Sobre Carlos Canturosas Villarreal, alcalde de Nuevo Laredo, sus detractores dentro del Partido Acción Nacional lo tachan de no ser azul, sino celeste; que se aprovecha de la figura de su finado padre como luchador social en Tamaulipas, y que es un junior de la política que no tiene méritos para aspirar a ser candidato a gobernador.
Quizá en el Estado hay otros militantes albiazules con mas trayectoria que pudieran aspirar a abanderar la causa en las elecciones de 2016, pero que arrastran una cola tan larga difícil de esconder como el senador Francisco García Cabeza de Vaca.
Canturosas Villarreal lleva esa gran ventaja a su más cercano contrincante dentro del PAN, porque ya lo dijo semanas atrás en plena campaña interna Ricardo Anaya Cortés, nuevo dirigente nacional: “Ningún corrupto tiene cabida en nuestro partido”.
Si el joven maravilla blanquiazul va del dicho al hecho, seguramente Cabeza de Vaca será descartado en automático porque nunca podrá justificar, ni él ni su familia, la riqueza acumulada gracias a Vicente Fox Quesada y los hijos de Marta Sahagún, sus patrocinadores para ser diputado federal en el 2000.
Porque fueron los cachorros del sexenio foxista los principales socios de Francisco, quienes hicieron negocios el siendo alcalde y en la Comisión Reguladora de la Tenencia de la Tierra (Corett) donde fue director general, en tiempos de Felipe Calderón Hinojosa.
Pero la riqueza ilícita de los Cabeza de Vaca no solamente fue producto de un ayuntamiento y de la Corett, sino que también succionaron millones y millones de pesos gracias a contratos ganados –por medio de prestanombres– en Patroleos Mexicanos y en Caminos y Puentes Federales (Capufe).
Sin tener mayores datos y mientras de 2000 a la fecha el senador hacía negocios amparado por dos sexenios del PAN, Canturosas Villarreal se dedicaba a manejar un negocio familiar: una agencia aduanal en Nuevo Laredo. Y dentro de la política fue regidor albiazul en la administración de Daniel Peña entre 2005 y 2007.
El sábado 22 de agosto pasado mientras Canturosas Villarreal y la alcaldesa de Matamoros, Leticia Salazar Vázquez que también aspira a ser gobernadora, asistían al tercer informe del diputado federal Humberto Prieto Herrera, me llegó un texto enviado por mi colega y corresponsal de El Universal en Monterrey, David Carrizales.
Quiero aclarar que Carrizales está ajeno de la grilla tamaulipeca; no le interesa y menos es amigo de los dos alcaldes y del senador. Pero el relato de un amigo suyo me pareció interesante y quise publicarlo:
El día viernes por la noche (21 de agosto) en la ciudad de Nuevo Laredo asaltaron a mi padrastro, lo golpearon, lo patearon y lo despojaron del dinero que él y mi mamá que, con un gran esfuerzo y trabajo honesto, habían logrado ganar en la tienda.
Le marqué a mi mamá como cada noche y llorando me contó lo sucedido y me comentó que no encontraba ninguna autoridad que le ayudara pues los teléfonos de emergencia parecían no funcionar.
Pensé durante unos segundos qué hacer y por un impulso sin pensarlo contacté
al presidente municipal de Nuevo Laredo, el señor Carlos Canturosas a través de una red social. Mi sorpresa fue que de manera casi inmediata él me respondió solicitando le diera el número de mi mamá para hablar con ella y enviar a las autoridades pertinentes.
Mi sorpresa creció más cuando mi mamá me informó que el presidente municipal había hablado y que la Policía ya estaba en la casa tomando parte de la situación. Me sorprendió en demasía la actitud del presidente municipal, pues no esperaba ni siquiera que leyera mi mensaje, y no solo eso, tomó acciones e incluso tranquilizó a mi mamá.
Sin un afán partidista, tomando en cuenta que no milito ni estoy a favor de ningún partido político, yo creo que todos debemos ser buenos ciudadanos y personas bondadosas que busquen el bien común sin necesidad de pertenecer a ningún partido.
Sin afán de hacer propaganda u obtener algo, comparto esto porque me parece lo correcto.
Creo que la actitud del presidente municipal fue sorprendente y considero que si todos los políticos tuvieran una verdadera cercanía con la población, sin buscar algún beneficio, tendríamos un mejor país.
Gracias al presidente municipal en caso de que llegue a leer estas líneas. Le agradezco mucho.
Espero algún día poder regresar a Nuevo Laredo y encontrar la misma ciudad que dejé hace tantos años, donde uno podía caminar libremente por las calles, incluso por la noche; donde la música salía de las cocheras de grupos tocando, donde la gente se saludaba y se conocía, donde el atardecer es el más hermoso que he visto en mi vida.
Ojalá pronto se termine el abuso hacia personas honradas, honestas y trabajadoras.
Atentamente.
Martín Barroso Santana.