Aquel miércoles 10 de febrero a partir de las once de la mañana primero entró María Esther Camargo de Luebbert, luego Rigoberto Garza Faz, después Ernesto Robinson Terán y al final Carlos Solis Gómez. Los cuatro más fuertes aspirantes del Partido Revolucionario Institucional a la alcaldía de Reynosa, la ciudad con el mayor número de electores de Tamaulipas y clave para la elección a gobernador del 5 de junio próximo.
A la casa de gobierno de Ciudad Victoria no había otros invitados: ni Benito Sáenz Barella, ni Serafín Gómez, ni Marcos Olivares, ni Ernesto Cantú Reséndez.
Si el diputado local Neto Robinson iba a ser ungido del PRI, la pregunta de quienes conocen ese desfile, pero sobre todo el orden de aparición, es: ¿por qué el gobernador Egidio Torre Cantú dejó hasta el final al secretario de Agricultura?
Versiones hay varias: que Carlos es hijo de la diputada y ex senadora Amira Gómez Tueme; que era parte del gabinete estatal y merecía esa atención, y que iba a llevar mano sobre su futuro político al recibir la mala noticia que no iba a ser el elegido.
Al final Solís Gómez decidió ser candidato a diputado local por el Distrito Norte de Reynosa, el menos complicado para ganar, en su intento por regresa al Congreso de Tamaulipas y calentar motores para buscar de nuevo la alcaldía, sea en 2018 o 2022.
El directamente afectado fue Sáenz Barella que fue sacado de la jugada de última hora, cuando medio priismo estaba seguro que el delegado del ITAVU y soldado raso del PRI en dos décadas, mínimo, merecía aparecer en las boletas electorales.
El hijastro político de Oscar Luebbert Gutiérrez fue sacrificado, no así su hijastra Linda Mora Sánchez quien competirá por una diputación difícil en el sector de las Jarachinas, con todo un camino recorrido dentro del tricolor de la mano de su esposo José Luis Amaro Carrizales, quienes meterán corazón y riñones para derrotar al PAN.
Quien todavía no tiene definido su papel en las campañas tanto para gobernador como para alcaldes, ambas en la primera quincena de abril con una semana de diferencia, es el ex aspirante y actual diputado local Rigoberto Garza Faz.
Dependerá solamente de él si se apoya las hostilidades proselitistas en favor de Neto Robinson, amarrando la gerencia de la Comapa de Reynosa en caso de la victoria del PRI. O bien que Baltazar Hinojosa Ochoa lo invite a su equipo de campaña buscando una cartera en el gabinete estatal.
En cualquiera de los dos escenarios Garza Faz estaría buscando votos a favor de su partido, aunque la primera opción garantizaría mantener sus aspiraciones futuras por la alcaldía de Reynosa.
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En Matamoros parece que el Partido Acción Nacional quiere jugar a perder, porque en vez de irse por la lógica y lo natural, la alcaldesa Leticia Salazar Vázquez insiste en vetar de toda posibilidad de ser candidato a la presidencia municipal al ex diputado federal y su coordinador de campaña en 2013, Carlos “Chito” García González.
En cambio, la albiazul está apoyando con todo lo que está a su alcance dentro del PAN nacional a Joe Mariano Vega, ex oficial mayor y ex secretario de Desarrollo Social municipal, en vez de su hermana Verónica quien, en base a encuestas serias, por mucho superan al primero en preferencia de los panistas.
Por esa razón en el cuartel del PRI de la tierra de Rigo Tovar hay caras sonrientes porque ni “Chito” García ni Verónica tienen el beneplácito de la alcaldesa para enredarse en la bandera albiazul y buscar retener la alcaldía.
Para los priistas el ex legislador federal y la hermana de Leticia serían mejores gallos para enfrentar al aspirante tricolor Jesús “Chuchín” de la Garza Díaz del Guante. Pero bueno, es un asunto doméstico partidista donde se aplica perfectamente el dicho: “la ropa sucia se lava en casa”.
Y sin verse todavía en la lona. “Chito” García se registró como aspirante a la alcaldía y a diputado local en la sede del PAN nacional, en espera que la alcaldesa decida a última hora asegurar la victoria, algo que se antoja harto difícil porque ya no hay tiempo de sanar las heridas entre ambos.
Salazar Vázquez apostará a la memoria: a la holgada victoria que tuvo hace casi tres años con el apoyo del electorado, dejando en la lona bien noqueado al candidato del PRI. ¿Cómo se llamaba?, ¿dónde anda?, ¿qué se hizo Salvador Treviño?
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En Reynosa, siguiendo con el PAN, Humberto Prieto
Herrera se tuvo que tragar varios sapos y, en su intento por obtener la nominación de su organismo político, ahora da “likes” a todas las publicaciones que sube a sus redes el precandidato a gobernador.
Y aunque no tiene nada seguro, podría terminar como el caso Matamoros, levantando la mano a Leonel Cantú o Maki Ortiz, ambos apoyados por el senador, para buscar una diputación local como amargo premio de consolación.
En Nuevo Laredo empezó mal el candidato albiazul a la alcaldía, Enrique Rivas Cuéllar, al ser besado por el meritito Diablo en sus aspiraciones, cuando recibió el respaldo del senador que busca la gubernatura.
Por ciertos, llama la atención que a los pocos eventos que ha convocado ese partido en tierra neolaredense, ha brillado por su ausencia el alcalde Carlos Canturosas, quien hasta el final luchó por la nominación para abanderar al PAN rumbo a la sucesión del ejecutivo estatal.
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Durante la visita que hiciera a Reynosa el precandidato del PRI al gobierno de Tamaulipas, Baltazar Hinojosa Ochoa, el ambiente que se sintió entre las filas del tricolor fue de felicidad y hasta podría decirse que de confianza, muy contrario a la imagen que algunos podían pensar que hay entre las huestes priistas.
Bastaba ver los rostros de todos los que estaban alrededor de Baltazar en los diferentes eventos que encabezó en esta frontera tanto con representantes de los medios de comunicación, como con mujeres priistas e integrantes de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares.
Quienes sobresalieron del resto fueron Ernesto Robinson Terán, precandidato del PRI a la alcaldía, el ex presidente municipal, Everardo Villarreal Salinas y el ex alcalde, Oscar Luebbert Gutiérrez, a quien se le vio dialogando a solas con Baltazar durante varios minutos al finalizar uno de los eventos.
Nos cuentan nuestras fuentes que Luebbert nunca perdió la sonrisa del rostro, por lo que podemos pensar que lo que se dijo en ese rápido cónclave no fue nada malo para quien, durante unos días, llegó a ser colocado como el coordinador general de la campaña de Baltazar.
Más allá de las declaraciones que ya han sido difundidas por todos los medios locales, uno de los asuntos que más llamó la atención es el hecho de que Baltazar tiene muy claro que no se va a subir al ring con Cabeza de Vaca, sin importar las habladas que el precandidato panista ha soltado en semanas recientes, algo que podemos decir es una gran decisión estratégica pues, en estos momentos, el panista aún no inicia la campaña y ya tiene abiertos más de dos frente de guerra y, la verdad, así no se puede salir a buscar el voto.