Alo lejos se escuchan las voces de ópera que hacen eco entre las silenciosas calles de la colonia Del Prado en Reynosa. Música italiana que resuena e invita a conocer lo enigmático y -al mismo tiempo- sorprendente que es permanecer en uno de los sitios más placenteros que hay en esta ciudad: el Centro Alaken.
Surgido como una iniciativa ciudadana para fomentar el arte y la cultura, el lugar tiene cuatro años de existencia, pero es ya uno de los referentes para quienes buscan una área de esparcimiento sana y entretenida.
A decir de Ricardo Iván López García, artista de vocación y quien funge como director, éste es un icono cultural en la frontera que inició a partir de cineclubes, hasta que la idea cobró vida propia y se expandió a otras expresiones culturales.
Descendiente de una familia muy relacionada con la historia, (pues su padre y tío, Roel y Reynaldo López Olivares, respectivamente, se han encargado de promover esta actividad como cronistas municipales), Ricardo Iván menciona que un grupo de compañeros y él se dieron cuenta que a la ciudad le hacía falta un espacio cultural libre de cualquier compromiso comercial, económico, o político con alguna institución.
Fue como decidieron crear el Centro Alaken, que funciona con la autogestión de los participantes, en la que todos son voluntarios y nadie cobra, menciona.
“Es la única regla, no solicitar dinero por el trabajo que hacemos acá. Y no recibir apoyo del gobierno para poder garantizar la libertad creativa”, destaca.
Reconoce que no solamente los pintores, músicos, bailarines, arquitectos necesitaban un lugar como éste, sino también los espectadores y la ciudadanía en general, ya que cualquier persona puede exponer su trabajo o brindar talleres; mostrar y compartir su conocimiento.
“Nosotros estamos pensando precisamente en el público y conscientes de que el arte es relacional y que no puede existir si no hay quien lo pueda observar y aprecie. Es un vínculo entre alguien que lo ve y quien lo hace, o algo que existe”, pondera el entrevistado.
CAUSA SORPRESA
Al ingresar al Centro Alaken la rueda de una bicicleta que pende de un hilo y Epitafio, un muñeco de trapo sentado en una banca, hacen que la experiencia comience de una forma muy singular.
A medida que el visitante va conociendo este espacio, descubre la creatividad que predomina por cada uno e sus rincones, tanto así que las horas parecen hacerse cortas para verlo todo.
Instalado en su segunda sede, el Centro Alaken invita al público de preferencia los días sábados a partir de las seis de la tarde, que es cuando presenta sus eventos de autogestión, como el café y los bazares culturales.
“Normalmente tratamos de tener una área entre semana, pero por las mismas cuestiones del trabajo voluntario es difícil atender una casa muy grande. Pero también contamos con eventos de martes a viernes en horarios nocturnos. Dos cineclubes, que son los martes y viernes. Los martes pasamos cintas de animaciones, mientras que los viernes es cine de arte de todo el mundo.
“Por su parte, los jueves tenemos una noche de música acústica y micrófono abierto para compositores jóvenes o gente que quiere compartir sus canciones. Los miércoles una convivencia que se llama Asador Abierto, una actividad cultural no artística que estamos tratando de impulsar, experimentando”, pormenoriza Ricardo Iván.
DE TALLA INTERNACIONAL
El joven, que desde muy temprana edad ha estado relacionado con el teatro en la actuación, y quien también cursó dos años de la carrera de cinematografía en Monterrey en la Universidad de Cine de la Asociación Mexicana de Cineastas Independientes, para luego dedicarse de manera independiente a la investigación y a la exploración artística, detalla que ha tenido la oportunidad de trabajar en varios países, los cuales han sido su principal fuente de aprendizaje. Por ello valora el hecho de que el Centro Alaken reciba visitantes nacionales, pero también extranjeros.
“Hemos sido muy afortunados, porque hemos tenido gente de Brasil, por ejemplo. En enero vino una actriz a hacer una residencia aquí y dar un taller ‘Del Oprimido’, que es la primera vez que se hace en Tamaulipas algo de esa naturaleza. Esa es una técnica diseñada por Augusto Boal, un director y pedagogo brasileño muy importante.
“También tuvimos la visita en diciembre de Santiago Cao de Argentina. Él es también un artista del performance internacional. Actualmente hizo una maestría en urbanismo, y vino a dar una charla. Y han pasado gente de muchas partes del país.
“Hemos tenido aquí bandas de rock de calibre internacional como Joliette, también a Iván Tamez, de Monterrey, que es uno de los guitarristas más importantes hoy en día en la escena musical del país y estamos recibiendo constantemente personas de otros lugares”, agradece.
El Centro, situado en la calle Privada del Prado número 1, muy cerca de la zona donde están los hospitales, a cinco minutos del puente internacional Reynosa-Hidalgo, y a pocos metros de la Central de Autobuses, está muy cómodo también para las visitas y los artistas del Valle de Texas.
“Es lo que queremos, reducir las fronteras a través del arte. Quiero aprovechar el medio para hacer una invitación, al público en general y los artistas a que conozcan el espacio y lo hagan propio, que nos ayuden a seguir adelante con este proyecto y la experiencia quede para la ciudad”, manifiesta Ricardo Iván.
UN DÍA EN EL ALAKEN
Con la música de fondo de un disco de vinilo, el entrevistado, señala cómo es un día en este asombroso sitio:
“En la entrada tenemos una especie de muñeco, que decimos es nuestro artista residente. Tiene un nombre, se llama Epitafio. Y es creación de uno de los jóvenes que colabora aquí, Víctor Hugo Hernández. Estamos rodeados de tantas cosas que van llenando el espacio, que tratamos que siempre estén como activas.
“Tiene que ver con un ejercicio de teatro que hace tres años empezó y se convirtió en parte del Centro, por lo que en cada evento y situación de alguna forma es el que se queda aquí, el que cuida la casa (risas) y es muy divertido porque se generan ficciones dentro de un espacio tan cotidiano como una casa y creo que para las personas es muy necesaria la ficción en tiempos en los que la realidad es tan violenta”, remarca.
Y es que aquí el público y quienes suelen acudir experimentan una atmósfera de tranquilidad y el rato se pasa demasiado rápido.
“Se te puede ir el día y yo espero que podamos estar abiertos más tiempo para que la gente pueda venirse a tomar un café. Pero también le hacemos la invitación a quienes se quieran acercar para ser voluntarios a colaborar con nosotros. Hacen falta manos desinteresadas y sobretodo con tiempo, porque creo que hay mucha gente que quiere apoyar y lo hace de diferentes formas y le gusta, pero la misma vida es difícil para poder dedicarle el tiempo a estos espacios.
“Por eso si por ahí alguien tiene la disponibilidad y quiere hacer algo diferente aquí hay mucho trabajo, pero también muchas posibilidades de aprender y sobretodo con la idea de poder brindar un sitio a la comunidad que esté permanentemente abierto, por lo menos en todas las tardes”, comenta.
El Centro Alaken también puede ser hallado en internet, en redes sociales como Facebook, Twitter e Instagram. El origen de su nombre, explica Ricardo Iván se deriva de un par de vocablos mayas que significan: ‘tú eres otro yo’, que viene de un saludo completo ‘inlakesh, Alaken’, que en total quiere decir ‘yo soy otro tú’ y la gente contestaba: ‘tú eres otro yo’.
“Elegimos por un lado estas raíces de origen antropológico, porque sabemos también que tenemos un pasado en la región. Aunque es muy poco conocido y estamos investigando. Es una reconexión con los pueblos originarios, ancestrales a través de un conocimiento que a final de cuentas es nuestra herencia mediante un concepto.
“Obviamente lo juntamos en la palabra ‘Alaken’ con el logotipo que usamos, que son tres círculos, los cuales son un extracto de la bandera de la paz, hecha por un pintor francés que se llama Roger Roerich. Significa arte, ciencia y espiritualidad. En la pintura original hay un cuarto círculo que hemos quitado, que es el de la cultura. En este caso la intención es que nosotros construyamos ese círculo”, indica.
LA CASA
Por su parte la propiedad que alberga este Centro tiene diferentes áreas muy acordes a lo que los artistas quieren manejar.
“Tardamos en encontrar el espacio porque tanto la sede anterior como ésta son muy particulares. Creo que era importante que la casa tuviera una esencia en sí misma, una construcción atípica. Y cuando la hallamos con recovecos y laberíntica, que puedes entrar y salir por otro lado, fue como una señal para poder intervenirla. El concepto del espacio es algo que se puede replicar y ojalá algún día haya muchos sitios como éste”, externa.
Y se vuelve común que mientras unos visitantes pueden estar escuchando música, otros se sientan a leer y algunos más van haciendo haciendo recorridos, pues el Centro Alaken tiene numerosos lugares para poderla pasar bien.
“Eso es lo interesante de este concepto. Igual es importante que la gente lo sepa, no vendemos ni permitimos la entrada de bebidas alcohólicas. Por cuestiones obvias, no tanto morales, sino éticas y por seguridad en la ciudad. Y porque vienen muchísimos jóvenes y familias, lo que genera otro tipo de ambientes. Tenemos personas en todas partes de la casa. Llegan desde niños hasta los más grandes.
“La mayor cantidad son jóvenes, pero cada vez nos llegan más familias. Y eso es lo que nos interesa, que sea un espacio multigeneracional, porque hay lugares para todos y pretextos para compartir desde cosas históricas”, ilustra.
De pronto, para las personas amantes de una buena conversación éste es el punto indicado.
“Sí claro, ese siempre es un riesgo que se corre, que se te vaya acá el día (risas). Porque hay mucho que ver y hacer. Aquí siempre vas a ver a mi papá, Roel. En muchos eventos está por acá y platica con los jóvenes. Cuando habla de historia. Siempre es bueno encontrarse personas así y como otras personas que vienen, donde el visitante puede pasar un momento muy agradable aprendiendo.
“Y te sorprendes. De pronto llegaron el sábado pasado unos músicos que nosotros no conocíamos y se pusieron a tocar con otro compañero y fue una experiencia increíble. Y esas cosas suceden, que empiezan a fluir.
Cabe destacar que algunas personas hacen aportaciones y los miembros del Centro apoyan con recursos para poder mantenerlo activo.
“Es difícil porque el nuestro es un proyecto de autogestión. Erogamos 13 mil pesos mensuales por este espacio, pero la idea a futuro es no pagar renta y conseguir un lugar permanente. Estamos conscientes de que nos encontramos en la primera etapa y la idea es seguir, no parar”, afirma Ricardo Iván.
Agradece también el apoyo que la gente brinda en cuestión de donaciones de obras y objetos.
“Nosotros estamos constantemente recibiendo y eso es muy interesante, tanto en la obra plástica, como en la biblioteca. Nos han traído películas, cuadros, pinturas, objetos antiguos, instrumentos.
“Y eso es lo que nos mantiene vivos cuando más dura está la situación de mantener un espacio cultural en una ciudad como en la que vivimos, de pronto llega alguien que te hace una donación, desde pintura, cemento, libros; económica y anímicamente. Saben que esos objetos no van a estar en otro lugar mejor que aquí y nos da mucha tranquilidad, en ese sentido, que se ha logrado tal esencia. Y el propósito es ir creciendo. Queremos hacer esta biblioteca digital y creo que la parte fundamental de un espacio como éste es que haya la información necesaria era resolver dudas sobre las personas. A veces aquí la gente viene buscando algo pero no sabe qué.
“Quieren saber de pintura y no saben cómo empezar. Acerca de música o cualquier tema. Aquí disponemos de libros donde se puede conocer de la información que se interesa, pero podría ser mucho mejor y tener una computadora, con los temas y asesorarte. Esa es la idea, de que poco a poco se vaya construyendo una comunidad donde se compartan experiencias, conocimientos y saberes”, señala.
PARA TODOS LOS GUSTOS
Y es que en el Centro Alaken la gente puede encontrar cultura de distintos tipos, desde pinturas, esculturas, música, arquitectura. De todo.
“Tenemos algo de murales que están en construcción. Tratamos de tener siempre una exposición colectiva de toda la obra que tenemos, que es donada por muchos artistas.
“Ahorita contamos con una explosión de arte conceptual de Rogelio Melendez, que está ya un poco fusionada, que son estos objetos cúbicos y figuras geométricas, pero también tenemos arte figurativo, lo cual es todo lo que está en la entrada, que son como figuras más tradicionales.
“Y disponemos también un poco de pintura surrealista por ahí y abstracta. De hecho tuvimos una exposición de ese tipo de arte”, evoca.
En las salas de este lugar también puede observarse exposiciones de Reynaldo López Olivares, quien fue escritor y cronista de Reynosa.
“Estamos tratando de iniciar un archivo independiente, histórico, gráfico, con material en este caso de don Reynaldo, uno de los historiadores más importantes de la ciudad, porque aparte de su archivo personal generó una serie de libros con un valor documental. Tenemos la fortuna de contar con este material, que iremos resguardando y mejorando”, argumenta.
Por último, el director del Centro Cultural ejemplariza que este espacio ha subsistido sin dinero gubernamental, y en ese sentido considera que se debe exigir a las instituciones oficiales, que son las que sí disponen de los presupuestos, que proyecten más eventos artísticos para la comunidad, ya que son muy necesarios.
“Que si son las fiestas de Reynosa hagan conferencias de historia. Eso es algo que ya en el día a día se da uno cuenta. Que ellos hagan su trabajo y los ciudadanos el nuestro.
“Entonces, cuando tengamos los recursos viene lo bueno, porque podremos difundir mejor el trabajo de los artistas. A nivel musical hay un sinfín de talentos en la ciudad. Una cantidad de bandas que han venido a tocar a este sitio y que a lo mejor todavía no tienen la posibilidad de grabar un disco”, agrega Ricardo Iván.
De manera que el Centro Cultural Alaken, aparte de ser un punto de encuentro entre artistas y se está convirtiendo en uno de los lugares imperdibles para los habitantes de Reynosa y quienes visitan la región, pues siempre permite llevarse una experiencia única.