Los refranes son sabios, existe uno que reza que no existe nada que el tiempo no descubra.
Las revelaciones del periódico Reforma de que el senador Francisco García Cabeza de Vaca recibió 500 mil dólares del crimen organizado para financiar su campaña al Ayuntamiento de Reynosa no caen de sorpresa para nadie en este municipio.
Todos en esta frontera saben de los ilícitos antecedentes de quien llegó a amasar una millonaria fortuna basada en actividades ilícitas. Ya sea robando carros en estacionamientos de McAllen, Texas o saqueando las arcas públicas del Ayuntamiento de Reynosa.
El problema no es que la gente ahora se quiera hacer la sorprendida con las revelaciones del testigo protegido de la PGR, la verdad -pues hay que decirlo-, muchos reynosenses decidieron hacerse de la vista gorda de los antecedentes criminales de quien ahora quieres gobernar Tamaulipas porque les convenía, porque la seducción del dinero fácil es muy grande.
Cabeza de Vaca no hizo sino evolucionar de un joven pandillero de clase media alta a un corrupto político que igual acepta sobornos de constructores, que aportaciones ilegales de narcotraficantes.
Este es el tipo de personaje que quiere encabezar el destino de un Estado que aún sufre con la violencia generada por el combate a la delincuencia.
Hoy la careta que Cabeza Vaca había usado y con la que fustigaba a las autoridades locales por su supuesta ineptitud para combatir a los delincuentes finalmente está en el suelo, mostrando el verdadero rostro de un monstruo alimentado por la impunidad y la corrupción cuya hambre no tiene fin.
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Quienes quedan muy mal parados con estas revelaciones, son los diputados locales pastoreados por Ramiro Ramos Salinas, quienes inocentemente autorizaron todas las cuentas públicas de la corruptísima administración de Francisco García Cabeza de Vaca, quien ahora resulta ser una blanca palomita que no rompe ni un plato o se roba un dulce.
Con la complacencia de la Auditoria Superior del Estado, los legisladores eliminaron el único obstáculo que tenía Cabeza de Vaca para conseguir la candidatura del PAN al Gobierno del Estado y, en un descuido, hasta convertirse en mandatario estatal.
En honor a la verdad, hay que decir que no todos los diputados priistas aceptaron validar un despropósito tan grande como éste. Aída Zulema Flores Peña, Ernesto Robinson Terán y Rigoberto Garza Faz demostraron que son reynosenses de buena cuna y, además, tienen más de una pizca de vergüenza y votaron en contra de validar las raterías de la gavilla de los Cabeza de Vaca.
Por supuesto que el ejemplo de estos tres priistas no permeó en el resto de sus compañeros, principalmente en el legislador del Panal, Rogelio Ortiz Mar, quien demostró que está muy bien domesticado y ya aprendió a levantar el dedito cuando se lo ordenan.
Todo parece indicar que el gobernador Egidio Torre o no sabe lo que está haciendo, o de plano quiere aplicar “un calambre” a su partido, el PRI.
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Con todo este acelere del perdón a Cabeza de Vaca, las contiendas internas para saber quiénes serán los candidatos a la gubernatura y las presidencias municipales en Tamaulipas, se ha dejado a un lado otras nominaciones que no dejan de ser muy importantes para la vida política de la entidad: la de los diputados locales.
Tradicionalmente las candidaturas a la diputación local son tomadas o bien como un premio de consolación para los políticos que anduvieron correteando la nominación a la presidencia municipal, un trampolín para jóvenes políticos que andan haciendo sus pininos en esto de la grilla o un premio a la constancia y lealtad de personajes quienes le han dedicado su vida a su partido.
Con esta lógica entonces podemos ir barajando una serie de nombres de quiénes podrían integrar la próxima legislatura con una enorme diferencia: gracias a la Reforma Política que se autorizó el año pasado, ahora Reynosa contará con cuatro y no tres legisladores que lo representen.
Eso le da mucho más margen de maniobra al PRI, que antes de estos cambios batallaba un poco para cumplir con requisitos como la equidad de género, el premio a la constancia e, incluso, los impulsos a las nacientes carreras políticas.
Al momento existe mucha tela de donde cortar pues, por ejemplo, integrantes del actual Cabildo como Alan Alexandre, Gustavo Rico de Saro y Martha Jimena Valdez Morales, han sonado mucho como posibles candidatos del tricolor a una diputación local.
Incluso, hay quienes aseguran que Benito Sáenz Barella, que actualmente anda correteando la nominación a la alcaldía, no se enojaría si le dan una curul. Entonces podemos decir que al menos pal Congreso, la caballada del PRI está gordita.
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Quien ha dado una muy agradable sorpresa, pues finalmente se decidió a dejar a un lado los discursos políticamente correctos y hablar con la verdad, es el alcalde de Reynosa, Pepe Elías Leal quien en unas recientes entregas de obras de pavimentación, le informó a los beneficiados que estas obras eran pagadas exclusivamente con los recursos de la ciudad y no se les pidió un peso a los colonos.
Lo anterior lo dijo al recordar que en la corrupta administración de Cabeza de Vaca y como parte del enjuague llamado Proyecto Cappa, el ayuntamiento les exigía a los colonos que querían pavimento en sus calles, que pagaran una parte de la obra.
Y si este despropósito no fuera suficiente, en ese entonces las autoridades municipales panistas llegaron al exceso de exigirle a las personas que dejaran en garantía de pago las escrituras de sus viviendas.
Afortunadamente este tipo de tratos leoninos por parte de Cabeza de Vaca se cayeron apenas los reynosenses sacaron a esta gavilla de delincuentes de la presidencia municipal.
Sin embargo, en esta ciudad muchas personas tienen una memoria muy corta y por eso se agradece que Pepe Elías le recuerde a los ciudadanos cómo se las gastan algunos que ahora quieren volver a tener el presupuesto a su completa disposición.
Y aquí no se trata de decir que son ataques políticos o grilla barata. Lo que el alcalde está haciendo es hablarle con la verdad a los ciudadanos, algo que la sociedad ha exigido de sus gobernantes desde hace muchos años.