Al momento de arribar al aeropuerto internacional ‘José Martí’ de La Habana pude ver desde la ventana del avión que había llegado a un país en donde el tiempo se detuvo en 1960.
Dentro del aeropuerto de inmediato percibí la austeridad y la falta de publicidad de las marcas a las que estamos acostumbrados a ver en cada esquina en México.
Carros antiguos, casas viejas y deterioradas, gente observando desde sus balcones, niños felices jugando en la calle a las canicas y no al Xbox, son las imágenes cotidianas que ocurren en la capital cubana a 50 años desde que EU le impusiera el embargo dejando a La Isla son posibilidades económicas de avanzar.
Sin embargo, la tristeza no percibe entre el pueblo cubano. Aún con todas las restricciones económicas que sufren a diario, la gente sonríe y alivian las penas bailando.