que les fabrican algunas piezas especializadas para sus creaciones.
El ingeniero biónico comentó que, actualmente se encuentran en proceso para obtener la certificación de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), por lo que sus productos no han salido al mercado y solo colocan prótesis a particulares, la mayoría en territorio nacional y algunos pocos extranjeros.
“El paso de relacionarnos con distribuidores ortopédicos para que logremos mandar la tecnología como producto de exportación todavía falta, esperemos que no sea por mucho tiempo”, comentó.
El empresario de 39 años de edad, afirmó que desean salir al mercado antes de que finalice el primer semestre del 2017, por lo que ya trabajan en la parte legal de la comercialización, como son los contratos y la plataforma de marketing, entre otras cosas.
TESTIMONIO DE UN EMPRENDEDOR EXITOSO
Esta productiva vivencia le ha permitido subir a múltiples escenarios para darla a conocer a jóvenes universitarios en congresos, simposios, aniversarios y demás eventos de instituciones educativas.
Ha motivado a diversas generaciones de varias carreras demostrándoles que los proyectos de alta complejidad se pueden realizar aquí en México, que no son exclusivos de mentes europeas o estadounidenses y que con pasión se pueden lograr grandes cosas.
“Busco invitarlos para que le inyecten pasión y positivismo en las áreas en que cada uno se desenvuelva, ya sea dentro de alguna ingeniería, administrativa, médica u otras”, platicó.
Expuso que existen personas con mentes brillantes, pero que, lamentablemente están en su zona de confort y no desean mover un dedo para hacer algo nuevo, aunque tengan la capacidad para crear.
Comentó que, las últimas generaciones, tal vez por el mal uso de la tecnología, se han vuelto cómodas, quieren todo fácil esforzándose poco y lograr mucho, quieren terminar proyectos de alta complejidad en un solo paso y al no lograrlo viene la frustración.
“Siempre lo he visto como un ‘mix’ o un licuado de cualidades que se tienen que reunir para que se puedan lograr grandes proyectos; se necesitan ciertas capacidades intelectuales pero no es lo único, es difícil encontrar gente que tenga la capacidad para desarrollar algo. También está el tema de lo apoyos financieros, que, aunque no son tan ágiles como uno quisiera sí existen y cuando un proyecto es bueno, caen recursos por alguna fuente”, aseveró el emprendedor.
Luis Armando reconoció que cuando era estudiante y realizaba su proyecto para tesis, nunca imaginó todo esto que vive actualmente, ya que, hay escuelas en donde dan prioridad a las capacidades técnicas, pero se olvidan de sembrar el espíritu empresarial en los jóvenes.
“Por un lado agradezco que no haya tenido esa visión porque me permitió enfocarme en la columna vertebral de este trabajo y tener un desarrollo tecnológico sólido, porque si eso no está bien, lo demás son castillos en el aire, la verdadera razón de ser de todo esto es la tecnología y después llegarán las partes administrativas, legales y mercadológicas”, puntualizó.
Dejó en claro que no quiere decir que por el simple hecho de tener la tecnología lista vaya a ser un éxito, pero si el producto es malo, está destinado al fracaso.
“Nosotros hemos sobrevivido en el mercado (vendiendo a particulares) a pesar de no tener una estructura mercadológica, publicidad o la parte comercial desarrollada gracias a que el producto es bueno, aún requerimos certificaciones para salir al mercado”, detalló Luis Armando Bravo.
Comentó que su proyecto cuenta ya con seis patentes internacionales, dos de ellas en Europa y dos en Estados Unidos y que lograrlo en dichas regiones no es cosa sencilla, sobre todo porque es ahí donde se ha monopolizado el desarrollo tecnológico.
Destacó además, la importancia y prioridad de proteger su desarrollo intelectual buscando la comercialización después.
Los obstáculos no son ajenos a su camino y aunque haberse topado con algunos de tipo financiero y técnicos ha salido adelante gracias a la perseverancia y al aprendizaje de aciertos y errores.
Finalmente, dijo, espera verse dentro de 30 años, admirando las creaciones de su empresa y que espera heredarle a buenas personas, que pudieran ser sus hijos, los logros alcanzados.
“Estoy casado con la idea de que tenemos que crear tecnología para el beneficio social, debe ser accesible y tener el único fin de mejorar la calidad de vida de las personas”, puntualizó.